Una semana había pasado desde que encontraron a Lord Essex sin vida en la cabaña. La muerte del noble los primeros días había sido una noticia sonada, todos estaban sentidos porque era un hombre joven y "lleno de vida". La verdad de sus crimenes por decisión de supuestamente el mismisimo rey permanecerían de manera oculta, aunque Dominik dudaba seriamente que él monarca perdiera tiempo en cosas como esa. Segun los agentes de Bow street todo era para no crear paranoia entre los pares ¿Porque alarmar a la nobleza con algo tan vanal? Era como confesar que no estaban seguros, que un criminal caminó entre ellos con tranquilidad. Además alegaban habían aun demasiadas cosas inconslusas y posibles complises a los que no querían alertar.
-Aún no lo puedo creer- espetó James con incredulidad, de todos el era el más indignado con él tema -Encubrir así a un maldito...
-Yo si- lo corto Hereford con tranquilidad -Detrás de él puede haber mucho mas y no sería bueno decirle a un criminal que estas tras sus pasos.
Intento ignorar la discusión que se avecinaba entre sus dos amigos pues sabia que nos los llevaría a ningun lugar, ¿Porque perder más tiempo con el tema si el hombre ya estaba muerto? Ellos sabían la verdad y eso para él era lo importante, el rey o quien decidiera mantener eso en secreto sus razones tenía y él no iba a discutir, esa etapa ya había pasado, insultó, gritó y amenazó a los agentes cuando los persudieron a mantenerse en silencio, solo logró controlarse cuando Lord Hereford le explicó que eso era lo mejor, dejar a los profesionales trabajar.
-¿Aun no quiere verte?- cuestionó James trayendolo de regreso a la conversación, haciéndo que el brandy, que estaba ingiriendo, le supiera mas amargo.
-Le he dejado flores todos los días, dice Worcester que no se da el tiempo si quiera de verlas- informó sintiendose derrotado -He ido todos los días a verla y no me ha querido atender y estando el duque en casa no quiero arriesgarme a entrar a su habitación.
-Dale tiempo Granby, ella esta dolida deja que pase la rabia, vendrá a ti sola- Aconsejó James rellenando su copa.
El despacho de su amigo era un especie de refugio los ultimos días, después de esperar en casa de los Lowelace tener la mínima oportunidad de ver a Charlotte llegaba a ahí intentando olvidar sus penas, aunque ese día había simplemente ir directamente a la vacía mansión Spencer y no porque careciera de muebles o adornos sino porque a esa casa le faltaba vida.
-¿Como estará Amber?- preguntó Hereford trayendo a colación a la rubia.
-Supongo que no muy bien, esta encarcelada y será juzgada por sus crimenes- respondió sintiendose mal por ese hecho, de cierta forma ellq también era víctima de las circunstancias.
-Ella sufrió por elección, pero estaba coaccionada, tu futuro suegro seguramente no era muy delicado con ella, es todo muy complejo- se quejó James perdido viendo su bebida, como si en ella encontrara algo interesante.
-Tampoco creó que el duque la tratara muy bien- concordó recordando como había sido capaz de golpear a Charlotte, que regresara a su casa lo tenía bastante intranquilo.
-Deberías hacer tu visita diaria quizá esta vez tengas más suerte- lo ánimo Hereford.
Charlotte caminó por su habitación teniendo cuidado de no esforzar su pierna de más, ya se sentía mucho mejor pero si daba un paso en falso el agudo dolor se extendía por toda su pierna.
-Quedese quieta milady- pidió Lucie que intentaba sujetar su peinado, y seguir sus pasos a la vez.
-No quiero verlo Lucie- confesó con loa nervios a flor de piel, sin ser capaz de parar su marcha.
-Pero su padre le ordenó recibirlo y fue bastante claro- el nerviosismo en la voz de su doncella era palpable, desde que su padre apareció en la mansión todos estabas mas alterados.
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Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...