5. Un pequeño detalle del pasado

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A mis ojos les cuesta acostumbrarse a lo que realmente estan admirando.
La playa, el sol, las nubes bajas tapándo el inmenso océano, formando olas que chocan contra el acantilado donde nosotros estamos.

Los colores se mezclan al igual que los sónidos.

Todavía no puedo creer que este sitio sea real, es realmente precioso.

-¿Por qué me has traido aquí?- pregunto sin mirarle, notando como se coloca a mi lado.

-No sé- dice subiendo y bajando los hombros con duda- creí que te gustaría y por eso te he traido.

Comienzo a caminar avanzando hacia el vacío y rozando con las yemas de mis dedos las finas hojas de los arboles que nos rodean. El fresco y húmedo olor del mar, llega a mis fosas nasales haciéndo que cierre los ojos y me relaje.
Me siento en la hierba que hay a mis pies y dejo que el perfecto e iniguanable paisaje de película que estoy viviéndo me atrape.

-No, no te creo.- digo al cabo de un rato al notar que Ryan se sienta muy cerca de mí.- Tiene que haber otro motivo para que me hayas traido aquí. Cualquier otro...

Oigo como coge aire y lo expulsa con demasiada lentitud y eso hace que me ponga algo nerviosa. Cuando me giro para mirarle, noto que algo en él ha cambiado.Su expresión es la nada. Ni tristeza, ni algría, ni enfado...nada.

Su mirada está perdida, enfocando al infinito entre las esponjosas nubes y el radiante Sol, que empieza a esconderse a través del mar azúl.

-¿Estás bien?- pregunto apoyando mi mano en su hombro haciéndole reaccionar de nuevo.

-Sí, perdona, ¿me decías álgo?

-Sí, no creo que me hayas traido aquí por ese motivo...tiene que haber algo más.-Sus ojos analizan cada detalle de mí y me sonrojo al instante que él se da cuenta y sonrie.-¿Aquí es a dónde traes a las chicas con las que sáles?- se escapa la pregunta de mis labios sin planearlo y tapo mi boca negando arrepentida- lo siento, no debí preguntar eso,soy estúpida.- aclaro

-Tranquila, no me molesta que me preguntes eso, al fin y al cabo es normal que lo pienses.- dice tumbándose con sus manos bajo su cabeza- y no, nunca he traído aquí a ninguna chica...- al ver que no digo nada, sigue hablando.- Cuando era pequeño, cada viernas de cada semana, mi padre solía traerme aquí para que me relajará. Era un niño muy movido y no tenía muy buena conducta en el colegio, ya que no me llevaba bien con mis compañeros.

-Vaya...no sé que decir, ahora te veo con los chicos del instituto y nunca hubiera podido pensar eso.

-Supongo que por eso se dice que, no hay que juzgar a una persona por sus apariencias, sino por sus actos.

-Perdona, pero aún hay algo que no logro entender...¿por qué yo? ¿por qué no has elegido a cualquier otra persona para enseñarle este lugar?...tu y yo apenas nos conocemos.

-Eres diferente,- dice apoyándose sobre su codo para mirarme.- Hay veces en las que, necesito desconectar de todo lo que vivo normalmente, y tú eres lo único parecido que tengo a esto.- dice mirando al horizonte.

Sin tener argumentos para contestar a eso, veo como se incorpora y me ofrece su mano para que pueda levantarme.
No puedo mirarle, ni decir nada, acaba de consumirme con su última frase.
Nuestras manos siguen juntas hasta que llegamos de nuevo a su moto. Al notar que no tiene ninguna intención de deshacerse de la mía soy yo la que coge el casco y me lo pongo subiéndome detrás de él.

-Agarrate- dice y acto seguido pongo mis manos alrededor de su cintura agarrándome con fuerza a su cuerpo.

Durante el silencioso trayecto, observo las casas que pasan por los lados borrosas por la velocidad a la que conduce Ryan.
Sin poder evitarlo, me aproximo más cerca de él rodeándolo con mis brazos con más fuerza.

Su presencia al estar cerca de mí me transmite tal cantidad de seguridad que no soy capaz de quejarme de la velocidad infrahumana a la que esta conduciendo.
Apollo mi cabeza en su espalda y puedo notar como se pone rígido al instante y vuelvo a separarme.

Después de 20 minutos más tarde, Ryan aparca delante de mí casa.
Me quito el casco con delicadeza y lo dejo en sus manos mientras me bajo.
Las luces de casa estan apagadas y eso es muy, muy raro, ya que mis padres tendrían que estar ya dentro.

Coloco un mechón de mi pelo en mi oreja y vuelvo la mirada a Ryan.

-Gracias por la tarde de hoy.- él contesta con un insignificante asentimiento y yo dejo un beso en su cálida mejilla.

Al entrar en casa y encender la luz, mi cuerpo se para en seco.

Lo sabía. Sabía que este día llegaría tarde o temprano.
Las manos me tiemblan mientras recorro el interior con miedo a lo que pueda encontrarme.

Cuando llego al cuarto de baño y enciendo la luz todo se vuelve borroso y noto como empieza a costarme controlar mi respiración;

-¿Mama?

ENTRE DOS MUNDOS [TT] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora