Charlotte tragó hondo sin saber qué hacer, podía sentir la suciedad e irregularidades en el suelo clavándose en la planta de sus pies descalzos, aun así y con el dolor que sentía en todo su cuerpo no se detuvo, Sophia no había dudado en ir por ella, lo mínimo que podía hacer es devolverle el favor.
Deambuló hasta que a lo lejos visualizo la luz de una vela adentrándose en un pasillo, ese era el lugar al que debería ir. Camino con paso firme y decidido, estaba consciente que ese sería el momento perfecto para huir pero no lo haría dejando a su única amiga con ese tipo.
-¿Creíste que ibas a rescatarla?- escuchó la voz fría del Conde de Essex alzarse con superioridad.
No sabía que podía hacer, Sophia estaba en clara desventaja y no tenía si quiera un arma y ella estaba peor al menos su amiga sabía manejar una y ella no sabría qué hacer aunque la tuviera.
-Essex, no tengas la menos duda que lo haré- los ojos azules de su amiga volaron a ella unos escasos instantes, como si las palabras en lugar de ser para el conde fueran para ella.
-Yo no lo permitiré milady- se mofó la mujer que llevaba atormentandola desde hacía algún tiempo.
-No me pareció lo mismo cuando solo éramos las dos y te quite tu amada arma- dijo mordaz su amiga ganándose una cachetada y una patada en el estómago por parte de la mujer.
La cólera e indignación pronto fue creciendo en su pecho, no podían hacer eso con su amiga, ella no merecía eso.
-Suéltenla, ella no tiene nada que ver con esto es a mí a quien quieren- dijo haciendo acto de presencia aún con la negativa de Sophia.
-Ahora les gusta jugar a las valientes- se mofó Lord Essex acercándose a ella.
-Suéltala y prometo no oponer resistencia- ofreció con las lágrimas a punto de salir.
-Es lo divertido preciosa, las quiero a las dos.
El caos se desató, cuando en un descuido Sophia pudo liberarse de él hombre que la sostenía, dándole un fuerte golpe en la mandíbula, ella hizo lo propio y se hecho a correr, en poco tiempo Sophia corría junto a ella. Saldrían de esa juntas o eso quería pensar.
-No disparen solo tráiganlas- escuchó ordenar a Lord Essex antes que unas manos fuertes y varoniles se cerrarán en su cintura.
Sophia continuo corriendo no grito para no detenerla, pero al poco tiempo el hombre que la perseguía también logró atraparla.
Sophia pataleo, mordió y golpeó tanto como le fue posible, pero obviamente no tenía oportunidad frente a ese hombre de casi dos metros fuerte y decidido que la tomaba sin la menor consideración.
-Te dije rubia estupida- el tono de voz de esa mujer la enervaba al punto de querer sacar el arma que llevaba oculta entre su ropa antes de tiempo.
-Todo estará bien Charlie- tranquilizó a su amiga que parecía a punto de llorar, seguramente culpándose cuando obviamente ella era la más inocente.
Las llevaron y ataron una contra la otra, en una habitación vacía y oscura, solo una vela era todo lo que tenían para medianamente observar los escombros de lo que antes seguro fue un hogar, ese hombre no sólo había destruido a los dos herederos al título si no también a sus familias.
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Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...