¿Voy a morir?

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*Susurrando* Ella es mi hermana menor Lola, ya no es tan pequeña pero aún es muy graciosa.

─Hoy... Lola no ha salido del baño desde hace 3 horas y a Papá y a mí nos preocupa mucho.


─Charlie, sé que estás afuera del baño. ─Dijo desde el baño. ─Vete ya.


─En verdad necesito ir al baño, Lola... ¿Qué tanto haces allí? ─Le pregunté bailando, ya no aguantaba, ¿a quién se le ocurría poner sólo un baño para 4 personas? Oh, cierto, sólo somos 3.


─Vete ya... ─Farfulló cansada, deslizó un papel por debajo de la puerta y en grandes letras hechas con crayola decía "Testamento".


Me quedé paralizado, Lola no podía hablar en serio.


─Lola, sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea... ─Balbuceé un poco nervioso, imaginé los peores escenarios que podían pasar y mi corazón latía a mil por hora.


─Te dejo a mi osito, y mis libretas de dibujo... ─Mientras ella deliraba, yo recogí el papel y empecé a leerlo. Decía puras idioteces. ─A Papá le dejo mi almohada en forma de corazón y mis cajas de leche rosada, ¡No! Mejor entiérrenme con ellas.


─Lola, por favor, esto es lo más... ─Sacudí la cabeza. ─ ¡Déjame entrar a hacer pipí! Dime lo que pasa y te podré ayudar.


Lola abrió la puerta con la cara encendida y con lágrimas en los ojos. La saqué y cerré la puerta con fuerza.


─ ¡Charlie, no! ─Gritó golpeando la puerta del baño, y entonces lo vi, suspiré aliviado, pensé que era algo más grave. Cuando terminé, abrí la puerta mirándola con una ceja levantada. ─ ¿Lo viste?


─Sí... ─Contesté aburrido.


─Crees que yo... ¿Voy a morir? ─Preguntó entrelazando sus manos y con lágrimas en sus ojos, le piqué en la frente. ─ ¡Charlie, no hagas eso! ─Se sobó la cabeza.


─Ni siquiera te pegué tan fuerte. ─Me quejé. ─Lola, esto pasa en todas las mujeres, no tienes que sentirte así. Y no... No vas a morir.


Cuando le conté a Papá, Lola me golpeaba para que no lo dijera, al final no estábamos preparados para esto y fuimos al centro comercial.


─Estoy tan avergonzada... ─Balbuceó mientras su cara se ponía roja, reviré los ojos y bufé, estaba exagerando.


Fuimos al pasillo de las toallas sanitarias, y sólo vi a puras mujeres allí, creo que yo me sentía más avergonzado que Lola. ─Escoge unas rápido... ─La apresuré rogando que Katherine no estuviera por allí.


─No entiendo qué significa esto... ─Masculló Lola preocupada, me volteó a ver, y tuve que escogerle tres tipos de toallas diferentes. Nunca me había sentido menos masculino en mi vida, eso me pasaba porque Marv era muy popular entre las chicas y después se ponían a hablar de temas como estos. ─No quiero que me vean comprando esto. ─Dijo como si fuera una molestia.


─Lola, esto es como comprar algo... Necesario. Te apuesto a que nadie nota que estamos comprando esto. ─Yo iba cargando las toallas mientras ella miraba a su alrededor. ─Sólo es tu primera vez comprando esto, te acostumbrarás.


─Hay mucha gente en el mercado, ¿qué pensarán de mí? ─Pensó en voz alta, y ya me estaba hartando.


─ ¡Al diablo lo que la gente piense, Lola! ─Le grité, me volteó a ver asustada. ─No puedes estar dependiendo de los pensamientos de las demás personas. Ocúpate de tus cosas. ─Le reprendí antes de llegar a la caja con Papá, él me escuchó y mientras iba a comprar un helado, me regañó.


Ya sabía yo que, ahora más que nada, Lola necesitaba a mamá; no podía entenderlo, ¿dónde quedó toda mi paciencia?


Solía ser muy tolerante con todo, pero ahora no puedo soportar absolutamente nada. Me enojaba ser yo mismo.


─ ¿Y qué tengo que hacer con esto? ─Me preguntó Lola colocándolas en la repisa del baño.


─Googléalo. ─Le respondí.


─ ¿Te das cuenta de que esto me hace sentir muy avergonzada y tengo que reunir mucho valor para preguntarte? No quiero buscarlo por internet, quiero que me expliquen. ─Exclamó desesperada, sentí como sus palabras me golpeaban, era tal y como Papá lo había dicho. ─Si mamá estuviera viva no tendría que preguntarte eso a ti, ¿ahora a quién voy si necesito ayuda?


"A mí" pensé sentándome en la cama cansado, esto iba a ser muy penoso.


─Dame una braga tuya. ─Le dije mientras me moría de vergüenza, no podía creer que no le hubieran explicado eso a Lola en 6°, le enseñé y me fui a dormir en seguida.


─Charlie... ─Me despertó a la mañana siguiente. ─Manché la cama...


Me tapé la cabeza, no había ni salido el sol.


─ ¡Charlie, despierta! ─Me obligó a salir de la cama jalándome los pies. Me paré como si fuera un zombi y lavé sus sábanas y puse unas nuevas en la cama.


─Asegúrate de cambiar tu toalla antes de que pasen 3 horas. ─Le aconsejé.


─ ¿Cómo es que sabes tanto de esto? ─Me cuestionó volviendo a su cama.


Abrí los ojos asustado, y me puse nervioso. ─Es conocimiento general... ─Mentí. ─Ya duérmete Lola.


─Oh, buenas noches, Charlie. ─Se quedó dormida y ahora yo no podía dormir, en mi cabeza pasaban las conversaciones de Marv con las chicas, incluso Kate me hablaba gracias a Marv.


¿Qué tenía él que todas las mujeres querían estar a su lado? Tampoco era muy aceptado por los demás chicos, y no es que nos lleváramos mal, sino que no se nos daba estar juntos.


Abracé mi almohada deseando que fuera Kate, su cabello pelirrojo era tan lacio y suave, su piel era tan blanca y sensible, era simplemente una modelo, aunque no se lo pudiera creer, de repente apareció una imagen de ella en bikini en mi mente.


"No, no, no..." pensé mientras me tapaba con mis mantas. "No puedo pensar así de ella" mi corazón latía muy fuerte y creí que se me saldría. "Ella nunca se fijaría en alguien como yo. Jamás me dejaría verla en bikini" mi cara ardía.


"Tengo cosas más importantes en las que ocuparme" pensé mientras veía a Lola al otro lado del cuarto, "Soy el peor hermano del mundo, ¿qué pasaría si adivinara qué es lo que pienso de la chica que me gusta?".


Realmente, no podía evitar pensar de esa manera, Kate me gustaba demasiado.

Charlie y LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora