Charlotte fue guiada por el ama de llaves a donde su rubia amiga la esperaba con todo listo para el picnic que ya habían acordado. El día anterior cuando le llego una nota que decía que estaba indispuesta y que no asistiría al baile de máscaras creyó que el picnic se cancelaba pero esa mañana recibió otra misiva diciendo que se recompuso milagrosamente y que el picnic seguía en pie.
-Parece que jamás hubieras enfermado te veo llena vida y bastante ¿alegre?- dijo Charlie sentándose en la manta bajo el árbol de naranjo.
-¿Qué insinúas? ¿Qué estaba fingiendo? Pues déjame decirte que si es así, estas totalmente en lo cierto- concluyó metiéndose un panecillo en la boca como si no acabara de confesar su mentira.
-¿Y tu madre no sospechó nada?- inquirió curiosa la castaña con una ceja alzada acostumbrada a las excentricidades de su amiga.
-Naturalmente me descubrió en la mentira cuando esta mañana me vio rebosante de salud, pero lo hecho no se puede cambiar y por ende sus reprimendas son fácilmente evadibles- se encogió de hombros restándole importancia, mientras sonreía de manera maliciosa, nada acorde a su dulce rostro.
-La cuestión es ¿Qué hiciste en la noche? no creo que te perdieras el baile por quedarte a dormir- su amiga no era de esas, disfrutaba de las veladas nocturnas y bailar se le daba bastante bien.
-Estas como siempre en lo correcto, esa noche tenía que comprobar algo importante, sabes que nunca escribo nada sin cerciorarme y como sospeche un marques intachable se frecuenta con una mujer de bastante dudosa reputación en un lugar de mala muerte, mañana leerás sobre ello- dijo en modo confidente y cerciorándose que nadie más las escuchara.
-Sophia, te he dicho que estas cosas no me gustan, no debes ventilar los deslices de medio Londres...- inmediatamente su amiga la corto con su ya conocida excusa.
-No pongo nombres, a veces alguna referencia física, tampoco el título de nadie, es solo diversión que no solo yo disfruto he visto a mi madre reír con esa columna y tratar de descifrar la identidad de los pecadores miles de veces, no le hace daño a nadie- se defendió sin elevar demasiado la voz y adquiriendo una apariencia más rígida.
-Bien solo pido que no te arriesgues más de lo necesario, tú lo has dicho es solo diversión, no debes andar por ahí escabulléndote ni poniéndote en peligro- detuvo su sensato consejo sabiendo que caía en saco roto -prométeme que no te arriesgaras demasiado - pidió como último recurso.
-Está bien, aunque sabes bien que no soy una dama precisamente indefensa, Michael me enseño a defenderme- dijo segura de sí misma -pero ya dejemos el tema atrás ¿Qué tal la mascarada? Dicen que estuvo esplendida y también me comento mi madre que te fuiste temprano porque estabas indispuesta y yo te veo más que bien.
-Fue solo un dolor de cabeza nada grave- mintió mientras tomaba un poco de té para no ver a su amiga a los ojos.
-Dime la verdad, yo no tengo reparo en contarte mis más escandalosos episodios- respondió con soltura la rubia.
-Bien- dijo antes de respirar hondo.
Charlie comenzó a relatar todos los acontecimientos de la noche anterior, desde su escapada a los jardines, el encuentro con el indeseado Lord Essex, como su salvador había aparecido en el momento oportuno para liberarla del aprovechado granuja, la discusión posterior a eso y por ultimo le confeso como paso buena parte de la noche en su habitación pensando en cómo sería ese rostro sin antifaz y a plena luz del día.
-¡Wow!- exclamo pasmada Sophia y con brillo en los ojos - ¡Me pierdo una velada y tú encuentras a tu ángel salvador!
-No es mi ángel salvador, fue solo fue una casualidad- respondió mientras frotaba las manos en su vestido con evidente nerviosismo.
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Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...