9 | ¿Ya Es Tarde?

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El Arte Del Perdón. II  (Libro Dos)

Capítulo nueve: ¿Ya Es Tarde?

Narra Charlotte:

No tenía la fuerza suficiente para hablar con los tres amores que tenía en mi vida y decirle lo que estaba pasando en la vida de as mujeres que ellos amaban.

-Kat, iré por los gemelos a la escuela.

-Bien.

La manera tan vaga en que ella respondí a cualquier sencilla palabra que salía de mi boca dolía.


Permanecía fuera de la escuela en busca de mis dos hijos, aún faltaba poco más de quince minutos para su salida cuando sentí vibrar mi celular.

Antonia:
José y Kat an estado juntos.

Mordi mi labio inferior y las ganas de llorar llegaron, no creía a Kat capas de algo tan bajo como aquello.

Charlotte:
¿De que hablas?

Antonia:
Que se an acostado.

-Mamá-.Escuche a Alonso correr hacia mi y cerré mis ojos para que  las lágrimas no salieran.

Sabes cuando yo te vi no me esperaba nada, ni siquiera una amistad. Pero el destino ya nos tenía una jugada y no nos hiba a preguntar y así nos fuimos sin pensar, sin hablar muy bien las cosas y paso lo que no tenia que pasar. Si me hubiera dado cuenta antes hubiera corrido para escapar, de saber que el filo de tus labios al final hiba cortarme, si me hubiera dado cuenta antes que tu corazón estaba en otra parte no te hubiera acariciado tanto y ahora es demaciado tarde. Te ofrezco una disculpa, no fue mi intención amarte. Varias veces intenté que habláramos de esto, ¿Que querías? ¿Que esperabas? ¿Que buscabas cada vez que me besaba sin parar? Pero nunca me quisiste responder, o tal vez yo no te quise entender.
¿Y ahora que hago conmigo? Con lo que siento y el frío que dejaste aquí.
No te hubiera amado como si este mundo fuera  terminarse.

La casa, mi hogar, dejo de sentirse tan cálido y acogedor. Ya no quería llegar a casa, quería estar en cualquier otro lugar pero hay no.

-¿Mamá? Hemos llegado.

Kat salió a recibir a nuestros hijos, Ruth salió tras de ella, ambas tenían los ojos teñidos de rojo y por ende supe que habían estado llorando.

-Charlie, la comida está lista.

Después de dos semanas era la primera vez que las palabras salidas de su boca eran sólo para mi y mi estúpido corazón no pudo evitar sentir emoción.

-Gracias.

Tenía a tan sólo un metro de distancia a Kat, y la sentía tan lejos. Me hacía falta como no se imaginaba, cada hora cada día.
No sabía como mirarla a los ojos sin que a mi mente llegará la imagen de ella y José.

-Gracias mamá, la comida a estado genial.

Los tres niños dieron gracias a Kat y se retiraron. ¡Dios! Parecía una niña de quince años al borde del colapso.

-¿Has estado con José?

No calculé las palabras y sólo las deje salir, si lo pensaba demaciado nunca dé lo diría.

-¿Ella te lo a dicho? Lo siento mi amor, pero si. Y tu eres la razón de ese motivo.

Aquello había sido un golpe bajo de su parte, ¿Pero que podía reclamar yo? Y ¿con que derecho?
Estaba vez su "mi amor" sólo me había provocado estas ganas inmensas de llorar.

-Ok.

-¿Es lo único que dirás Charlie?

-Dime ¿que quieres que diga? Porque en verdad no lo se, no te puedo reclamar porque eh hecho la misma jodida mierda Kat.

El Arte De Amar. Libro I & II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora