-¿Ahora qué haremos?-Exclamó Charlotte agobiaba mientras bajaba de un salto de su cama golpeando su pie con algo duro en el proceso.
-¡Me ha lastimado!- se quejó el marqués sosteniendo su hombro y recostándose en su cama.
-No hay tiempo para eso Milord, mi hermano va en camino a su habitación y seguramente sospechara al no verlo ahí- volvió a exclamar con la misma agitación caminando en círculos, mientras sostenía una vela torpemente.
-Tranquila Milady yo lo solucionaré usted manténgase tranquila en su habitación- la postura de su prometido era por demás relajada incluso parecía divertirse con la situación mientras a ella los nervios la estaban matando.
-Iremos los dos, si mi hermano está en su cuarto puedo distraerlo alegando que he visto a alguien en mi ventana o que escucho ruidos extraño cerca de mi alcoba- esa parecía ser la mejor solución y así lo harían sin importar cuánto protestara el marqués.
Después de una pequeña discusión sobre quedarse o no en su alcoba Charlotte caminaba por los oscuros pasillos seguida de cerca por su futuro esposo, como rufianes cualesquiera cuidando de no ser descubierto por algún lacayo que anduviera en la búsqueda de los intrusos (que podían o no estar dentro de la mansión) además también estaba el hecho que ellos mismos pudieran toparse con un malhechor.
-Le dije que se mantuviera en su habitación- susurró el marques pegándola hacia la pared en un movimiento rápido para ocultarlos de la luz fugaz que pasó al inicio del largo pasillo.
-Yo puedo moverme mejor por la mansión que usted le recuerdo que es mi casa ahora manténgase en silencio y sígame- exclamó con tono más firme del que hubiera esperado, jamás había sido partidaria de escabullirse y menos en su propia casa, siempre había preferido que el papel de temeraria lo jugará su hermana menor.
Después de un par de sobresaltos habían logrado llegar bastante cerca de la habitación en la habían acomodado a su prometido, no podía negar que la excitación crecía en ella con cada paso que daba, no se imaginaba la cara de emoción que pondría su hermana si llegara a verla, por primera y seguramente última vez decidió correr el riesgo.
Unas voces se escucharon al inicio del pasillo dejándola casi paralizada, podía distinguir claramente la voz de uno de los lacayos y la de un mozo de cuadra. Un tirón, que la hizo entrar a una de las habitaciones vacías, logró sacarla de su estupor momentáneo.
-Casualmente entran a la mansión cuando Lord Beaufort decide salir tan misteriosamente- escucho que decía el que identificó como el lacayo.
-Sí, como si supieran que su excelencia no esta en casa, escuche que vieron entrar a una mujer y un hombre, Roger dice que afortunadamente mientras Lord Worcester se dirigía a la habitación del prometido de la señorita encontró al hombre rondando por ahí, aunque no pudo atraparlo quién sabe con las intenciones con las que estaba ahí- comento esta vez quien suponía era el mozo de cuadras.
-¿Y la mujer?- cuestiono el lacayo.
-Mason afirma que tenía el cabello negro y que era muy bonita, la vio mientras huía en un caballo blanco- creyó escuchar, pues las voces cada vez eran más débiles, hasta desaparecer por completo.
-Milady, esto no es un juego ¿Ya pensó como regresara a su habitación?- cuestionó su prometido dejándola completamente muda- ¿o espera dormir en la mía?- cerro con una sonrisa.
-No es solo que yo... bueno, ese es mi asunto- resolvió a decir con la incertidumbre creciendo dentro de ella.
-Usted es mi asunto milady ¿O cree que a diario me bato a golpes con otro noble?- confesó Lord Granby haciendo referencia a lo sucedido en el teatro.
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Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...