Un acuerdo.

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NARRA KYLE:

- te lo dije - hablé con una sonrisa en mi rostro - estoy preparado para perseguirte.

Y sin esperar su reacción, la bese. Suave, lento, tratando de memorizar la forma en la que se sentían mis labios al presionarse en los suyos o la fascinante sensación de su lengua peleando con la mía tratando de conseguir el control.

Podía sentir como arqueaba su espalda cuando mis manos pasaban de su cintura hacía sus caderas una y otra vez. Me presione contra ella - casi como un animal - golpeándola con mayor fuerza contra la muralla provocando que ella jalara el cabello que estaba en la base de mi cuello. Gruñí contra sus labios, pasando mis manos lentamente hasta llegar a sus sus muslos, impulsandola hacía arriba en un ágil movimiento, logrando que su vestido se subiera lo suficiente para ver sus maravillosas piernas enrolladas a cada lado de mi cuerpo. Mordió mi labio inferir y tiró suavemente de él, provocando un fuerte gemido desde mi garganta. Separé mi rostro del suyo por algunos centímetros para poder mirarla - estaba levemente sonrojada y un poco despeinada, dándole una caliente imagen de haber sido atrapada por un huracán o de haber acabado recientemente de un caluroso encuentro sexual - sonreí y apoyé mi frente en la suya.

- eso estuvo wuau - susurré.

- mm, si - dijo mientras desviaba la mirada.

Tomé su cara con mi mano y la alcé hasta hacer contactos con mis ojos - que está mal? - pregunté.

- nada - volvió a susurrar a la vez que negaba con su cabeza y trataba de salir de mi agarre, pero la simple idea de que se alejara de mí, inconscientemente hizo que mi agarre se fortaleciese en sus caderas - por favor, suéltame.

- dime, que está pasando? - dije, apenas controlandome. Pero ella solo esquivó mi mirada. Tratando de actuar como un hombre racional le di su espacio y retrocedí, a pesar de mantener mi agarre en sus caderas - vas a decirme, que carajos hice para molestarte - susurré/gruñí.

- esto no se va a volver a repetir - dijo en voz firme.

- por que no? - gruñí.

- porque simplemente no quiero - respondió mientras se encogía de hombros - ahora si me permites, ya es tarde y quiero irme a casa.

Me quede mirando su cara, tratando de buscar alguna pizca de broma o jugeteo intencional, pero no había nada, estaba hablando enserio. Camine dos pasos hacía atrás y pase mis manos por mi cabello jalando de él, tratando de encontrar una maldita razón para no cargarla en mi hombro y llevarla a mi departamento para mantenerla encerrada bajo mil candados y llaves hasta hacerle entender que necesito estar con ella, para poder sentirme completo. No creo que ella es consciente de lo que provocó en mi cuando cayó en mis brazos el día de la fiesta o cuando se lanzó hacía mi el día siguiente tratando de calmarme sin importarle su propia seguridad, nunca, nadie había hecho eso por mí arriesgarse así mismo para poder sacarme de mi propia miseria. Es por eso que la necesito, que tengo la necesidad de estar para ella cuando nadie lo esté, recordarle en cada momento que puede contar conmigo y que la protegeré de todo y todos.

- lo siento, no puedo dejar que te marches - respondí a la ves que volvía a poner mis manos en la muralla a cada lado de su cuerpo.

- y por qué no? - gruñe

- porque no estas entendiendo lo que de dije - hablo - quiero conocerte Kathia, necesito conocerte y no te estoy preguntando por que lo voy a hacer, con tu ayuda o sin ella. Créeme soy un hombre persistente y cuando algo se mete en mi cabeza ni una jodida mierda se interpone entre mi objetivo y yo.

- estas loco - susurra con los ojos abiertos.

Al ver su expresión suelto una carcajada, para luego decir - tu me estas volviendo loco. Y créeme estas haciendo un excelente trabajo porque has puesto mi cordura en la cuerda floja mas de dos veces en tan solo una semana.

Me Perteneces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora