Dominik caminaba por el salón con cierto desespero, se había librado de la matrona y su hija, casi de milagro, no entendía como aún sabiéndolo comprometido y con su boda en puerta, algunas madres seguían imponiendo la presencia de sus risueñas hijas y eso no era lo peor casi estaba seguro que la misma matrona le estaba dando veladas invitaciones a inmiscuirse en su habitación.
-Querido hermano- lo saludó Gabriel que iba del brazo de su esposa, una pelirroja que conocía muy poco, aunque eso no le impedía saber de sus grandes hazañas y sus escapadas clandestinas. Q
-Gabriel, siempre es un placer verte hermanito- respondió alzando la mirada buscando a su castaña, la cual no parecía estar dentro del salón.
-Hoy mi hermosa esposa a la que soy fiel y amo nos honra con su presencia- dijo introduciendo a la mujer que se le miraba muy incomoda.
-Es un placer contar con su presencia milady- saludó con una sonrisa amable, ella lejos de ser una de esas damas que tanto lo desesperaban le parecía ¿Peculiar? Quizá no tenía la palabra correcta.
-El placer es todo mío Milord- respondió ella acompañado de una inclinación.
-¿Han visto a mi prometida?- preguntó sintiendo que no era capaz de refrenarse más.
-Creo haberla visto salir al jardín- indicó su hermano de manera confidente.
-¿Estás seguro?- cuestionó intranquilo, sintiendo la ansiedad apoderarse cada vez más de él.
-Milord creo que debería buscarla- habló esta vez la dama.
Charlotte daba vueltas por el jardín apreciando el cielo estrellado y a esa luna que que esa noche parecía sonreírle, a pesar de llevar alrededor de veinte minutos esperando al hombre con el que compartiría su futuro no estaba ansiosa, es más sentía una extraña calma.
-¡Charlotte!- escuchó que que la voz de su mejor amiga agitada le gritaba desde algún punto.
-¿Sophia?- preguntó al verla correr a su encuentro.
-Yo te escribí la nota, quería hablar contigo, de manera segura- le dijo atropelladamente una vez estuvo cerca.
-¿Qué sucede Sophia? ¿porque corremos?- cuestionó confundida mientras era arrastrada por su amiga dentro de un laberinto escondiéndose en uno de sus pasillos.
-Hay cosas que te he ocultado, y no puedo revelartelas, lo jure Charlie- dijo negando con la cabeza evidentemente abatida.
-Sophia me estás asustando- dijo contagiándose de la ansiedad de su amiga.
-Es solo que Hereford, él bueno, no puedo decirlo y luego está tu hermano, él cree que lo odio y así debería ser pero no lo hago, no puedo- dijo confundiéndola más que antes, aunque había logrado comprender lo que decía sobre su hermano y sospechaba que había algo más que su amiga no quería revelar sobre el tema.
-¿Sophia tú sientes algo por Drake?- preguntó no aguantando más las dudas que lo carcomían.
-Yo no lo sé Charlie, es una larga historia, inicia cuando solo éramos unas niñas y tú te la pasabas soñando con aquel niño que te regalo la pulsera- dijo la rubia riendo y negando con la cabeza quizá por el recuerdo de su infancia compartida.
-¿Entonces te gustaba mi hermano?- Charlotte sabía que ya nada podría sorprenderla si la rubia decía que si.
-No- negó efusivamente -En realidad no estoy segura- dijo mordiendo su labio ansiosa.
-¿Por eso nos escondemos y corrimos de esa manera?- cuestionó creyendo que su amiga se volvería loca en cualquier momento.
-No, la razón no puedo decirla- sonrío con inocencia -Pero creo que ya podemos salir.
ESTÁS LEYENDO
Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...