El cumpleaños de Lola

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Ella es mi hermana menor Lola, a pesar de que ya creció, sigue siendo muy exagerada. Ya ha pasado una semana desde que me desmayé, había desarrollado anemia y desde que Lola escuchó que si no me cuidaba podría convertirse en leucemia, se puso peor.

Ahora dormimos en el mismo cuarto, juntos.

Hoy era el día más esperado de todos, el cumpleaños de Lola, Marv y yo fuimos de compras desde el mes pasado, escoger el regalo de Lola es muy importante para mí. Ahora que sé que es gay, supe que hice una buena decisión haciendo que él escogiera el diseño del nuevo vestido que ambos le compramos.

Marv volvió a hablar conmigo de lo mismo cuando desperté después de haberme desmayado, incluso les hice una broma de mal gusto.

─Yo... ¿Quiénes son ustedes? ─Cuestioné al levantarme de la cama.

─No... ─Lola llevó sus manos a la boca en señal de desesperación, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, pero aun así salieron como cascadas. Se acercó a la cama jalándome de los hombros. ─¡Charlie, no puedes olvidarte de mí! ¡Soy tu hermana menor, Lola! ¡No puedes hacerme esto!

─¡Lola, calma! ─Grité mientras ella me sacudía más fuerte, tal vez fue mala idea bromear así con ella, aunque su expresión y la de Marv no tuvo precio. ─¡Sí te recuerdo, sí te recuerdo!

─¡Charlie no me puedes hacer esto! ─El llanto desesperado de Lola no la dejaba escuchar ni a ella misma.

─Lola, Charlie nos hizo una broma. ─Dijo calmadamente Marv. Lola paró por completo viéndome con los ojos bien abiertos.

─¿Cómo crees que podría olvidar la vez en que mojaste la cama a los 10 años? ─Sonreí. Lola me agarró más fuerte.

─¿Qué? ─Dijo Marcos que estaba detrás de Marv.

─¡AHORA SÍ TE QUIERO MUERTO! ─Gritó Lola golpeándome con la almohada. ─¡Primero me haces creer que mueres y ahora me humillas!

─Yo no fingí morir. ─Mascullé a través de la almohada, Lola me asfixiaba con ella. ─Creo que sólo me desmayé.

Después de eso, Lola me obligó a aceptar su relación con Marcos.

Marv me volvió a preguntar si no lo odiaba ahora por ser gay.

─Que seas gay no cambiará que seamos amigos de la infancia. ─Contesté con mis labios pegados a la taza de té, Marcos y Lola estaban en la cocina hablando, y él y yo estábamos en el cuarto de papá viendo una película.

─Me alegra escuchar eso. ─Contestó, y esperé a que bebiera de nuevo de su té...

─¿Te gusto? ─Le pregunté y se atragantó con su té, tosió y hasta se le salieron los mocos.

─¡NOOO! ─Gritó limpiándose con papel. ─¿Qué te hace creer eso?

─¿Soy guapo? ─Le volví a preguntar, él se sonrojó.

─Pues sí...

─¿Entonces por qué no te gusto? ─Lo miré desde donde me permitía mi taza al beberla.

─Ojalá Katherine te pase ladillas. ─Me maldijo y reímos.

Papá compró un pastel y puso las velas, Marv y yo le cantamos "happy birthday" a Lola y apagó las velas. Recibió su único regalo y dijo que le encantó, pero su mirada se veía apagada. Papá y Marv partían el pastel sólo para nosotros. Después de eso, ella se metió a su cuarto, la seguí.

─¿Por qué tan triste? ─Le pregunté, aunque ya sabía la razón, no tenía amigas y Marcos no había venido, siempre mamá le hacía fiestas increíbles, pero las fiestas de cumpleaños se hacen más apagadas cuando creces porque falta gente en tu vida.

─A pesar de que apagué todas las velas de una sola vez... ─Lola empezaba a llorar. ─Marcos no celebrará mi cumpleaños.

─¿Al menos te dijo algo? ─Cuestioné tomando sus hombros, ella buscó algo en su celular.

─Peleamos en la madrugada, y ya no me felicitó de buena gana. ─Contestó apretando la mandíbula. Este fue el primer cumpleaños en donde Lola lloró.

Y nunca se lo perdonaría al bastardo.

─Al menos lo pasaste con nosotros. ─La abracé, pero empezó a llorar más.

─Lo amo más que a nadie... ─Balbuceó, y me dolió. Papá y Marv también la escucharon desde afuera del cuarto, ya que eran personas de pocas palabras, tampoco trataron de simular que ellos estaban en sus asuntos porque no solían dirigirse palabra alguna.

"El amor que tienes por él tal vez no sea mutuo" estuve tentado a decir. Sólo la abracé más, a pesar de que ambos éramos muy populares en la escuela, estábamos solos.

No, no estábamos solos, teníamos a papá y a Marv, sí, pero más que nada, nos teníamos el uno al otro, y se lo dije, dejó de llorar y se acostó en la cama, a pasar lo que quedaba de su cumpleaños.

Aunque no se acababa hasta las 12:00am, como a Cenicienta. En eso tuve una idea espléndida. Dejé que Lola se quedara totalmente dormida, leí la carta de mamá y decidí hacer lo que tenía en mente.

Desperté a mi padre sólo para hacerle una sencilla pregunta, me respondió medio dormido, y después me dijo "cuídate". Fui al sofá y desperté a Marv, se me hizo raro que no hubiera vuelto a su casa ya, pero quién era yo para juzgarlo.

─¿Qué quieres? ─Me preguntó, haciendo con su mano un ademán que parecía para ahuyentar un mosquito.

─¡Puchoself togeder! ─Bromeé y le pegué en la cara para que se levantara.

─¿Y ahora qué sucede?

─Vamos a ir en un viaje de un día dos noches a otro estado. ─Anuncié con una sonrisa, Marv se sacó de onda.

─¿Y luego?

─Tú me ayudarás con la ropa de Lola. ─Lo jalé de la camisa y lo arrastré hasta el cuarto de Lola, quería zafarse sin hacer ruido y no lo dejé. ─Escoge ropa para ella, empaca maquijalle, cosas del baño y cremas raras que le sirvan.

─¿Y cómo sé cuáles le van a servir? ─Susurró mirando todo el cuarto.

─Tú eres el gay aquí.

─¡Eso no significa que sepa de cosas de mujeres! ─Se exaltó, miró a Lola y luego a mí, sabía que era mala idea entrar al cuarto de la hermana menor de su mejor amigo, pero ahora yo le daba permiso.

─Siempre hay una primera vez. ─Le guiñé un ojo y salí a la cocina, empaqué comida y frituras, llené cuatro botellas de agua y empecé a meterlas en el carro. Subí de nuevo, empaqué ropa para Marv y para mí con un champú y una esponja de baño. Así es, a los hombres sólo nos basta otros calzoncillos y ya.

Marv empacó todo el cuarto de Lola en tres maletas.

─A todo esto... ─Masculló Marv colocando sábanas y almohadas en el auto para que Lola siguiera durmiendo, yo la cargaba con cuidado. ─¿A dónde vamos?

─A ver a Lotta. ─Contesté dejando a Lola en la parte trasera del carro con su cinturón de seguridad, Marv me volteó a ver con una sonrisa, se sentó en su asiento y puso música muy leve para que no se despertara, pasamos a una tienda de autoservicio a comprar tres cafés.

Esa noche no dormiríamos hasta que Lola y Lotta se volvieran a ver.

Charlie y LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora