Estaba todo fríamente calculado ... Hasta que ustedes llegaron.

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NARRA KATHIA:

Ya llevábamos una hora conversando y bebiendo - aunque no demasiado - esperando a que llegaran los ejecutivos.

Después de haber salido de nuestra ultima clase, nos fuimos al departamento a terminar nuestros deberes - ya que nos acostumbramos a dejar todo lo que está relacionado con el estudio listo el día viernes - antes de poder salir.

Cuando terminamos los deberes - que fue al rededor de las 7 Pm. - nos preparamos para ir por la plata del mes y después de una larga pelea entre la feefy y la Feña de quien ocupaba la ducha primero - donde al final termine bañandome yo antes que ellas - estábamos listas para poner nuestras habilidades en el juego.

Apoye mi mano en la barra - que estaba a un costado de la habitación - y me incline mostrando un poco de mi escote - lo cual era facial, al llevar un vestido negro, con chalas de tacón, cinco dedos sobre la rodilla, ajustado a la piel y adornado con encajes en la parte del pecho, cintura y trasero, provocando mayor interés y resalte de mi cuerpo - para poder llamar la atención de alguno de los barman que daban vueltas detrás del mostrador y lo cual sin duda, agilizó la llegada de los tragos - Hombres - pensé, mientras le regalaba una de mis sonrisas más coquetas y falsas al tipo que me atendió.

- se están tardando - dijo la feefy a la ves que tomaba el vaso de mis manos y golpeaba su pie derecho con insistencia en el suelo. Llevaba un vestido rojo con zapatos a juego, ceñido en las partes necesarias, con 7 dedos sobre la rodilla y con un escote recto sobre el pecho.

- no te impacientes, ya van a llegar - habló la Feña, que llevaba un vestido azul, con un escote en "V" y que le quedaba a 5 dedos sobre la rodilla.

- como puedes estar gran tranquila? - gruñó la feefy.

- solo cálmate - dije, mientras miraba la hora en mi reloj - si no llegan dentro de diez, nos largamos.

- estoy de acuerdo - respondió la Feña a la vez que la feefy hacía una afirmación con la cabeza.

- bien - dije, volviendo mi cuerpo en dirección a la barra. No fue necesario esperar ni 3 minutos, ya que se podía escuchar el murmullo de hombres cruzar la puerta de entrada.

Miré a las chicas, señalando que era el momento de actuar - nos separamos para que cada una tomara el lugar que le correspondía, como ya habíamos planeado y estudiado anteriormente - donde por lo general solo nos acercábamos a la mesa en la que queríamos participar, pero, esta vez era distinto.

Al ser un grupo de ejecutivos, estábamos obligadas a seducir a cualquiera de ellos y hacernos la chica indefensa que puede dar la impresión de ofrecer una noche de placer para permitirnos hacer lo que quisiésemos y así poder entrar en el juego o simplemente demostrar el falso interés por las buenas jugadas que cualquiera de ellos estuviese haciendo - por lo general hombres mayores - permitiéndonos así poder participar de su juego. La regla era simple, cualquiera que pueda entrar en el juego se quedaba en él, mientras que las otras se encargan de vigilar que todo marchara como correspondía.

La feefy logró acercarse a uno de los ancianos, mire como lo convencía y sin mucho esfuerzo de su parte, él asintió llamando que trajeran una silla para ella, que daba justo en frente de mi - bien, ya esta adentro - pensé.

Por otro lado la Feña se paseó por el lugar y cuando pasaba por detrás de la silla de la feefy uno de los mas jóvenes del grupo tomó su mano. Por los gestos de su cara supuse que estaba aplicando el juego de la niña inocente - ya que lo hacía cada vez que agitaba sus largas pestañas - que no era capaz de entender el juego y por como reaccionó el - que la sentó en su regazo - estaba empeñado en poder enseñarle a una "dulce damisela en apuros" el famoso póker.

Me Perteneces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora