-Siempre lo mismo, Nacho - Ramiro camino de una punta de la cocina hacia la otra. Llevaba sus manos entre sus pelos. Los dientes apretados y los ojos hechos fuego - ¿No podes dejar de pensar un poco en vos y también pensar en los demás?
-Yo no puedo creer el planteo que me haces - Nacho ocupaba una banqueta mientras llegaba los brazos cruzados sobre su pecho - ¿Vos me decís eso a mi? Sos el menos indicado, caradura.
-Sabias que yo iba a ir a verlos a mama y a papa en estos días. Y a vos se te canto ir también. ¿Ademas de acá te tengo que bancar allá? - Ramiro mediante una conversación con su madre se entero que Nacho también viajara el día de mañana a su antiguo hogar en un pedido de su padre. El castaño comenzó a echar chispas al enterarse.
-Si papa me quiere mas a mi que a vos yo no tengo nada que ver - La adoración del Sr. Nayar siempre estuvo inclinada hacia Nacho. Ramiro siempre sintió esa diferencia, pero de grande se intensifico un poco mas. Ramiro fue el primero que había decidido dejar la casa de sus padres para emprender un camino solo. Fue ahí cuando llego a esta casa, donde conoció a Pablo y Florencia, quienes ya vivían acá. Poco después apareció Nacho en la puerta, con la excusa de que nunca supo que el estaba acá. Ramiro nunca se lo creyó.
-No importa quien quiere mas a quien - Apretó los puños. Las ganas de golpear a su hermano en el rostro se hicieron presentes, pero prefirió calmarse antes de armar una guerra fatal - Lo que importa es que siempre buscas la excusa para cruzarte conmigo y cagarme la existencia - La guerra entre ellos no tenia fin. Ramiro intentaba no toparse mucho con el, ni entrar en conflictos. Si iban a seguir conviviendo bajo el mismo techo tendría que aprender a seguir soportando los aires de grandeza de su hermano mellizo.
-Yo voy a viajar, quieras o no. Si no queres ir mejor para mi, total papa no te quiere ver a vos. A mi si - Nacho sabe que esas palabras duelen en el cuerpo de su hermano. Mas allá de que son los padres de ambos Ramiro nunca dejara de sentir que Nacho hace todo lo posible por complacer a su padre y dejarlo a el mal parado - ¿Y vos quien carajo sos? - Ramiro giro la cabeza para encontrarse con la silueta de Bianca parada en la puerta de la cocina.
-Soy Bianca. Soy...
-¿Sos la nueva conquista de Gonzalo o acaso tenemos mucama y nunca me entere? - Los aires de grandeza de Nacho se hicieron notar en la cocina. El momento tenso entre los mellizos se vio interrumpido cuando Bianca dio varios pasos hacia Nacho plantandose frente a el.
-No soy mucamita de nadie. Ni menos la conquista de ninguno - Lo enumero con sus manos mientras apretaba los dientes - Soy una nueva inquilina.
-Carne fresca - Murmuro Nacho, pero tanto Ramiro como la misma Bianca lograron escucharlo. Ramiro agacho la cabeza negando. Su hermano nunca dejaría de ser el mismo imbécil de siempre. Bianca rodó los ojos mientras tomaba una bocanada de aire para controlarse, creía ser capaz de romperle la nariz en ese momento.
-Pero en tu cama nunca voy a estar - Le dio dos leves palmaditas en el cachete para caminar hacia la heladera. Solo quería un vaso de agua para volver a su habitación y seguir acomodando sus pertenencias - ¿Vos sos igual de arrogante que tu hermano? - El notorio parecido daba a entender a Bianca que ambos compartían los mismos genes.
-No soy del mismo palo que el - Bianca le regalo una pequeña sonrisa - Bienvenida.
-Gracias - Volvió a girar para salir de la cocina y dejar que ambos sigan matándose en la cocina. Cada vez se sorprendía mas de los que vivían ahí. ¿Las demás personas que vivan ahí también son iguales? ¿Existen mas ahí adentro acaso?
**
-Podes ir yéndote, rubia - Aquella muchacha tomo sus pertenencias para salir por la puerta.
Te sentaste en la cama y el suelo piso frió traspaso por la piel de tus pies. Comenzaste a deslizarlos mientras caminabas hacia el baño. Te miraste en el espejo. Tenias la barba un poco crecida, tus ojos marrones resaltaban en tu piel morocha. Pasaste tus manos por tu cara antes de abrir la canilla.
Hacia una semana que habías llegado a pisar el suelo de Brasil. Tu familia te había invitado a pasar unas vacaciones con ellos. Vos no pudiste negarte. Durante el día la pasabas con ello, estabas en el mar, recorriendo. Durante la noche te perdías dentro de algún bar en búsqueda de alguna mujer que pueda satisfacer la necesidad que tu cuerpo genera. Todas las noches es una mujer distinta que pasa por la cama que ocupas en Rio de Janeiro. Rubias, morochas, coloradas. No tenes preferencias si de lo que se trata es de disfrutar ese momento.
En tu vida tan solo te enamoraste una sola vez. Habias decidido entregarle tu corazon a Sofia. Sofia, aquella persona que supo conquistarte en el primer momento que se cruzaron en el supermercado. Fue ella quien te sedujo para que un año despues la encuentres durmiendo en brazos de otra persona. En brazos de Gonzalo.
Desde aquel dia la amistad que tenias con el se habia roto. Siempre convivieron bajo el mismo techo, y todavia lo seguian haciendo. Hicieron una tregua, no podian corromper los esquemas de cada uno de los integrantes de aquella casa por una mujer. Y no era cualquier mujer. Para vos no, para Gonzalo quizas si. Las cosas no son iguales. Desde aquel dia la competencia entre ustedes se hizo presente. Siempre estaban con una mujer distinta cada noche para demostrarse quien era el mejor entre los dos. Chocaban, diferian en pensamientos.
-Hijo, ¿Vamos a la playa?
-Vamos ma.
Todo cambiaria en la vida de Pablo cuando volviera a pisar la casa donde vive. Solo que el no lo sabe. Ni lo querra ver.
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Bajo el mismo techo ©
FanfictionNueve personas. Tan distintas pero tan parecidas a la vez. Incompatibles, pero capaces de desafiar las leyes. Se odian. Se necesitan. Se enamoran. -Juegas con fuego. -Si no se juega con fuego, puedes morir de frio. "Somos adictos a aquello que nos d...