La novia de Charlie

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─Ella es mi hermana menor Lola, estoy seguro que ya la has visto en la escuela, apuesto a que está encantada de conocerte. ─Tomé a Lola de los hombros enfrente de Kath, no había dicho nada desde que ella llegó y anuncié que era mi novia, al fin éramos oficialmente novios e íbamos en serio, me pidió que le mostrara a mi familia, aunque se lo pedí de la forma más extraña posible:

─ ¿Entonces qué somos? ─Me preguntó Katherine dejando de chupar mi miembro.

─Lo que tú quieras que seamos. ─Le contesté mientras separaba más mis piernas.

─ ¿Podemos ser novios? ─Ella se volvió a ajustar la cola de caballo.

─Sí, no sabía que querías tener algo serio.

─Bueno, desde que me enteré de que juegas con todo mundo, decidí hacerte mío. ─Acariciaba mi cabeza con su dedo, que estaba toda babeada.

─Ups. ─Mi corazón palpitaba rápido, estábamos en el auto de mi papá en medio de un parque, la adrenalina de que nos descubrieran me hacía sentir vivo y salvaje. ─Te prometo que te seré fiel y no me fijaré en nadie más.

─Eso espero. ─Dijo apretándome más fuerte con su mano.

Lola se zafó de mí, su sonrisa estaba torcida, había hablado con mi padre sobre mudarme, pero se negó por dos razones, por Lola y por el dinero, dijo que cuando fuera a la universidad podía hacer lo que me placiera. En la mañana le presenté a Katherine y se puso muy contento, ya que era mi primer amor.

─Lola, ella es Katherine. Va en mi salón y dijo que quería conocerte personalmente. ─Abracé a Kath por la cintura con suavidad, esto era un sueño hecho realidad, ¡no podía creer que el amor de mi adolescencia me amara! Esto era obra de Dios.

─Espero llevarnos bien. ─Kath le extendió la mano con una sonrisa, Lola apretó su mano con fuerza y sonrió falsamente.

─ ¿Qué quieren cenar? ─Les pregunté a ambas, se voltearon a ver después de un silencio incómodo, tal vez Lola seguía enojada por lo que le había dicho. ─ ¿Quieren algo especial?

─Comida china. ─Contestó Katherine.

─Pizza. ─Contestó Lola.

"Esto va mal" pensé con una sonrisa en mi cara. ─ ¿Qué tal si cocinamos juntos?

Katherine se quedó sorprendida. ─No sabía que sabías cocinar.

─Supongo que estoy listo para casarme. ─La abracé otra vez y le di un beso en la mejilla, amarré mi pelo y me puse el delantal. Lola reviró los ojos, pero fingí no notarlo, nada de lo que ella pudiera decirme podía hacerme enojar. Mi felicidad no podía reflejarse con palabras.

─Los veré cocinar entonces. ─Asintió Katherine sentándose en una silla, Lola se amarró el pelo y se puso su delantal. ─Siento que sólo estorbaré en la cocina.

─Bueno, ¿qué quieres que te preparemos?

─Yo haré mi propia cena. ─Lola bufó molesta antes de que Kath pudiera contestar y se dedicó a rayar manzana, la miré con una sonrisa, no tenía ni idea de lo que pasaba por su mente.

─ ¿Qué te parece un omelette con queso, jamón y tocino? ─Abrí la alacena y saqué los ingredientes.

─ ¡Me parece perfecto! ─Rio juntando sus manos en señal de alegría, cuando sonreía se le enchinaban los ojos y se veía aún más hermosa.

─Perfecto, ¿y después de cenar qué quieren hacer? ─Les pregunté a ambas mientras prendía la estufa.

─Tener sexo. ─Kath me guiñó un ojo. Sólo con su mirada me encendía, pero había olvidado que Lola estaba ahí, me miraba con los ojos abiertos, asustada. Me sonrojé, aunque apostaba que ya sabía de esas cosas, nunca le había contado de que yo ya...

─ ¿No eres virgen? ─A Lola le temblaba la mano con el cuchillo, se lo quité antes de que pasara algo malo, aunque ya tenía una herida en su mano.

─ ¡Vaya, pero si te has cortado! ─Mis manos sudaban y me sentía muy nervioso. ─Vamos a curarte.

Dejé a Katherine sola en la cocina, y fui al cuarto de Lola, era la primera vez que entraba en mucho tiempo, había muchos posters de hombres sin camisa y tenía muchas almohadas. Fui al baño a sacar el botiquín, al regresar a su cuarto ella estaba sentada en la cama cabizbaja, me senté en el suelo y tomé su mano.

─Duele. ─Sollozó cuando pasé el algodón con alcohol en su herida.

─Tiene que doler, pero sólo es por un momento. ─La consolé, aunque me sentí un poco sucio por acordarme en la primera vez que mi novia y yo lo hicimos. ─Con el curita estará mejor.

A pesar de que ya se la había puesto, me quedé sentado ahí tallando su dedo, por alguna razón sabía que ella quería respuestas, hablaría con ella cuando Katherine se fuera.

─ ¿Quieres que les de privacidad? ─Me preguntó con la voz cortada, sus manos estaban frías y se sentía más ligera de lo normal.

─Ella es importante para mí, y quiero que entiendas porqué. ─Entrelacé mi mano con la de ella, e hice que me mirara a los ojos. ─Aunque no va a reemplazarte por nada del mundo, quiero que mis chicas se lleven bien.

Lola soltó una lágrima y asintió con la cabeza. La abracé con fuerza y caímos en la cama.

─Mentí. ─Le susurré al oído, ella apretó mis hombros. ─Estoy feliz de que seas mi hermana menor.

─ ¿Está todo bien? ─Kath abrió la puerta del cuarto de Lola, al vernos sonrió. ─Así que sí padeces de SAHM. ─Se burló, le sonreí.

─Supongo que alguien tan perfecto como yo también tiene sus puntos extraños. ─Sonreí.

─Eres tan perfecto que sólo dejaste la estufa encendida. ─Rio y con su mano derecha se tapó la boca, se me hizo un gesto muy tierno.

─El hombre de la casa se tiene que ir. ─Bromeé y salí corriendo a la cocina.

Katherine se quedó en el umbral de la puerta de Lola, y ella se sentó en la cama un poco apenada. ─No soy una mala persona, no te quitaré a tu hermano, no tienes que odiarme.

Lola la miró un poco enfadada.

─Escuché que están peleados, y te ayudaré a que se reconcilien.

─ ¿Cómo harás eso? ─Lola se levantó de la cama.

─Haciéndolo feliz, si es feliz será amable con los que le rodean. ─Explicó con una sonrisa amable. ─Le daré la felicidad que no consigue aquí.

Lola la miró de hito en hito, y la empujó para que saliera de su cuarto. Sólo vi cuando Katherine perdió el equilibrio, la tomé en mis manos y le dije que la cena estaba lista.

Lola no salió de su cuarto para nada, esta era la última vez que intentaría reconciliarme con ella, estaba harto de sus tonterías e inmadureces. Katherine también tenía un hermano mayor, y al igual que nosotros se llevaban mal, y ahora vivía sola.

Ese fin de semana empaqué mis cosas y me mudé con ella. Mi padre sabía en dónde estaba, no tenía malos términos con él, pero se había molestado, ahora la casa estaría vacía. Al empacar mis cosas vi de nuevo la carta de mamá.

─Lo siento, mamá... ─Susurré con el corazón roto y mi orgullo de hermano aplastado. ─Pero yo ya no soporto otro día aquí con ella.

"Si me dices zorra le dices zorra a mamá".

No tenía ni la menor idea de cómo era mamá en su juventud, pero apostaba lo que fuera a que estaría decepcionada de Lola.

Tanto como lo estoy yo.

Charlie y LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora