-Entonces ahí estaba yo, esperando a mi hermano con solo quince años ya debía cuidar que Gabriel no se metiera en problemas al menos no muy graves- terminó de narrar Dominik recordando eso tiempos en los que ya se marcaba el patrón de cómo serían él y su hermano.
Miro los ojos de su prometida brillando divertidos y sus labios contraídos intentando mitigar una segura carcajada. Jamás pensó contarle esas cosas a ella, pero verla sonreír de esa manera, tan atenta e interesada en lo que decía, solo lo impulsaba a hablar más y más.
-Milord- dijo ella con una sonrisa y soltura que lo hizo sonreír a él también -Supongo que cuando crecieron las travesuras fueron cada vez más alocadas- habló Charlotte con una sonrisa no podía creer como su futura suegra y las institutrices de esos dos diablillos pudieron soportarlos ¿Serían sus hijos de esa forma? Esperaba sinceramente que no, eso claro si algún día los tenían, debían tenerlos ese era el principal objetivo de cualquier unión...
-De hecho no fue así- carraspeo Dominik algo contrariado, analizando en qué momento él y su hermano se habían vuelto tan... Diferentes -Gabriel comenzó a comportarse cada vez más despreocupado y yo cada vez más...- ¿Aburrido? ¿Realmente estuvo a punto de decir aburrido? Él no era aburrido desde luego que no, él era responsable.
-¿Más que Milord?- interrogó ella viéndolo expectante, con sus ojos brillando por la curiosidad.
-Responsable- completó serio -¿Pero qué dice de usted milady? ¿Siempre fue así de correcta? aunque sí me lo preguntaran a mi, no podría dar fe de la tan buena reputación de la cual su madre hizo alarde esta mañana durante más de media hora, escabullirse bajo la cama de un hombre, andar por los jardines buscando el peligro e ir a una de esas fiestas- negó fingiendo decepción mientras que en el rostro de su acompañante se notaba lo mortificada que estaba.
-No sé de qué habla Milord- fingió desentenderse mientras se abanicaba, ocultando su sonrojo.
-Creo que lo sabe muy bien- sonrío él -Si no con gusto podría recordárselo está noche durante el baile, claro en un lugar más privado milady- susurró él con una sonrisa y picardía que la hicieron enrojecer aún más que antes si eso era posible.
-¿Qué está usted insinuando Milord?-habló con cierta dificultad debido a su respiración acelerada.
-Nada milady- respondió con falsa inocencia.
-Es usted un descarado, Milord- sonrío ella intentando mantener bajo control sus nervios y respiración, entrando sin pensarlo en ese juego de sonrisas y gestos, toques disimulados e insinuaciones que le comenzaba a gustar.
-Y usted lo es mucho más milady, yo soy una víctima de su descaro- dramatizó en voz baja mientras acercaba su pie a su pantorrilla por debajo de su vestido de manera disimulada -Una víctima voluntaria pero víctima al fin- completo con un guiño.
Charlotte negó con la cabeza sintiendo que tomar una cucharada más de su helado no iba a ser posible, un simple guiño había logrado revolver todo dentro de ella y que decir de su pie inquieto que cada tanto tocaba su pantorrilla insinuante. Su estómago palpitaba al ritmo desbocado de su corazón y su piel estaba helada como si supiera que bajo las manos fuertes del marqués estaba su cobijo perfecto.
-Creo que debemos regresar- dijo él ofreciendo su brazo -su doncella debe estar extrañándola.
Charlotte posó su brazo sobre él que le ofrecía y sin poder evitarlo nuevamente una sonrisa decoro su rostro, muy a pesar de la sensación en su estómago que no le permitió terminar su helado y las miradas indiscretas, que aún no cesaban por completo por parte de las otras parejas.
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Complicando al amor
Historical FictionCharlotte Lowelace, hija menor de Lord y Lady Beaufort. Es casi la personificación de lo que una joven inglesa debe ser, desde su cándida apariencia hasta sus delicados modales, con un pequeño detalle en su actitud no siempre dócil y complaciente. E...