Odiaba mi vida. Estaba harta de que todos quisieran acabar con todo lo tenía y de que hablaran de mí, cuando ni siquiera sabían lo que verdaderamente estaba pasando. Ya no soportaba que todos estuvieran al pendiente de lo que me sucediera para empezar a criticarme o simplemente destruirme sin ni siquiera conocerme.
Tan rápido como Stephanie había hablado, empezó a circular por todos los lados que la perfecta hija del famoso empresario Steeven MacArthur estaba embarazada con tan sólo diecisiete años.
Los medios de comunicación estaban disfrutando de todos mis problemas, gracias a que por ellos podían dejar en ridículo a mi padre diciendo que él no había sido capaz de controlar a su rebelde hija. Estaban aprovechándose de mi vida para destruir la imagen de mi padre a nivel internacional, cuando él no tenía nada que ver con los errores que cometía. Él, a pesar de todo, era un buen padre. Nos había protegido, cuidado y amado tanto que no quería que por mi culpa quedara como un hombre que por estar todo el tiempo ocupado con sus empresas descuidó tanto a sus hijos hasta el punto de que su hija menor quedara embarazada.
—... Elizabeth, tienes que dejar de pesar en todo esto.
Miré a Allison por unos segundos. —No puedo hacerlo, Ally.
—Claro que puedes. —Sonrió, acercándose a mi cama para tomar asiento junto a mí—. No te preocupes, ellos no tienen nada que afirme que estás embarazada.
—Allison, no entiendes que aunque sólo sea un simple rumor los paparazzis no descansaran hasta probar que estoy embarazada.
Me agarró de la mano para calmarme un poco. —Tranquila, Ellie, nos tienes a nosotros para cuidarte de todo lo que pueda afectarte.
—Gracias, Ally... —Me acomodé en la cama para darle un fuerte abrazo.
—No tienes nada que agradecer. —Sonrió ampliamente cuando nos separamos luego de unos minutos.
Volví a recostarme en la cama. Todo lo que me había pasado en el día me tenía agotada, tanto física como emocionalmente. — ¿Dónde está, Austin?
Allison me miró con picardía. —Él está en la cocina, preparándote algo para comer. —Sonreí, Austin era un chico asombroso. Me cuidaba cuando más lo necesitaba sin pedir nada a cambio.
—No tenía que molestarse.
Allison rodó los ojos y decidió ignorarme antes de que empezara a arruinarle la ridícula historia de amor que tenía en su cabeza, donde su hermano y yo estábamos profundamente enamorados, y que por ese amor luchábamos juntos para ser felices. Patético, pero Allison era una romántica empedernida, y no podía hacer nada contra ello.
Cinco minutos después estaba completamente aburrida, porque los hermanos Williams me habían prohibido que fuera a trabajar en la librería. —Ally, podrías pasarme mi laptop. —Asintió con una sonrisa—. Está encima de mi escritorio.
—Ya lo sé. —Se levantó de la cama para caminar hasta mi pequeño escritorio y volvió a sentarse junto a mí, luego de entregarme mi computadora.
Encendí mi pequeña laptop, luego de unos minutos decidí entrar, por vigésima vez en menos de tres horas, a buscar todas las horribles cosas que salían sobre mí.
Estaba preocupada por las idioteces que las personas pudieran inventar. Sabía bastante bien que los medios de comunicación utilizaban cualquier error, por más pequeño que fuese, para destruir la vida de las personas, y no podía ni quería permitir que esos imbéciles sin vida propia acabaran con la imagen de mi familia. Nunca permitiría que las personas que amaba salieran lastimadas por mi culpa, pero en esos momentos no me sentía capaz de confirmar ninguno de los rumores que circulaban. No cuando estaba convencida de que era una mala persona por involucrar a todos en mis problemas, quería desaparecer por unos días o años, tal vez, hasta que todos se olvidaran de mí por completo, y así no dañar a nadie.
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Nueva vida, Nuevo comienzo
Genç KurguLa vida puede cambiar en un instante. Un día eres la persona más popular de la escuela y amada por todos en las redes sociales, y al siguiente eres la persona más odiada de esos mismos lugares. Toda acción, trae una consecuencia, sea buena o mala, y...