Capitulo 21

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Charlotte cerró los ojos intentando conciliar el sueño, intentando dejar su mente en blanco, intentando solo...

-No puedo olvidarlo- murmuro tocando su boca y recordando la sensación que le provocaban los labios del marqués sobre los suyos.

Se levanto de la cama sintiendo de repente que estar en una sola posición la agobiaba, se sentía llena de energía, muy a pesar de la extraña sensación en su estómago, que estaba segura no la dejaría probar bocado si lo intentara.

-No puedes, Charlotte, no puedes...- habló consigo misma, mientras caminaba por su habitación sin poder detenerse.

-No puedes...- se volvió a reprender, con la respiración algo agitada -No puedes enamorarte- solo decir la palabra le costó horrores ¿Porque todo le resultaba tan complicado?

Tomo el collar de diamantes que bajo la luz de la luna soltaba destellos hermosos, estaba segura de haber visto un diseño similar, aunque en esos momentos su cabeza no funcionaba demasiado bien, quizá solo eran ideas suyas.

El cansancio azoto su cuerpo con más fuerza que antes, mañana le esperaba un largo día debía ir a tomar el té con su suegra, resolver asuntos de la boda que no deseaba atender y por último asistir a un baile que no podía importarle menos y aún así dormir no se le presentaba como opción clara.

Dominik dio una vuelta más en el despacho de su amigo sin estar muy seguro de cómo le diría lo siguiente a Amber, ya había tomado una decisión, o eso creía. No podía pretender tener a su rubia solo para él cuando estuviera casado, a pesar que muchos de sus pares tenían prácticamente dos familias él no era de esos, deseaba hijos y ellos merecía su atención y amor, además también deseaba pasar tiempo con la madre de esos hijos, hacerla sentir la única mujer en el mundo, eso entre tantas cosas que siempre había soñado y de las que había desistido ante la negativa de la rubia a escapar y casarse con él. Por otro lado Amber merecía a alguien que la amara, él ya no se sentía tan seguro de seguirla amando como antes, las confesiones de Charlotte lo dejaron demasiado perdido como para estar seguro de algo en concreto.

-A ese paso abrirás un agujero en la alfombra- bromeó su amigo mientas le daba un sorbo a su debida.

-Spencer ¿Podrías tomar las cosas con seriedad?- James sabía que siempre que se dirigía a él por su apellido es porque la situación era sería, por lo que al instante cambio su postura divertida a su habitual seriedad.

-Yo creo que estás haciendo más drama innecesario, incluso pareces mujer- se burló nuevamente sin poder resistirlo -Tu sabes lo que pienso sobre tu amante- habló en tono un tanto despectivo, las mujeres de su tipo solo buscaban una cosa y cuando la obtenían la ruina inminente azotaba a sus víctimas en el mejor de los casos.

-Nunca te diste la oportunidad de conocerla, es maravillosa- dijo recordando tantas veces que compartieron su lecho, quizá no debía dejarla de lado....

-¿Tienes algún recuerdo que no los involucre en la cama?- cuestionó rellenando su copa nuevamente.

-No...- respondió incomodo.

-¿Has visto alguna vez a sus hermanas? ¿o al menos su casa?- continuó interrogando.

-No, ella siempre alegó que sus hermanas estaban ocupadas...

-¿La has visto en otro lugar que no sea la pocilga en la que trabaja?

-No- volvió a responder sin muchas ganas, sabiendo al punto al que James pretendía llegar.

Complicando al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora