Cocinando con los hermanos

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─Ella es mi hermana pequeña Lola, es muy pequeña y muy graciosa. ─Dije poniéndome el gorro de chef. Marv hizo una seña con la cámara para que Lola iniciara su línea.

─Él es mi hermano mayor Charlie, y hoy haremos unos ricos hot-cakes. ─Lola alzó la taza de harina tan rápido que le cayó un poco en la cara, Marv y yo reímos como locos.

TOMA 5

─Ella es mi... ¿Lola?

─No encuentro mi gorro de chef. ─Dijo debajo de la mesa de la cocina.

─Lola, ya empezó la grabación, luego buscarás tu gorro. ─Murmuró Marv para que no se escuchara.

─¿Cómo lo pudiste perder si en la toma anterior lo traías? ─La reprendí mientras me restregaba la sien.

─No, Charlie, no lo perdí. Estoy aquí abajo para no salir en la toma. ─Respondió asomando su cabeza por la orilla.

─¡Sabías que íbamos a tomar varias seguidas! ¿Por qué lo dejaste?

─Cuando estás en el descanso te tienes que cambiar. ¡Ah, ya recordé! Lo dejé en mi camerino.

─Lola, ¡no tenemos camerinos! ─Dije conteniendo la risa.

─Tendrás que darme tu gorro...

TOMA 34

─¡EL GORRO ES MÍO!

─¡NUNCA DECIDIMOS ESO!

─¿¡POR QUÉ NO VAS A LA SALA POR TU GORRO!?

─¡CAMERINO, CAMERINO!

─¡VE POR TU GORRO!

─¡SÉ UN BUEN HERMANO Y DAME TU GORRO!

Marv se rio tanto que tiró la cámara y nos quedamos sin el proyecto de Lola. Ella empezó a llorar, así que decidí tomar la cámara de mi celular. Hicimos varios hot-cakes y nos tomamos muchas selfies. Lola gastó media botella de miel entre los 3 hot-cakes que se comió.

─Lo genial de los hot-cakes es que les puedes poner de todo. ─Comentó Marv mientras le untaba nutella al suyo. ─Mis hermanos hacen de las más alocadas combinaciones que podrían imaginarse y no saben mal.

─A mí sólo me gusta ponerles miel y mucha mantequilla. ─Sonrió Lola mientras hacía una carita feliz con la mantequilla.

─¡Hay que juntar cosas locas! ─Dije emocionado, Marv corrió a la cocina y sacó muchas cosas de la nevera, puso todo en la mesa y volvió a la cocina a freír algo.

─Es imposible que los hot-cakes sean sabrosos con lo que sea. ─Lola arrugó la nariz, y siguió comiendo sus perfectos hot-cakes.

Hasta que Marv le puso un huevo estrellado encima.

─¡Mis hot-cakes! ─Lloriqueó, su cara fue indescriptible, no había reído así desde hace tiempo. ─Esto no podría empeorar...

─¡Tonterías! ─Gritó Marv mientras le ponía miel con la mano derecha y trozos de manzana con canela con la izquierda. Ahora yo lloraba de la risa.

─He perdido el apetito. ─Sentenció ella asqueada.

─Ni siquiera los has probado, ¿cómo sabes que no te gustan? ─Marv tomó un cuchillo y partió su creación a la mitad.

─Desde pequeña a Lola no le gustan varias cosas, es difícil hacer que las coma. ─Le dije a Marv tomando un pedazo de jamón y uno de tocino, los puse entre dos hot-cakes llenos de miel. ─Suerte convenciéndola.

─A los chicos les gustan las chicas que son extravagantes. ─Marv le guiñó el ojo y Lola, por sí sola, mordió los hot-cakes, cerró los ojos con fuerza y después su expresión empezó a cambiar, al parecer le había gustado.

─Y el toque final... ─Marv sacó la crema batida, alzó la cabeza de Lola y ella abrió la boca, él se la llenó de crema batida, como si fuera un helado. Lola se reía pero también se atoraba un poco, y eso me asustó un poco.

¿Eso le hacía Marv a su hermano menor? Tal vez podía hacerlo porque ambos eran hombres, pero no a una niña, no a mi Lola. Pensaba con frecuencia si lo que hacía o decía sonaba muy machista, o sólo muy sobreprotector.

Terminando de comer, limpiamos los platos y Lola y yo acabamos con un fuerte dolor de estómago, Marv sólo se reía de nosotros. Normalmente se iría a su casa después de las 9:00pm, pero hoy no. Marv se iba a quedar en mi casa a dormir, pero dormiría en el sofá.

Antes dormíamos en la misma habitación, ahora que crecimos, algunas cosas iban a cambiar.

Marv y yo queríamos jugar un poco esa noche, no pensábamos pegar ojo hasta acabar el nuevo videojuego de nuestra infancia, Papá acababa de comprarme ese juego de la saga y estábamos emocionados por ello. Lola insistió en que quería jugarlo, así que la dejamos vernos hasta que cayó dormida.

Cuando puse pausa, cargué a Lola y la llevé a nuestro cuarto, Marv me ayudó a prender la lámpara de la mesita de noche, la abrigué y nos fuimos cerrando la puerta con mucho cuidado. Marv me sonrió y cerré la puerta de Lola.

Ambos sacamos las botellas de alcohol que escondíamos y empezamos a beber.

Mi padre me había enseñado a beber, y al igual que él, tenía una gran resistencia. Nunca tomó enfrente de nosotros, y nunca llegaba borracho a la casa y eso se me hacía admirable en él. Nunca me esperé que un día llevara muchos tipos de alcohol y los pusiera en la mesa después de la hora de dormir de Lola, ese día nos acabamos todas las bebidas juntos.

Por la noche, escuché a mi padre llorar con unos cuantos sollozos, su cuarto tenía seguro, pero podía imaginarme que estaba en su lado de la cama acobijado hasta la cabeza, junto con el marco de la foto de mamá que antes estaba en mi mesa de noche, misteriosamente un día desapareció y apareció debajo de su almohada.

Pero no lo culpaba, incluso después de la muerte, le era fiel a mi madre.

Después de media botella, no pude jugar más, Marv pausó el juego y miró como mis lágrimas se desbordaban sin parar.

No lo culpaba, porque yo la extrañaba tanto como él.

─El alcohol te empieza a afectar. ─Marv me acostó en el sofá, mi visión estaba nublada por el llanto, él apagó la consola y la sala se hundió en la profundidad. ─Dijiste que no te afectaba tanto.

─Lo que me afecta es si mi madre estará furiosa conmigo por beber sin que ella me supervise.

─Ya lo habías superado... ─Marv tomó otro trago, y me pasó la botella, me la acabé.

─Aún no supero que se haya ido, es como si todo lo que amara se perdió. ─Tomé una almohada para secarme las lágrimas, Marv me paró y me ayudó a llegar hasta mi cuarto.

─No todo lo que amas se ha perdido. ─Dijo antes de que yo cerrara la puerta, volteé a verlo, su cara estaba encendida. ─Aún tienes a Lola.

Bajé la cabeza.

─Buenas noches.

Marv asintió y se fue, al cerrar la puerta, no pude llorar más. Él tenía razón, ella aún vive, y mientras la cuide nada malo le va a pasar.

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Charlie y LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora