¿Si una adolescente salía embarazada significaba que no podría seguir estudiando? Sí, había leído en Internet la historia de varias chicas que habían salido adelante a pesar de ser madres a temprana edad, pero me aterraba la idea de no poder hacer lo mismo.
Llevaba días investigando sobre las probabilidades que poseían las adolescentes de terminar los estudios secundarios luego de salir embarazadas, y por más que quisiera ser optimista, las cifras eran demasiado bajas; y el que yo me hubiese mudado en un barrio a tres horas de distancia de mi antiguo colegio no ayudaba mucho, aunque sabía que la vergüenza no me permitiría volver a ese Instituto.
— ¿Crees que pueda seguir estudiando? —pregunté, luego de unos minutos mirando a Alexander, quien se encontraba acostado a mi lado.
—Claro, que estés embarazada no significa que tienes que dejar tus estudios, al contrario, ahora tienes un gran motivo para seguir adelante. —Me tomó las manos para apretarlas con cariño.
» Además, eso ya está arreglado, ayer te inscribí en la preparatoria John Marshall —Me brindó una sonrisa llena de optimismo. Sabía que él intentaba trasmitirme la esperanza y el valor que necesitaba para dejar de lamentarme y empezar a tomar el control de lo que me estaba pasando—. Empiezas mañana.
— ¿Qué? —pregunté sorprendida—. ¿Queda muy lejos?
Dejó de mirar su celular para observarme. — No, está como a cuatro minuto de aquí en carro. —Luego de esas palabras un silencio se instaló entre nosotros, y Alexander volvió su vista al teléfono para continuar hablando con Katherine por mensajes.
Me dediqué a observar la decoración del dormitorio. Era realmente acogedor, tenía una cama de dos plazas con una cobija blanca y unas almohadas rosas, y una pequeña alfombra de diferentes colores, bastante bonito; un pequeño escritorio en negro, con mi laptop, y una pequeña silla rosa fucsia; un almario cerrado en una esquina del dormitorio y una televisión que podía ver desde la cama. Y por último, un pequeño barcón con puerta y ventana de cristal que daban hacia el jardín al igual que en el living.
—Alex... —Una vez más dejó de mirar su celular para darme toda su atención—, no quiero que papá se enoje contigo.
— ¿Por qué lo dices?
Me acomodé en la cama para mirarlo mejor. —Porque mira la hora que es y todavía no te has ido a casa.
—No te preocupes, pequeña. —Sonrió—. Me quedaré contigo hasta que empiecen las clases en la universidad y tenga que volver a Alemania.
— ¿Peleaste con papá? —No quería seguir causándoles problemas a las personas que amaba.
Se encogió de hombros y sonrió para restarle importancia, pero yo sabía que había sido por mi culpa. —No fue nada importante.
—Fue por mí, ¿verdad?
—Elizabeth, no te preocupes —Sonrió, pero yo no podía simplemente olvidar o ignorar que lo estaba arrastrando conmigo cuando la que tenía que hacerse responsable de sus acciones era yo—. ¿Nos vamos a dormir?
No me gustaba cómo se estaban desarrollando las cosas. No quería ser la responsable de que mi hermano se peleara con mi padre, él no había hecho nada malo, la que había fallado había sido yo, y sólo yo tenía que vivir sabiendo que mi padre no quería ni hablar conmigo.
—Sí, vamos.
[...]
Estar embarazada era un mundo lleno emociones inconstantes, risas, lágrimas, tristezas, todo en un sólo paquete, y de horribles síntomas que hacían de la vida diaria una verdadera pesadilla. Y como muestra de ello, esa mañana había despertado con unos inmensos deseos de vomitar, y llevaba media hora encerrada en el baño. Una linda manera de comenzar el día.
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Nueva vida, Nuevo comienzo
Ficção AdolescenteLa vida puede cambiar en un instante. Un día eres la persona más popular de la escuela y amada por todos en las redes sociales, y al siguiente eres la persona más odiada de esos mismos lugares. Toda acción, trae una consecuencia, sea buena o mala, y...