Era una egoísta.
Desde que me había enterado de mi embarazo, no había parado de mostrar esa horrible actitud con todos los que me rodeaban, y aunque era un comportamiento inconsciente hacía que me sintiera la peor persona sobre el Planeta. No quería que todos mis seres queridos siguieran cargando con mis problemas.
No soportaba la idea de que ellos, las personas más importantes de mi vida, se involucraran en situaciones desagradables por mi culpa, ya no podía. No podía seguir soportando que mi mente me recordara constantemente lo egoísta que estaba siendo.
No había podido dormir nada por culpa de las acusaciones que me hacía a mí misma, y aunque Austin se había encargado de repetirme que no importaba que sus padres pensaran que él era el padre de mis hijas algo dentro de mí me gritaba que eso no era lo correcto. No podía permitir que los padres de mi novio se decepcionaran de él pensando que había arruinado su vida y que su perfecto sueño de estudiar en Columbia se había destrozado por mi culpa. No cuando Austin se había esforzado tanto por lograr ingresar a esa prestigiosa Universidad con una beca, porque por más egoísta que me hubiese comportado en esos últimos meses sabía que mi egoísmo no llegaba tan lejos.
No podía acabar con los sueños de la persona que quería, por eso tenía que aclarar las cosas lo más rápido posible antes de que Austin contemplara la ridícula posibilidad de estudiar en la Universidad de Los Ángeles.
Suspiré. Me había pasado la noche entera pensando en todas las razones por la que tenía que decirles a los padres de Austin la verdad y en las posibles reacciones que ellos tuvieran al enterarse, y para mi horrible fortuna mientras avanzaban las horas mi mente se encargaba de imaginar las peores situaciones que podían existir en el mundo.
—Elizabeth, es que no piensas... —Katherine se calló al mirarme—. Pero... ¿Qué te ha pasado? Parece como si un tornado, o peor aún, como si un camión te ha pasado encima...
—Oh, gracias, Katherine, ese es el halago más lindo que me has dado —susurré con sarcasmo. No tenía el deseo ni las fuerzas necesarias para hablar alto.
— ¿No crees que es demasiado temprano para los sarcasmos? —Ni si quiera me molesté en contestar—. Ahora, por favor, explícame que te ha pasado... ¿No pudiste dormir?
Me senté en una esquina de la cama, mirando fijamente a Katherine. —Claro que he dormido, no ves que por eso tengo unas horribles ojeras y unos ojos que parecen dos huevos fritos... ¿Por qué pensaste que no he podido dormir en toda la noche?
—Vale, entiendo que hoy estás de muy mal humor, querida, pero no estoy aquí para discutir si dormiste o no, sólo entré para informarte que Austin vino a traer el desayuno y quiere verte porque estará trabajando todo el día y no podrá venir a comer...
—Dile que estoy dormida —susurré, tallándome los ojos con cansancio.
— ¿Por qué? No me digas que están peleados o algo.
—No, claro que no, pero no quiero que me vea así, Kate...
Mi amiga soltó una leve carcajada. —Sabes bien que a él no le importa cómo te veas.
—A mí sí, por favor, ve y dile que todavía estoy durmiendo...
—De acuerdo. —Salió del dormitorio, murmurando sobre lo caprichosa y ridícula que era.
Me dolía tener que mentirle a Austin, pero sabía que en cuando me viera se daría cuenta de la batalla que se estaba llevando a cabo en mi mente y nadie impediría que yo hiciera lo que mi mente y corazón me dictaban. Me había mostrado muy indiferente respecto a muchas cosas que me afectaban a mí y a los demás en los últimos días, pero eso estaba por acabar ese mismo día, y aunque sabía que lastimaría mucho a Austin lo haría, porque si callaba o dejaba las cosas tal y como estaban todo terminaría siendo un gran desastre y ya estaba más que harta de estar en medio de ellos.
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Nueva vida, Nuevo comienzo
Ficțiune adolescențiLa vida puede cambiar en un instante. Un día eres la persona más popular de la escuela y amada por todos en las redes sociales, y al siguiente eres la persona más odiada de esos mismos lugares. Toda acción, trae una consecuencia, sea buena o mala, y...