Dominik se apartó de la mujer de un tirón cuidando de no lastimarla en el proceso, a pesar de todo no podía ignorar ella posiblemente llevaba un un hijo suyo en su vientre.
-Domi, escapa conmigo, lejos de todo y todos- suplicó con las lágrimas arremolinándose en sus ojos, de una manera que ya conocía casi de memoria, pero que no lograba conmoverlo, ya no.
-Te lo pedí en algún momento, mucho antes de estar comprometido, te lo suplique Amber, ahora es tarde, mi corazón pertenece a Charlotte Lowelace- confesó apartándose de ella lo más posible, algo en su presencia lo hacía sentir incómodo, quizá era su mirada llena de odio, la noticia que acabada de darle o remordimiento que le causaba todo eso.
-¿Esa es tu elección Dominik?- preguntó ella de manera casi amenazante, como si fuera otra persona, como si ante él tuviera a un mujer totalmente diferente, al ángel que en algún momento creyó amar, parecía tan distante como esos días.
-He sido lo suficientemente claro Amber- confirmó enfrentándola, demostrando su postura inflexible.
-Es tu bastardo Dominik, no lo hice yo sola, no puedes dejarme así- volvió a amenazar señalándolo con su dedo índice.
-Esta bien- cedió cansado de lidiar con ella y aunque quizá esa decisión lo haría perder a su prometida, no podía ignorar a ese bebé que era un inocente.
-¿Cuándo nos iremos?- cuestionó emocionada, limpiando el resto de lágrimas que aún conservaba -Podemos ir a Francia o quizá mucho más lejos...- fantaseo ella con una sonrisa radiante.
-No Amber- la cortó en seco -Yo le daré lo que necesite, lo llevaré a vivir conmigo, tendrás permiso de verlo o verla solo en ocasiones limitadas- sabía que lo que hacía no era del todo justo, pero tampoco estaba dispuesto a huir con ella, no la conocía como creía, tampoco la amaba, ahora comprendía que eso tan ferviente que sentía, era solo una cosa, pasión, y pensar que tantas veces su amigo se había esforzado en aconsejarlo y él se negaba a escucharlo.
-¡Me niego Dominik! ¡No me harás esto a mi! ¡juro que me vengare!- vociferó mientras se alejaba nuevamente entre la sombras y huía antes que siquiera pudiera reaccionar, algo le decía que ella no mentía, no esa vez.
-¡Dominik!- Dijo la rubia hermana de Michael, corriendo casi desesperada, a travez del laberinto con lágrimas en sus ojos.
-¿Qué sucede?- cuestionó atendiendo a la muchacha que parecía desesperada y algo asustada.
-No encuentro a Charlotte, estaba por acá justo hace unos segundos ¿La vio Milord? Dígame que la vio- pidió fuera de sí mientras daba vueltas alrededor, buscando seguramente a su prometida.
-¿Charlotte? ¿mi Charlotte? ¿Hace cuánto estuvo acá? ¿porque acá?- su cabeza funcionaba más rápido que nunca imaginando los diferentes escenarios, ella no podía haberlo visto, solo faltaba una semana para su boda, ella no podía...
-Debemos darnos prisa Milord, no pueden sacarla de la mansión tan fácil- apremió la joven aristócrata confundiéndolo mas que al inicio.
-¿Qué sucede Lady Browing?- preguntó deteniendo su paso apresurado, merecía una explicación aún cuando su cabeza estuviera más revuelta que nunca.
-Milord, usted no tiene ni idea, nadie la tiene, es difícil y largo de explicar y justo ahora no contamos con mucho tiempo para justamente eso-dijo la rubia tomando aire, recordando esa noche desafortunada en la cual se enteró de tantas cosas que desearía ignorar -Solo debe saber que alguien peligroso, con título y posición, está tras sus pasos, y créame que no dudará ni un instante en hacerle daño- concluyó tragándose las lágrimas y concentrándose en lo que realmente importaba en ese momento, su amiga.
ESTÁS LEYENDO
Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...