No entendía el por qué cuando trataba de hacer las cosas bien, todo me salía mal, y terminaba lastimando a las personas más importantes en mi vida y sintiéndome como una completa estúpida.
Cuando trataba de hacer lo correcto, terminaba haciendo todo lo contrario, y cuando creía que había tomado una importante decisión, hacía que las personas que me querían se sintieran decepcionadas de mí. Lo que significaba que yo lo único que sabía hacer era empeorar todo, y hacer sufrir a mis seres queridos. Pero esa vez creía que no había hecho algo malo, obviando que había sido una imprudente por citar al hijo de la persona que me había intentado matar varias veces y de que no le había dicho a mi novio que vería a mi ex, sólo trataba de hacer lo correcto.
Reconocía que hablar con Tyler, sin informarle a nadie, había sido una idiotez, pero era lo que mi mente y corazón me decían que hiciera, porque tarde o temprano tendría que llegar a un acuerdo sobre nuestras hijas, y lo único que trataba era que todo se solucionara antes de que ellas llegaran al mundo.
Nadie podía juzgarme por querer que mis bebés no se vieran afectadas por los problemas que existían entre su padre y yo. Ellas no tenían la culpa de que ambos fuésemos unos inmaduros, nosotros habíamos sido novios, habíamos pasado casi dos años maravillosos y aunque las cosas habían salido mal, seríamos padres. Y como padres, debíamos aprender a tragarnos nuestro orgullo por el bien de nuestras hijas, y eso había sido lo que yo quería lograr, tragarme mi gran orgullo e informarle a Tyler todo lo referente a mi embarazo, para que en un futuro mis hijas no pudieran reprocharme por haberles quitado la oportunidad de crecer con su padre, porque sabía cuán importante era para una hija crecer con el amor y cariño de un padre.
Y no era que pensara que Austin no sería un buen padre, todo lo contrario, él sería el mejor papá del mundo, pero simplemente no era lo mismo, porque en el momento que tuviera que decirles a mis hijas que él no era su padre biológico, ellas empezarían a preguntar qué había pasado con su padre, y no quería tener que decirle que él se había alejado por mi culpa porque sabía, y había visto muchos casos así, que empezarían a reprocharme y a odiarme, y temía que eso llegara a pasar.
Entendía que a muchas personas no le importaba crecer creyendo que su padre biológico era aquel que siempre había estado con ellos, y cuando descubrían la verdad decían que: «Padre era aquel que siempre estaba contigo sin importar la circunstancias, no aquella persona que llevaba la misma sangre», y aunque estaba totalmente de acuerdo, sabía que descubrir algo así causaba un dolor incomparable y un sentimiento de desprecio por parte de esa persona que a pesar de llevar la misma sangre no se había preocupado por saber sobre su vida.
Lamentaba haber sido tan imprudente al no decirle a Austin lo que había rondado por mi cabeza durante varios días, pero había temido que al decirle toda mi determinación desapareciera. No me había gustado tener que hacerlo a espalda de Austin, porque sabía que ambos éramos una pareja y teníamos que tomar las decisiones juntos, pero para mí, en ese momento, callar había sido lo correcto.
Sí, había sido una estúpida e idiota, pero me convertiría en madre de unas gemelas con apenas diecisiete años, todavía no era una persona adulta, y generalmente no me ponía a meditar en las posibles consecuencias de mis actos. Precisamente por eso me encontraba en esa situación.
—Elizabeth, ¿no piensas salir del dormitorio? —La voz de Allison había hecho que bajara de mi pequeño y desordenado mundo.
Sequé las lágrimas que había estado derramando con la palma de mi mano. —No.
—Vamos, tienes que salir, no puedes quedarte encerrada allí por siempre —insistió, dándole pequeños y suaves golpes a la puerta.
— ¡Allison, te he dicho que no quiero salir de aquí, así que por favor deja de insistir! —Lamentaba tener que gritarle, debido a que ella no tenía la culpa de mis problemas, pero en esos momentos estaba sufriendo mucho y lo único que quería era estar acostada en mi cama, llorando hasta que mis lágrimas se agotaran.
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Nueva vida, Nuevo comienzo
Ficção AdolescenteLa vida puede cambiar en un instante. Un día eres la persona más popular de la escuela y amada por todos en las redes sociales, y al siguiente eres la persona más odiada de esos mismos lugares. Toda acción, trae una consecuencia, sea buena o mala, y...