Capítulo XVI

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Intentar convencer a Austin era más difícil de lo que había imaginado. Él era un reverendo estúpido. Estúpido porque solo a personas así, se les ocurría hacerse pasar por el padre de alguien, sin tener ninguna responsabilidad que lo involucrara.

Había pasado una semana de intentos fallidos. Fallidos porque cada vez que iniciaba la conversación el muy idiota se alejaba de mí con cualquier excusa, que alguien lo estaba llamando, que estaba muy ocupado para escucharme o simplemente me ignoraba monumentalmente.

Ya estaba agotada de tratar de que personas sin un poco de sentido común entraran en razón y entendieran que no estábamos en una tonta película romántica donde el solidario chico aceptaba ser el padre, a pesar de que no eran sus bebés, y vivían felices por siempre. No, era la vida real, y yo una adolescente que vivía bajo el foco de los paparazzis continuamente. No podía permitir que un tarado como él cometiera semejante error, porque si Austin se involucraba conmigo, más que como simples amigos, todos empezarían a hablar mal. Las revistas y las redes sociales no pararían de insultarnos por el simple hecho de que había salido embarazada de otro mientras era novia de un codiciado chico, que además era igual o más famoso que yo por ser hijo de Ivette Johnson, diseñadora de moda, y John Geisler.

Mi vida estaba acabada y no quería que también a Austin, a quien le estaba tomando bastante aprecio, se le arruinara la vida por mi culpa. Bastante culpable me sentía por todo lo que mi padre le había hecho a Alexander, por cuidar de mí, como para también sumarle el cargo de conciencia que tendría si aceptaba la locura que Austin me estaba proponiendo.

—... MacArthur, ¿podría contestar? —El profesor Carter me miraba fijamente mientras esperaba que respondiera una pregunta que ni siquiera había escuchado.

Eso sólo me pasaba a mí. — ¿Me podría repetir la pregunta por favor?

— ¿Cuáles hechos deplorables presentó al mundo la Revolución Francesa?

Gracias a Dios, que en Shilom Christian Academy  (mi antigua escuela) tomaba clases avanzadas, porque si no estuviera en serios problemas. —Palabras grandilocuentes tomadas como excusa para exterminar a quienes pensaban de otro modo, seres mezquinos que sin ninguna intrusión se convirtieron en unos políticos que anteponían sus ambiciones o ideales fanáticos a la ética más elemental, constituciones que se violaban y se sustituían por otras según quién tenía el poder, golpes de estados, democracias que se corrompían hasta convertirse en dictadura... —Sonreí mientras el profesor seguía mirándome fijamente—. Y lamentablemente estas series de hechos se repitieron una y otra vez en la historia europea.

—Muy bien... —Empezó a hablar, pero mi mente me obligó a dejar de escuchar cada palabra que salía de su boca. Estaba bastante ocupada tratando de resolver mis problemas como para interesarme en cosas que habían pasado siglos atrás.

Mi problema principal: Tratar de seguir ocultando el embarazo, algo que se estaba convirtiendo en un trabajo estresante, debido a que todas las ropas que usaba habitualmente me quedaban ajustadas. Mis pechos estaban tan enormes que la mayoría de los estudiantes empezaban a sospechar que había algo extraño en mí, y a pesar de saber que pronto todo se descubriría, rogaba para que cuando eso sucediera Austin hubiese recobrado la cordura.

—... ¡Hey, Elizabeth! —susurró Allison mientras tocaba mi hombro para que le prestara atención.

Observé al profesor que escribía en el pizarrón, antes de mirarla. — ¿Eh?

—Hoy no podré acompañarlos a la librería.

— ¿Por qué? —pregunté, tomando mi lápiz para copiar todo lo que estaba escrito en el pizarrón en mi carpeta.

Nueva vida, Nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora