Charlie y Lola

Charlie x Marv

*ATENCIÓN ESTA PARTE CUENTA CON TEMAS SEXUALES RELACIONADOS CON LA HOMOSEXUALIDAD*

Si usted es homofóbico o no tiene suficiente edad para leer este tipo de temas, omita esta parte y siga la historia principal.

Nota de la autora: Insisto, no va a ser mi culpa si termina con un trauma.

*En alguna parte alterna del universo*

Después de lavarme la boca, Marv se acercó a abrazarme por detrás y me arrimó su parte sexual en mi trasero, estar ebrio hacía que me excitara más de lo normal, no podía hacer esto con Lola en la puerta, así que la cerré con seguro desde adentro.

Marv se estaba quitando los pantalones, antes de que lo imitara, me fijé bien de que no hubiera ni un alma viva dentro de aquel lugar.

─Aquí no hay nadie. ─Marv me jaló los pantalones de un tirón, y quitó con cuidado mis boxers. Al sentir el aire gélido, mi pene se levantó poco a poco, Marv no dudo en empezar a lamer mis bolas a pesar de que él también se encontraba medio desnudo.

Su lengua recorría desde la unión de mis testículos hasta la punta de la cabeza, después lo metía entera hasta su garganta y empezaba a succionar, y lo sacaba dando pequeñas mordiditas para que me doliera.

Era un dolor placentero.

Fue besando mi cuerpo en línea recta desde mi pene hasta llegar a mis labios, su saliva ahora tenía el sabor de mi miembro, pero no me importó. Sinceramente, yo también lamería ese monstruo de 20cm.

Me abrazó muy fuerte, y nuestros penes chocaban cada vez que nos besábamos, pudimos haber jugado guerra de espadas, pero teníamos asuntos más importantes que acatar.

Marv me volteó y se agachó para poder estrujar mi trasero y morderlo con fuerza, quería gemir y gritar, pero no quería que Lola sospechara, aunque era demasiado obvio.

Me sacó de mis pensamientos cuando su lengua atravesó toda la línea de adentro de mis glúteos, la baba escurría por mis piernas como si fueran ríos de agua muy tibia y viscosa. Metió y sacó su dedo angular por mi ano repetidas veces con una rapidez sorprendente.

─ ¿Con cuántos hombres lo has hecho? ─susurré, se tuvo que levantar porque no me escuchó y se lo repetí. Sonrió.

─Primera regla del sexo. ─masculló a un volumen alto, besó mi espalda y empezó a meter su pene por mi ano agrandado, se sentía como si te metieran una escoba por ahí, o como si cagaras al revés, se sentía demasiado extraño, era mejor meterla que meter.

Penetrar, que ser penetrado.

─Nunca digas con cuántos lo has hecho. ─terminó con el mismo tono que le dije la primera que me preguntó eso, sonreí con dolor.

Marv esperó unos momentos para que me acostumbrara a su grosor, después no pudo esperar más y empezó a penetrarme con rapidez. Sus bolas rebotando en mi trasero se oían como aplausos en todo el baño, y hacían eco.

Alguien tocó la puerta del baño, y justo al momento que volteamos hacia la puerta, Marv se vino dentro, lo sacó rápido, se limpió con su mano y se puso los pantalones lo más rápido que pudo. Yo seguía en el trance de la sensación cuando el semen de Marv recorría todo mi recto. Sentía que me había rellenado por completo. Golpeó mi espalda para indicarme que era momento de vestirme, pero se había venido tanto que ya escurría el semen y las gotas caían desde mi hoyo.

A Marv no se le ocurrió otra cosa que meterme un papel ahí.

Me vestí y salimos en seguida. Todas nos veían, pero no podía describir cómo eran sus miradas. Pensé que iban a decir algo como: "Tardaron mucho" o "Vayan a su casa" o "¿Para qué nos invitaste a nosotras también?".

Sólo nos vieron y se fueron. Lola sonrió un poco, aunque trataba de disimularlo. Había perdido mi cita ideal, pero había ganado coger con ambos sexos, así que no me sentía tan mal después de todo.

Al volver a casa, Lola se fue con sus amigas y nos dejó a propósito a Marv y a mí, así que corrimos escaleras arriba para la segunda y tercera ronda. Hasta que nos quedamos dormidos juntos en mi cama.