Primer Día de Escuela

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Ella es mi hermana menor Lola, ya no es tan pequeña, pero aún es muy graciosa.

─¡Charlie! ─me llamó desde nuestro cuarto, estaba muy emocionada porque hoy sería su primer día en la secundaria, vestía sus mejores prendas porque quería impresionar a todos, Lota se había mudado a Chicago y la vería en vacaciones. ─¿Crees que la blusa con gatitos azules es linda o es más linda la de rayas rosas?

Lola tenía puesto solamente un sostén blanco muy pequeño, la primera vez que fue a comprar ropa interior, Papá y yo moríamos de vergüenza. ─¡Lola, no puedes andar por la casa sólo con un sostén, ponte la blusa de rayas rosas!

─¡Gracias, Charlie! Me encanta tu sentido de la moda. ─Lola no se iba al baño a cambiarse, así que tuve que tapar mis ojos con mis manos. Tardó mucho en arreglarse y al final, salimos caminando a la escuela.

A pesar de que Lola había perdido dos de las personas que más amaba, seguía siendo la misma niña de siempre. Y esperaba que eso... Nunca cambiara.

─Noté que ya no tienes broches de cabello. ─Le dije mientras veía su cabello, el cielo estaba nublado porque había terminado de llover en la madrugada y en la mañana amanecieron charcos gigantes.

─Leí en una revista que las chicas de secundaria ya no usan broches, Charlie. Son muy anticuados. ─Respondió mientras evitaba ensuciarse sus zapatos nuevos de charol con los charcos de lluvia, yo iba como siempre, el año pasado había entrado a secundaria junto con Marv, y nada había cambiado.

Sólo me hice consiente de muchas cosas que desearía que Lola no aprendiera, no importa lo que haga, el tiempo no se puede detener y algún día tendré que aceptar que Lola creció.

─Las revistas no siempre tienen la razón, Lola. Y te ves bien con broches en el pelo, no dejes que las revistas te digan lo que puedes o lo que no puedes usar, si te gusta, pontelo. ─De mi mochila saqué los broches de pelo que dejó en el baño y se los puse en el pelo.

Lola sonrió.

Haría lo que fuera para que esa sonrisa nunca se desvaneciera.

─¡Rápido, Charlie! Llegaremos tarde a la escuela. ─Tomó mi mano y corrimos hasta llegar. Inevitablemente, sus zapatos se llenaron de lodo. En la entrada le presté un pañuelo y los limpió con cuidado.

Cuando alzó su mirada, la noté un poco desanimada.

─¿Qué pasa si no hago amigas, Charlie?

─Lola, eres una niña muy amable y risueña, apuesto a que cualquiera querrá ser tu amigo. ─Le sonreí, besé su frente y nos separamos. Esperaba con ansias a que encontrara buenas amigas, y que ningún chico le hablara.

Al entrar al salón, Lola vio a muchos alumnos desconocidos, y temió un poco porque no sabía si ir a hablarles o sentarse de una vez, su mochila pesaba mucho y los hombros le dolían, no dejaba de pensar si se veía linda o si notarían que sus zapatos estaban manchados. Del pelo se le cayó un broche de pelo, y recordó lo que Charlie le había dicho en la mañana.

"Soy una chica amable y risueña" pensó y una sonrisa se formó en su rostro, tomó el broche del suelo y lo contempló un momento. Su madre se los había dado desde que tenía memoria, nunca se rompieron a pesar de todas las veces que se cayeron, tal vez así era ella, a pesar de todo lo que había pasado, seguía siendo ella.

La pequeña, risueña y amable Lola. Con una gran sonrisa se puso su broche en el cabello y se acercó a las primeras chicas que vio.

Éste era un nuevo comienzo.

─¿De qué escuela vienes? ─Preguntó Lola a toda persona que pasó por la puerta.





─Charlie, la primera materia es Geografía. ─Marv sacó sus libros haciendo mucho ruido para que Charlie despertara de sus alucinaciones. ─No has estado prestando atención en nada de lo que te digo.

─Marv, estoy pensando no molestes. ─Gruñó molesto, realmente no pensaba en nada, su mente estaba en blanco, algo le preocupaba, pero no sabía lo que le molestaba.

─¿Es el primer día de Lola? Me preguntó si le estará yendo bien. ─Lo dijo en voz alta para atraer la atención de Charlie y lo logró.

─Lola tiende a ser muy parlanchina cuando conoce gente nueva, y si la tratan mal se pondrá triste. Aún faltan varias horas para el receso, ¿quién la invitará a sentarse en la mesa si no soy yo? ─Charlie volteó a ver a los ojos a Marv. ─Marv, ¿se puede sentar con nosotros en el receso?

─Charlie, le estás dando demasiadas vueltas. Se quejó Marv revirando los ojos. ─No se puede sentar con nosotros, hoy veremos si podemos entrar al equipo de baloncesto. Ella estará bien.

─No sé por qué insistes en lo de baloncesto, eres muy bajito. ─Bufó Charlie.

─No soy bajito.

Charlie contaba los segundos para que las clases terminaran, no podía esperar para ver a Lola, esperaba que ninguna chica nueva se interpusiera en su camino y le hiciera bullying, o que un chico guapo apareciera y le robara el corazón.

"Mataré a todo el que se acerque a Lola".

Al sonar la campana, Charlie tomó a Marv de la camisa y lo llevó arrastrando al piso de primer grado.

─¡Por todos los cielos, Charlie, ya sé caminar! ─Charlie era mucho más fuerte que Marv, así que no se podía zafar tan fácil de él.

─Olvidé por completo en cuál salón iba... ─Se lamentó Charlie mientras miraba en las ventanas de los salones vacíos.

─Apuesto a que ya está en la cafetería. ─Marv se soltó de Charlie y se limpió los pantalones. ─Será mejor que vayamos con los de club de baloncesto.

─No, hasta que encuentre a Lola. Ojalá supiera en dónde...

─Olvidé traer mi dinero para comprar mi desayuno. ─Se lamentó Marv.

─¡La Cafetería! ─Charlie gritó de emoción y volvió a llevar a Marv arrastrando, no paró de gritar hasta que llegaron. ─¿Ves a Lola por algún lado?

─Deberían darme un premio por ser tu único amigo. ─Dijo Marv cansado aún tirado en el suelo. ─Siento lastima por Lola, por tener un hermano tan celoso y paranoico. ─Aunque lo comentó casi gritando, Charlie no lo escuchó.

Charlie buscó por las mesas a su hermana, hasta que la encontró sentada con un grupo de chicas, andaban riendo. Marv le siguió con paso pesado.

─¡Hola, Lola! ─Le saludó Charlie con una sonrisa, Lola se avergonzó de verlo un poco. ─¿Quieres comer con Marv y conmigo?

Marv, desde atrás de Charlie, hizo una mueca.

─Charlie, tengo nuevas amigas. ─Masculló entre dientes, sus nuevas "amigas" susurraban entre ellas. ─Ve a comer con Marv a otro lado.

Nada en este mundo podía describir cómo se sentía Charlie en ese momento. Como si le hubieran dado una punzada en el corazón. Su pecho dolía por la decepción.

Después de todo, no podía detener el tiempo.



¡Nunca me separaré de ti, Charlie!

Basta, Lola. Me estás avergonzando.



─Bueno, tenemos que irnos, ¡adiós Lola! ─Marv tomó a su amigo del brazo y lo arrastró hasta la mesa del club de baloncesto.

─¡Adiós, Marv! ─Contestó la niña.

─Al menos tiene amigas, es un buen primer día de escuela. ─Marv trató de alegrarle el día a Charlie, cuando regresaron al salón, él no había cambiado su cara. Marv no pudo hacer nada más que suspirar.

"No puedo detener el tiempo, no puedo con esto, mamá" pensó Charlie.

Charlie y LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora