capítulo 34

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Dominik sin mover un musculo vio como ubicaron a la mujer que un día creyo amar en el sofa del despacho. Él no se había atrevido a acercarse, temía que sus manos como autómata viajaran a su cuello, aun cuando sentía una profunda lastima por la dama fingir que no la odiaba era imposible, él jamás fue bueno ocultando sus sentimientos, no comenzaría a hacerlo a esas alturas de su vida, menos por esa mujer.

-Está despertando- anunció su hermano con las sales que Worcester diligente había traído.

-Debe comer algo- habló Lord Hereford incorporándose -Necesita estar fuerte si nos ayudara a buscar a Essex.

-No- interrumpió Amber, con la voz enronquecida.

-¿No?- preguntó James exteriorizando la confusión que todos sentían.

-Debo terminar por favor- suplicó.

-Adelante, termina de decir lo que quieras- espetó apretando los dientes sin poder evitarlo y sin intención de evitarlo tampoco, no era propio de él tratar de esa forma a una dama pero ella no merecía su consideración.

-Esto no es fácil para mí, no pido tu perdón, acepto mis culpas y lo que tenga que pagar por mis errores solo quiero que por una vez me veas como lo que realmente soy- habló con ese tono lastimero que coqueteaba con ablandar su corazón.

La miro a esos ojos azules, que antes lo hipnotizaban con cierto recelo, no podía confiar en ella, antes lo había hecho y en definitiva esa había sido un error del tamaño de Hyde Park.

-Escucharemos lo que tengas que decir, luego te alimentaras y nos ayudaras a llegar a él- dijo inflexible Worcester. No lo culpaba por hablarle de esa manera, era su hermana la que pagaba las consecuencias de los actos de esa mujer.

-Yo nunca me imaginé terminar así, nunca pensé que llegaría a hacer tanto daño, menos a alguien que quería- expresó antes de volver a llorar de manera desconsolada.

No era un secreto que sus palabras iban dirigidas a él, sus ojos no enfocaban a otra persona en la estancia y eso lo hacía sentir miserable, no por ella sino por Charlotte, sentía que cada segundo escuchando las palabras de esa mujer era un vil traición.

El silencio se apoderó de la estancia lo único que resonaba era el llanto de la rubia, si antes no idea como lidiar con aquello ahora lo era peor, la paciencia de Dominik tenía un límite y al parecer había llegado a su punto.

-Yo me volví ruin, me podrí por dentro, todo empeoró poco después de conocerte Dominik- su nombre pronunciado en los labios de esa mujer le causaba por alguna razón repugnancia, era como si lo profanara, como si lo enlodara.

-Por favor no me llame Dominik, soy Lord Granby, su gracia, milord, como lo prefiera- corrigió con postura rígida.

-Yo conocí a Lord Granby y fue como si una pequeña luz se encendiera, no voy a decir que lo amaba a ciegas, como él habían otros más, todos nobles que me abastecían muy bien, todo estaba en orden, pero la vida no puede ser tan sencilla para alguien cuya única misión de vida es aliviar las más bajas pasiones, Lord Beaufort llego buscando mis servicios, me daba suficiente dinero como para solamente dedicarme a él, pero existía en mi algo que no estaba cómoda con eso, con el tiempo comenzó a golpearme, me insultaba y me humillaba cada vez que podía, todo empeoro cuando supo que continuaba viéndome con Lord Granby, estaba tan furioso que juro matarme, en ese momento me decidí en aceptar la oferta de Lord Essex, odiaba tanto a Charlotte, por ser hija de ese hombre, por haber conseguido el amor de única persona que parecía preocuparse por mí, yo la culpe a ella por todas mis desgracias, además Essex me prometió el suficiente dinero para irme lejos, dijo que si la secuestrábamos Lord Worcester y Lord Granby pagarían lo que fuera para recuperarla, cosa que fue mentira él no quería solo secuestrarla, pero no me importo, deseaba tanto vengarme de ella que olvide incluso el dinero- confesó dejando escapar un par de gotas saladas más de sus ojos –Solo ver cuánto la amabas me cegó, yo sé que me odias y también que lo merezco, solo quería que me escucharas para irme en paz, para reiniciar dejando este capítulo cerrado.

Complicando al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora