Diecinueve

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-Nosotros nos debemos una salida - Pablo sorprendio a Bianca saliendo de su habitacion aquel viernes a las ocho de la mañana. A las nueve y media debia estar dentro de la Universidad para su cursada diaria.



-Eso quedo en el pasado - Mientras Bianca caminaba hacia la cocina Pablo la siguio por atras. La intercepto entre sus brazos sobre el marco de la puerta - ¿Que queres Pablo? Quiero desayunar.



-¿Porque me decis que quedo en el pasado? Vos habias aceptado ir a tomar algo.



-Pero ahora me arrepenti - Hablo lo bastante obvia. Quiso zafarse de los brazos de Pablo, pero no pudo. Claramente el tiene mas fuerza - ¿Que pasa, la morocha que entro anoche a tu habitacion no te dio lo que querias que ahora me venis a buscar a mi? - La noche anterior habias visto como Pablo habia entrado a la habitacion con una chica, distinta a todas las demas que habias visto entrar -¿La nueva conquista no estuvo buena en la cama acaso? - Bianca podria hacer doler con las palabras que suelta. Y es que a ella tambien le duele que quieran jugar con ella, cuando ella jamas le habia hecho nada a ninguno.




-Eso no te incumbe - Pablo se mordio los labios antes de fijar su vista en los ojos negros de Bianca - Solo te pido ir a tomar algo, nada mas. No significa que quiera llevarte a la cama, Bianca.




- Bien, acepto - Hablo Bianca largando un suspiro - Pero yo elijo el lugar y cuando - Lo apunto con el dedo antes de ver la sonrisa de Pablo en su rostro y como saco los brazos para que pueda pasar - Hoy a la noche despues de comer, vamos a un bar. ¿Estamos?




-Estamos, capitana - Sonrio mostrando todos sus dientes. Bianca rodo los ojos para girar y meterse dentro de la cocina, pero la voz de Pablo la freno - ¿Y si tomo de mas que pasa?




-Te volves solo. No creo que te pierdas - Hizo una mueca de desagrado en sus labios que Pablo no llego a ver porque ya se encaminaba hacia la cocina - ¿O que, queres volver a meterte en mi cama para asi seguir refregandoselo a Gonzalo en la cara? - Pablo abrio los ojos lo mas que pudo, no se esperaba que Bianca le dijera aquello. Lo habia dejado mudo.





-Dale Gonzalo, decime, ¿Porque soy tuya? - Bianca se acerco lo mas que pudo a los dos, cruzando los brazos sobre su pecho -¿A que estan jugando ustedes dos?


-A nada - Se defendieron ambos muchachos.


Bajo el mismo techo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora