Cuatro

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Sincronizo la aplicación del celular para poder ubicarse de donde estaba parado. Se saco los anteojos de sol para poder mirar mejor. Se sentía un sapo de otro pozo por no saber donde estaba parado. Le indicaba que estaba parado a un costado del Obelisco. Miro hacia su derecha y se encontró con un monumento histórico. El siempre lo había visto por fotos o por lo que contaba su profesora en sus épocas de ir al colegio. Jamas lo había tenido en frente. 

-¿Y ahora para donde voy?

Se sentía perdido. Eran las ocho de la mañana y el recién había llegado a pisar suelo Argentino. Toda su vida vivió en España. Si, era distinto, y se estaba dando cuenta de ello. Su vista se desviaba para cada lugar que podía, se desconcentraba por el ruido de la bocinas de los autos. Todo le llamaba la atención como buen principiante que parecía ser. Por su cabeza rondaba la idea de donde podría encontrar un lugar para poder pasar las noches y por el día dedicarse a recorrer la ciudad. Su vida económica siempre fue la mejor, pero ademas de eso estuvo durante mucho tiempo guardando plata. Sabia que esta aventura pronto llegaría.

-Uy, perdóname - Absorto en sus pensamientos llevo por delante a una muchacha. La misma había caído de cola en el piso. Pudo divisar su cabellera, color rubia.

-No te preocupes - Aquella muchacha acepto la mano que le estaba ofreciendo. Una vez que estuvo de pie fijaron sus vistas.

-De verdad, discúlpame. Venia distraído y no te vi - El morocho se disculpo. Se sentia culpable. Por unos instantes se quedo mirando fijamente los ojos de aquella chica. Unos ojos verdes que lo impactaron.

-No te disculpes tanto, puede pasarle a cualquiera - La sonrisa en ella demostraba que no le importaba el hecho de que la haya chocado. En la ciudad todos caminan atolondrados, y es algo fuera de lo raro.

-Bruno - La chica lo miro sin entender - Me llamo Bruno.

-Micaela - Se quedo mirando la sonrisa que el morocho le regalaba - Un gusto.





**



Compartir una casa con mas personas te parecía raro, pero no podías darte el lujo de rechazar la oferta que aquel cartel en la parada del colectivo te señalaba. Si fue puesto en tu camino fue por algo. Crees en el destino. Por eso, por creer tanto es como te fue en tu pasada vida.

Procuro salir despacio de la habitación. Si bien eras una inquilina mas y no debías sentir pudor al recorrer la casa en donde vivirías, por anda a saber cuanto tiempo, igual no dejaba de generarte inquietud las personas que habitaban allí. Por el pasillo viste que habían un par de puertas mas blancas, una tenia un cartel que decía Baño.

Suspiraste. Entraste para mojarte la cara con un poco de agua fría. Volviste a salir caminando lentamente en dirección a la cocina. Florencia te había dado un pequeño tour por la casa cuando llegaste, pero te dejo en claro que todavía había lugares que irías conociendo de a poco. 

-Ey, vos - Sentiste la voz en tu espalda, pero decidiste no darte por aludida. Por ahí llamaban a otra persona - Eu, vos, la nueva - Esta vez si te giraste. Te encontraste con un morocho, el cuerpo un poco marcado. Ojos marrones, flequillo para el costado. Y si, como toda mujer lo relojeaste, de la misma forma que el hizo con vos.

-¿Me hablas a mi? - Te señalaste vos misma. Creías que seria un completo fracaso si no eras vos a quien llamaba.

-¿Acaso no sos la nueva? -Si algo detestas es que te contesten con una pregunta. Se acerco poco a poco hacia vos para dejar un beso en tu mejilla - Me contaron de tu presencia, me quise presentar cordialmente.

-¿Y vos sos? - Lo miraste arqueando una ceja.

-Decime quien sos vos y te digo quien soy yo.

-¿Y tu presentación cordial donde quedo? - Rodaste los ojos. Una pequeña risa se escapo de sus labios - No comprendo tu risa.

-No tenes humor petiza - Bromeo con tu altura. Y vos nunca le diste permiso. No lo conoces para que bromee de esa forma - Me llamo Gonzalo, veintiún años y soy soltero.

-Bianca - Giraste sobre tus talones para volver camino hacia la cocina.

-¿No me vas a decir nada mas morocha?

-No necesitas saber mas nada agrandadito - Sentiste su carcajada detrás tuyo. A vos se te escapo una pequeña sonrisa sin hacer sonido. Crees que a pesar de todo no vas a pasarla tan mal ahí dentro.




Acabo de salir del luna park, les dejo uno..

Nos vemos!

Tati.

Bajo el mismo techo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora