Capítulo IX

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Mezclar el agotamiento físico con la soledad, traían una combinación no muy agradable. Había pasado una semana desde que Alexander se había marchado a Alemania y todavía no podía acostumbrarme a que el apartamento estuviera tan silencioso y vacío. Y tener que ir a mi primera visita oficial al obstetra totalmente sola para luego pasar todo el día buscando trabajo sin éxito alguno, no ayudaba a mejora mi estado de ánimo.

Lo único que me hacía sentir feliz era que hasta ahora no había ninguna complicación con el embarazo.

— ¡Auch! —exclamé, al quemarme una mano con la sartén.

Era un pequeño desastre en la cocina. Podía preparar comida pero en el proceso me quemaba todas las manos y soltaba algunos gritos de dolor.

Serví los huevos revueltos en un plato junto a tres tostadas y un vaso con jugo de fresa, sentándome en un taburete de la encimera. Y justo cuando me disponía a comenzar a cenar, mi celular vibró, anunciando una llamada de Alexander.


Contesté, extrañada de que me estuviera llamando a esas horas. Eran las 4:05 A.M. en Berlín, Alemania. — ¿Alex?

¿Quién más si no fuera tu amado hermano? —bromeó, sacándome una sonrisa—. ¿Cómo estás?

—Bien. —No podía decirle que eso de vivir sola estaba resultando horrible, no era justo.

Oh, pequeña mentirosa —Suspiró, descubriéndome—, a mí no me engañas.

—Alex, en serio estoy bien.

Cariño, te conozco lo bastante bien como para saber que ese tono de voz es porque estás molesta...

—No estoy molesta, es sólo que te extraño mucho.

Pequeña, ya hablamos de esto —Volvió a suspirar—, ya verás que cuando menos esperes estaré contigo y los bebés.

Tomé el primer bocado de mi deliciosa cena. — ¿Y qué haces despierto a las cuatro de la mañana?

No podía dormir, así que decidí llamar a mi enana favorita. —Sonreí y podía asegurar que Alexander estaba haciendo lo mismo—. ¿Y tú, qué estás haciendo?

—Cenando —contesté, llevando el tenedor, una vez más, a mi boca.

Ah, ¿y cómo te fue con el doctor? —preguntó Alex, adquiriendo un tono de voz más serio.

Bien, me realizó algunas pruebas correspondientes a este trimestre...

¿Algunas? –me interrumpió. Su voz denotaba preocupación.

—Sí, las demás la realizará en mi próxima visita —contesté, mientras disfrutaba mi comida.

¿Y cómo están?

— ¿Quiénes? —pregunté con cierto desconcierto. Comer y hablar al mismo tiempo no era una buena idea. No cuando estaba embarazada y la comida se había convertido en mi mejor amiga.

Los bebés —respondió con obviedad.

Sonreí. Últimamente cada vez que se dibujaba una sonrisa en mi rostro sólo era por algo relacionado con los bebés. —El doctor Jones dijo que todo está perfectamente.

Quería estar contigo en cada revisión de mis sobrinos...

—Alex, sabes que no puedes estar aquí; no ahora. —Lo detuve a tiempo, yo ya estaba bastante triste porque él no estuviera a mi lado y si empezaba a hablar sobre el tema, era probable que comenzara a llorar.

Nueva vida, Nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora