Capitulo 25

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Abrió los ojos con pereza, cayendo inconscientemente en el vaivén de las velas que iluminaban a su alrededor, mientras se mantenía en esa misma cómoda posición sintiéndose incapaz aún de moverse, como si toda la fuerza de su cuerpo se hubiese esfumado.

-Creo que ya es un poco tarde Charlotte- escuchó una voz ronca, que la trajo inmediatamente a la realidad.

-¡Me mataran!- exclamó intentando poner en orden los mechones de su pelo.

-Tranquila, no tendrá ningún problema- le sonrió el marqués que podía adivinar también estaba de acababa de despertar.

-Soy una insensata- comenzó a reprenderse pensando en los posibles problemas aunque en realidad no se arrepentía de nada.

-La más bella de las insensatas- respondió su prometido antes de darle un corto beso -Nadie la lastimara jamás si yo estoy a su lado- declaró con una sonrisa.
Tomó la mano de su prometida y comenzó a caminar en dirección al carruaje, podía notar en su rostro la preocupación, aunque de a poco se fue cambiando por una sonrisa y al final en una carcajada contagiosa, a la que no se pudo resistir.

El camino a casa no fue como ella esperaba, ambos estaban en silencio, ella por su parte imaginando cómo sería la vida al lado de ese hombre, y si era honesta no podía imaginar su vida con nadie más, al menos no en ese momento.

-Ya estamos cerca- anunció sacándola de sus cavilaciones.

Sus miradas se unieron por un corto tiempo en el que ninguno la apartó, sus ojos azules como cielo de verano, la hacían sentir hechizada y atraída.

-Gracias- habló rompiendo su burbuja romántica -Por esta noche que no olvidaré nunca- explicó al ver la confusión en su rostro.

-El que está agradecido soy yo- corrigió el depositando un beso en su mano.

El coche se detuvo y Dominik supo que ya habían llegado, la llevaría a su casa, la dejaría en su habitación y se iría, soñaba sencillo pero podía apostar que los duques ya estaban en cada además del entrometido hermano mayor.

Con cuidado de no ser vistos ingresaron a los terrenos de la mansión, desde donde estaban tendría que caminar varias manzanas para llegar hasta la biblioteca por donde tenían presupuestado entrar.

-Dominik- lo detuvo ella jadeante -Vamos muy rápido- apuntó con la mano en su pecho.

No tenían tiempo que perder y por lo que miraba su dama necesitaba un poco de ejercicio quizá podía enseñarle algo de esgrima, pero por ahora lo más viable era cargarla.

-¿Qué hace?- chilló Charlotte cuando sus pies dejaron de tocar el suelo, su prometido estaba definitivamente loco y eso le gustaba.

-Acelerar el proceso a este paso nunca llegaremos estos jardines son interminables- explicó mientras caminaba con urgencia.

Unas voces los hicieron detener en seco y esconderse detrás del mirador en el que recordaba estuvo a punto de besarla el día que les anunciaron su compromiso,que lejanos le parecían esos día...

-Soy un tonto, una burla...- escuchó a alguien vociferar, sin duda ya sabia de quien era esa voz, en reiteradas ocasiones lo había interrumpido y pronto pasaría a ser su familia.

-Nos verá- le dijo Charlotte bajando de sus brazos e intentando ocultarse más.

-No lo hará silencio- susurró lo más bajo que pudo.

-¡No lo soporto!- escuchó gritar al joven noble casi fuera de sí, transmitiendo la tristeza en su voz.

Charlotte sintió su corazón estrujarse al oír a su hermano abatido de esa manera deseaba abrazarlo y decirle que todo estaba bien, que nada sucedería, pero, primero no debía verla y segundo no tenía idea cuál era el mal que lo acongojaba.

Complicando al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora