Dominik despertó en su habitación con un dolor de cabeza que le comenzaba a resultar familiar, aún llevaba la ropa de la noche anterior algo sucia y desaliñada, exteriorizando como se sentía por dentro. No lograba identificar desde cuando su vida se había vuelto tan caótica, pero aquella noche cuando vio por primera vez a la que sería su esposa en la mascarada, le daba un claro punto de partida.
Con parsimonia comenzó a levantarse procurando no hacer movimientos bruscos que aumentaran las pulsaciones contantes en su cien, si tan solo ese líquido amarillento le surgiera algún efecto, quizá valdría la pena las consecuencias, pero lo único que lograba era agravar ese sentimiento de vacío y anhelar lo que tanto intentaba sacar de su cabeza.
El recuerdo de su prometida enfundada en un vestido escarlata llego a su mente como un rayo de luz colándose por las cortinas más espesas, sacándole una sonrisa aún por sobre la fuerte punzada que llego con el recuerdo ¿Cómo había logrado inmiscuirse de esa forma en sus pensamientos y su vida? ¿Porque no hacía si no querer verla? Ese sería sin duda un mes bastante largo...
Charlotte despertó agitada por los movimientos constantes en su brazo y la voz de Lucie que la llamaba insistente y preocupada.
-¡Estaba tan preocupada!- fue lo primero que su doncella dijo cuando abrió sus ojos acaramelados, llenos de sorpresa -Quise venir a buscarla anoche desde que Lord Hereford me trajo a la mansión, pero no me lo permitió, no tiene idea señorita su hermano estaba muy molesto y cuando me lo tope por la noche parecía poseido
-¿Que te dijo?- queiso saber.
-Preguntó si Lord Hereford había dejado a Sophia en casa y si los había visto besarse.
-¿Tú crees que Drake tenga un interés especial en Sophia?- preguntó curiosa terminando de alejar el sueño e incorporándose, para que Lucie comenzara con su aseo y arreglo.
-No lo podría asegurar, Lady Sophia es muy impredecible y su hermano tiene fama de ser... usted ya sabe...
-Un libertino- completó consiente de la mala reputación de su hermano y la veracidad de la misma.
-No se puede estar segura- continuo – es decir en el amor todo el posible- cerró haciendo gala de su experiencia, aunque corta, en las misteriosas aguas del amor.
Cerró los ojos sintiendo las palabras como propias, ella no sentía amor por Lord Granby, pero tampoco le era indiferente, eso había quedado claro la noche anterior, su voz ronca parecía hipnotizarla, su tacto la embrujaba y sus labios invitarla al peca...
-¡Señorita!- escuchó la voz de su doncella llamarla.
-¿Qué decías?- cuestionó ruborizada y volviendo a la realidad.
-Su prometido vendrá a buscarla, estoy segura, además hoy por la tarde se ultimaran los temas de su vestido de novia, tiene mucho que hacer hoy- repitió apretando su corsé.
Inhaló y exhaló sintiendo que el aire se escapaba de sus pulmones con la sola mención de su inminente boda o quizá por el incómodo corsé que Lucie apretaba con demasiado ahínco, no podía estar segura, lo único que tenía claro era esa sensación de desasosiego que le provocaba todo lo referente al matrimonio y las múltiples dudas que rondaban su mente.
Pidió el desayuno en su habitación con el propósito de no toparse ni por casualidad con su padre, luego bajó donde su madre ya la esperaba para su sesión de bordado habitual.
Al llegar a la salita rápidamente se dio cuenta de lo mal que lucía su madre, parecía cansada y preocupada aunque lo disimulara bastante bien, además unas grandes ojeras descansaban bajo sus ojos a pesar del polvo de arroz que intentaba cubrirlas.
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Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...