5 | Estamos Igual De Destruidos.

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El Arte Del Perdón. II (Libro Dos)

Capítulo cinco: Estamos Igual De Destruidos.

Escuche el timbre de la puerta y rápidamente limpie mis lágrimas, no quería que mis hijos me vieran así de destruida.

-¿Esta la srta. Kat?

Escuche ma voz de un hombre diciendo mi nombre mientras Ruth venía en dirección a mi con una mueca de curiosidad en su rostro.

-Te buscan mamá.

Pase al lado de Ruth evitando todo contacto visual con ella, no quería que sintiera por mi odio, o pena.

-¿Si?

-Hola Kat-.El hombre extendió su mano hasta mi y pude reconocer el atractivo del hombre, era a quien había conocido hace apenas unas horas-.Necesitamos hablar.

-¿Hablar? ¿Sobre que?

-Sobre Antonia.

Mi corazón dolió, ¿porque mierda no salía de mi vida esa hija de puta?
Lo mire fijamente a los ojos y el dolor se veía en sus ojos.

-¿Quieres pasar o...

-Hoy no-.Dijo antes de que pudiera terminar de formular la pregunta-.No estoy listo, mañana, en el mismo lugar que nos vimos hoy.

Giro y salió del lugar sin darme oportunidad de confirmar.

Estaba en la cama que siempre me había traído felicidad pues la compartía con Charlie, y ahora solo estaba yo, con un hueco vacío y las lágrimas callendo sin parar.
El sueño no llegaba, pareciera la noche más cruda de todas, la más repulsiva, la más fría.

A mi mente llegaban las escenas que habían pasado durante el transcurso del día.

Salí de casa hacia el lugar donde me vería con aquel hombre, aprovechando que nadie se encontraba en casa.

¿Que tenía que ver él en todo esto? No mente daba vueltas, un poco más y está explotaria.

-Kat-.Escuche como gritaron mi nombre y era él, no recordaba si nombre pero sin duda hoy se veía más fresco y alegre que ayer.

-Hola.

-Hay un café más haya, vayamos.

-¿Y bien?

-Ella era mi esposa, o lo es, no se-.Ambos teniamos entre manos el café que habíamos pedido momentos atrás.

Mi corazón comenzó a latir más fuerte que nunca y sentía que podía salirse de mi pecho.

-Cuando te vi ayer te juro que no sabía nada, mucho menos que eras lesbiana-.El color inundó sus mejillas y una sonrisa intentó salir de su rostro pero sólo dejo ver una mueca de dolor en él-.Ella me acababa de decir que me había sido infiel, mi mundo se fue a la mierda, quería ir a romperle la cara a el cabron que había mandado a la mierda a mi matrimonio, luego sólo me du cuenta que no era él, que era ella.

Sus ojos se llenaron de un líquido cristalino y salado que estaba al borde del colapso y él sólo lo retuvo.

-¿Como perdonas algo así? es como si te metieran una maldita daga en el pecho y llamaras amigo del alma a quien lo hizo. La amo, y se que tu a esa chica también.

Las lágrimas ya habían salido de mis ojos, tomé su mano en un acto de valentía y la apreté, ambos estábamos igual de destruidos.

-Yo, yo no sabía que ella tenía familia. ¡Dios! Fuimos tan estúpidos nos vieron la cara.

-¿Charlotte? Tu esposa, no te a hablado del tema.

-No la quiero ni escuchar.

-Antonia me a dicho algunas cosas, como por ejemplo que tienes tres hijos.

-necesito tiempo, perdón, no puedo, hablo de que, esto es demaciado pronto.

Ignore lo que él había dicho y me paré de la silla, salí del lugar, quería gritar, aún no había tenido la oportunidad de descargar todo esto que tenía dentro y que de a poco me estaba matando lentamente.

El Arte De Amar. Libro I & II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora