ENTRE DOS MUNDOS [TT]

30. Desconocidos que afirman ser familia

NARRA JENNIFER

Un tremendo dolor de cabeza me atraviesa cuando abro los ojos.
Tengo frío y todo a mi alrededor es solitario, oscuro y escalofriante.

Acaricio mis brazos mientras me acurruco en el suelo de esta pequeña habitación donde me encuentro.

No se orientarme, ni siquiera dejarme llevar por el tiempo y saber la hora, ya que me han quitado todo.
Me han quitado el móvil, el reloj y cualquier otra cosa que tuviera para comunicarme.

Un pequeño escalofrío me recorre la nuca cuando oigo una puerta abrirse.
Hay tanto silencio aquí, que estoy segura de que puedo escuchar todos los sónidos de un kilómetro a la redonda.

No quiero llorar, pero la impotencia de estar encerrada aquí, a oscuras, en silencio y sin nada a lo que aferrarme me obliga a hacerlo.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde qué llegue aquí? Y Jules, ¿dónde se supone qué está?

¡Oh mierda!, odio esto, todo esto

¿Dónde quedó todo eso de no tener miedo y dejar los lloros atrás?

Todavía recuerdo cuando mi madre me acunaba en su regazo, cuando yo me despertaba a altas horas de la madrugada gritando con la respiración a mil dentro de mi pecho, sin poder hablar, sin poder contarle lo que me pasaba, lo que hoy en dia me sigue pasando.

La puerta se abre con un fuerte golpe en la pared que hace que me acurruque todavía más, escondiendo mis piernas, haciéndome cada vez más pequeña al oir los pasos de la persona que se aproxima.

Un hombre de mediana edad acompañado de un chico y una chica; algo más mayores que yo, cogen mis brazos obligándome a levantarme y moverme.
El pelo ahora se pega a mi piel, haciéndome sentir todavía más fría, si es que eso es ya posible.

-¿Estás bien?- pregunta el hombre con la mirada fija en mí.Yo solo me dedico a analizar sus rasgos, sus gestos, sus arrugas cada vez más marcadas en su frente esperando mi respuesta.
Lo miro un segundo más con odio, haciendo parecer que su pregunta me es indiferente. Una sonrisa aparece en sus labios al ver mi reacción-Sedarla- dice, entonces mi cuerpo se paraliza.

-¡No, no, por favor!- grito y pataleo intentando zafarme del agarre de los chicos.

-No tienes porque pasar por eso si colaboras-asiento de mala gana accediendo a hacer lo que me pide.-Contesta

-Sí, estoy bien- miento

-Bien-dice dirigiéndose a los otros dos-dejadnos a solas.

Estos hacen caso al instante, soltándome con desprecio y haciéndome caer al suelo. Una profunda furia me corroe cuando salen y cierran de nuevo la puerta tras ellos.

"Quiero salir de aquí."

Coloco mis manos en mi rostro, evitando asi que vea el miedo en mis ojos.

Noto como sus manos tocan mis brazos en un gesto que parece "cariñoso" y me aparto de él al momento, obligándole a quedarse lejos de mí.

-No me toques, no te atrevas a hacerlo.

-Sabía que reaccionarías así-dice suspirando- lo siento, no te presionaré.

No contesto, solo me limito a observar con detenimiento como se mueve de un lado a otro.

-¿Sábes quién soy?- cuestiona quedándose quieto en el umbral de la puerta mientras yo niego rotundamente-¿Tú madre no te ha hablado de mí?

-¡No, ni siquiera se tu maldito nombre asi que deja de hacerme preguntas!-rechisto

-¿Cómo te atreves a hablarme así? Yo soy...

De repente todo queda en silencio. Él no habla, solo me observa con demasiado detenimiento mientras recapacita sobre su comentario anterior.

-Ven-abre la puerta y espera alguna reacción de mi parte. Me levanto decidiendo que es mejor seguirle la corriente.

Lo sigo y al salir al oscuro y estrecho pasillo, un pequeño temor se camufla en mi pecho.

Lo sigo con prisa, ya que sus pasos son veloces y seguros hacia donde me lleva.
Como si por un acto reflejo se tratase, poso mis dedos en el cuello, justo donde me clavaron esa larga aguja. Acaricio la piel sensible de ese lugar, notando las pulsaciones.

-¿Sábes dónde estás?- lo miro dubitativa a lo que él responde con una ladeada sonrisa-Perdona, es una pregunta estúpida.

"No, en realidad esa cuestión es interesante y me ha dado en que pensar."

-¿Puédo hacerte una pregunta?- asiente convencido y prosigo-¿Quién eres?¿Por qué estas aquí conmigo?

-Aunque no lo creas, estoy aquí para ayudarte a sacar el máximo potencial de tu poder-dice frenándose delante de una puerta metálica- y mi nombre es Ánthony.

Abre la pesada puerta dejando a la vista un musculado chico treméndamente familiar. Recorro con la mirada su claro rostro, ni una gota de sudor, de temor, simplemente una mirada perdida en el sucio suelo hasta que nota mis brazos rodear su cuello.

-¡Dios mío, Jules!- exclamo apretándolo más entre mis brazos. Él no tarda mucho en responderme de la misma manera y presionar su cuerpo contra mí.

Al separarme de él noto sus dedos limpiando las inútiles gotas que se han desbordado de mis ojos.
Entrelazo mis dedos con los suyos intentando asi que mis manos dejen de temblar mientras analizo la radiente sonrisa que aquel hombre llamado Ánthony tiene en su rostro.

-Bueno ya veo que conoces a mi hijo Julian ¿no es así?

Asiento a sus palabras y lo miro fijamente sin comprender.

"¿Acaba de decir hijo? ¿De qué demonios va ésto?"

-Jules-susurro dándome cuenta de lo que esta pasando.

Me aproximo hasta la puerta con prisa pero está se cierra de golpe dejándome con las manos apoyadas en ella, mientras mi cuerpo se queda tendido junto al incómodo y helado metal.

Las manos de Jules, que antes me eran cálidas ahora se sienten como pequeños trozos de hielo cuando acarician mi piel.

-¡Alejate de mí, asqueroso traidor!-grito dándole un fuerte empujón que hace que su espalda choque contra una mesa de marmol que hay en medio de la sala. Las lágrimas vuelven a mis ojos de nuevo-¡Creí que ibas a ayudarme, que podía confiar en tí.-Suspiro resignada- Pero lo peor es que creí que no ibas a dejar que nada ni nadie me hiciera daño.

-Jennifer, que te haya traido aquí, que te haya mentido o que te haya insinuado cosas no significa que vaya a hacerte daño.-dice acercándose a mí- y menos ahora, cuando realmente sé lo que eres para mí.

"Acabo de perderme, no entiendo nada de lo que dice."

Un estruendo hace que fije la mirada al fondo de la sala, donde de un segundo a otro una persiana de color gris se levanta poco a poco dejando ver así una profunda luz cegadora que hace que tenga que taparme los ojos con mis brazos.

Cuando el agudo sónido deja de sonar, intento abrirlos de nuevo quedándome petrificada.
Siento como me falta el aire al ver esa silueta.

Las manos de Jules se aferran a las mías y esta vez no las separo por el simple hecho de querer evitar caer al suelo.

La voz de Ánthony me hace fijarme en él, en su sonrisa cálida y maliciosa a la vez. Cuando su boca se abre para decir:

-Por fín, la familia al completo.

Dedicado a Mora_Blue ❤❤❤❤❤❤gracias por leerme