ENTRE DOS MUNDOS [TT]

22. Mil preguntas se quedan cortas

NARRA RYAN

Ando por las calles vacias, oscuras, sin temor.
Mis manos estan frías mientras mis dedos sujetan el cigarrillo tembloroso.
La sangre corre por mis manos, manchando todo a su paso, sembrando el pánico en mi piel.

Ver a Jennifer con Julian en el campo de lacrosse uno encima del otro, me ha hecho explotar.

Sentía que si no salía de allí, iba a arrasar con todo. Iba a matar a Julian y gritar a Jennifer, y sé que eso solo empeoraría las cosas.

"¿Por qué no es capaz de hacerme caso y alejarse del imbécil de Julian?"

Lo odio. Juro que lo odio con tanta fuerza que si ahora mismo la sangre que surca por mis dedos fuera suya no me importaría en absoluto.
Pero por desgracia, es mía. Acabo de golpear un muro mientras no dejaba de mirar como mis nudillos se desgarraban poco a poco, dejando salir todo el odio que estaba reteniendo.

Quiero deshacerme de esta sensación. Esta que no tendría porque estar sintiendo yo, el chico al que no le importa lo que la gente piense de él. Ese al que ninguna chica se le ha subido a la cabeza.

Entro a la misma discoteca donde suelo venir con mis amigos y como de costumbre, esta completamente abarrotada.

Me abro paso entre la gente hasta la barra, donde la misma chica que coqueteaba conmigo dias atras me atiende.

-Mm Ryan, tú por aqui, ¿solo?-se acerca tanto a mí que su perfume penetra tanto en mis fosas nasales que es inevitable deshacerme de él.

-Ponme algo fuerte, no estoy de humor.

"Eso es otra, da igual la cantidad de alcohol que tome, nunca me llegaré a emborrachar. Desventaja de ser un hombre lobo."

Sus manos rodean mis musculosos brazos atrayéndome hacia ella. La música y el humo se cuela en mí, haciéndome sentir mejor.

-¿Qué te ocurre?- pregunta sentándose sobre la barra de una manera provocativa.-Seguro que yo te puedo hacer sentir mejor.

En mi boca se forma un sonrisa maliciosa que a ella parace agradarle, ya que muerde su labio inferior con fuerza.

-Vamos, ponme algo Nancy- digo mientras veo como vuelve al otro lado de la barra.

Analizo el local. Observando como un grupo de chicas cuchichean entre ellas mientras sonríen y me miran.

Los brazos de Nancy rodean mi cuello después de entregarme la bebida.

-¿Cómo es qué no has venido con tus amigos?- cuestiona acariciando mi piel.

-Me apetecía estar solo.-digo algo borde.

Sus manos se posan ahora en mi pecho estirando de mi camiseta como si quisiera romperla.

Su boca llega hasta mi cuello. Al notar lo que intenta hacer, la aparto con brusquedad de mí.

-No vuelvas a hacer eso- digo llevando la bebida a mis labios.

-¿Y puedo hacer esto?- pregunta llevando mis manos a su cuerpo mientras me besa.

Imagenes de Jennifer vuelan por mi mente y vuelvo a apartarla de mí.

Tiro el vaso al suelo y agarro mi pelo con fuerza resignado.

"Joder, como odio sentirme así."

Salgo del local y el aire fresco me azota. La sangre ahora seca me pasa factura. Busco las llaves de mi moto en el pantalón pero no las encuentro. Grito con fuerza, insultando al aire, maldiciendo al mundo por hacerme sufrir así.