Maquillaje

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Ella es mi hermana pequeña Lola, es muy pequeña y muy...

─ ¿Dónde están todos nuestros ahorros? ─Pregunté en voz alta buscando la alcancía, con el dinero que habíamos juntado por meses no estaba cuando la encontré, la habíamos estado usando para irnos de viaje a Disneyland.

─Papá dijo que podía usarlos para algo útil y lindo. ─Contestó Lola desde el baño, no se atrevía a salir.

─ ¿Por qué usaste NUESTROS ahorros? ─Le reclamé desde la puerta. Ella no contestó. ─ ¿Por qué los usaste sin mi permiso?

─Son de ambos, pero ¿cómo iba a saber cuáles eran los míos y cuáles los tuyos? ¡No puse mi nombre en ninguna moneda!

─ ¿Al menos puedes decirme en qué los gastaste? ─Traté de abrir la puerta, pero la había asegurado. ─ ¿Valió la pena gastarte nuestros ahorros de un viaje súper increíble?

No dijo nada.

─Papá dijo... Que era necesario. No quiero que te enojes conmigo como la última vez en el súper mercado.

Sus palabras estrujaron mi estómago, ¿cómo ayudaría a mamá si trataba mal a Lola? Respiré profundo y conté del 1 al 10, más calmado y preparado para todo, volví a tocar la puerta. ─No estoy enojado, pero pudiste haberme dicho, sabes que te apoyo en lo que sea, somos hermanos.

Esas dos palabras, hicieron que abriera la puerta.

─ ¿No estás enojado? ─Escuché cómo le quitó el seguro la puerta y la abrió.

Me acerqué para abrir la puerta. ─No, no puedo estar contigo por...

Grité como jamás lo había hecho en mi vida.

─ ¡¿QUÉ TIENES EN LA CARA?! ─Exclamé asustado, Lola... Estaba aprendiendo a usar maquillaje. Miré delante de ella y había comprado un montón de cosméticos de todo tipo. Qué tontería, mi enojo volvió y fui a la sala, tomé una almohada y grité en ella para que Lola no me escuchara.

Volví al baño.

─Tengo tres cosas que decir al respecto, y quiero que las cuentes y que te las grabes en la cabeza, ¿de acuerdo?

─De acuerdo. ─Asintió preparando su mano para empezar a contar.

─Número uno. ─Anuncié mientras ella levantaba un dedo. ─La próxima vez que vayamos a ahorrar dinero, debes consultarme para gastarlo sabiamente.

Lola bajó la mirada apenada por lo que había hecho, pero lo que más me dolía es que pensara que me enojaría con ella si me hablaba de cosas de chicas.

─Número dos. ─Le llamé la atención y levantó la cabeza. ─Hay que limpiarte la cara en este instante, los dos aprenderemos a maquillarte para que lo hagas bien. ─Saqué mi celular busqué un par de tutoriales, si alguien revisaba mi historial justo en éste momento, pensaría que soy gay.

─Y número tres. ─Dije mientras tomaba una esponja y le untaba desmaquillante para limpiarle la cara, se la restregué con cuidado. ─ ¿Quién te mintió?

─ ¿Quién me mintió? ─Lola masculló porque la movía mucho, cuando terminé la miré fijamente a los ojos.

─ ¿Quién te dijo que debías usar maquillaje? ─Volví a preguntar, Lola apartó la mirada. ─Eres como mamá.

Lola abrió los ojos.

─ ¿Recuerdas cómo era mamá? ─Le hice una pregunta retórica. ─Eres su vivo rostro, no necesitas maquillaje, ya eres hermosa tal y como estás.

Charlie y LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora