EMPUJE

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Cuando JiYong tenía once años, decidió todo su futuro en el transcurso de una sola comida.

Era su primer encuentro con Yang Hyun Suk y el niño se sentía intimidado, nervioso e inseguro. Su madre había abandonado la habitación y el adulto bajó la mirada para verlo con ojos duros.

—Le perteneces a la YG —dijo y JiYong le devolvió la mirada hacia arriba con grandes e incrédulos ojos.

— ¿En verdad? —Había preguntado él ya que era jodidamente joven y todo parecía estar yendo muy rápido. JiYong había hecho pequeñas apariciones en programas para niños y comerciales y ya se había marchado de dos compañías musicales. No era lo suficientemente bonito para estar en la SM y no era muy querido en ningún otro lugar, lo que era muy distinto a aquella agencia donde él había sido el buscado. Le había dicho a su madre que ya no quería ser un cantante, pero nunca había visto antes una línea punteada tan tentadora.

—Sí —había confirmado el presidente Yang—. Haz lo que tengas que hacer para que ella te deje firmar. Llora, ruega, lloriquea, pero le perteneces a la YG. Me perteneces.

Para el final de la comida, él había firmado el contrato y el mundo había cambiado.

JiYong no puede señalar con exactitud los cambios que han habido en él desde entonces; fueron tantos que perdió la cuenta, dejó de tener noción de todos ellos. Todo lo que sabe es que ha perdido irrevocablemente aquella inocencia que lo hizo mirar a los ojos serios de Yang Hyun Suk y querer firmar más que nada en la vida.

Perdió aquello y eso lo hizo feo.

A veces, JiYong piensa que es demasiado feo para ser visto. No en el exterior, donde sabe que sólo debe delinear sus ojos y maquillar su rostro para maximizar esa impresión de androginia que vende, sino en el interior. Él se mira en el espejo y ve el reflejo de todos sus peores pensamientos en sus ojos, lo que lo hace querer romper el vidrio.

JiYong vive completamente solo en un castillo hecho de platino vendiendo grabaciones que contienen su corazón en pedacitos repartido en todos ellos y, a veces, él mira hacia abajo desde su torre y se pregunta si la felicidad está allí afuera.

Llegado a este punto, no está seguro de ser capaz de reconocer la felicidad si la ve. Seguido piensa que s
debe ser demasiado arrogante para admitir que no es feliz actualmente.

Hubo un tiempo en el que JiYong estaba hecho de sueños, esperanzas y trabajo ético y ambicioso. Ahora está hecho de soledad, palabras que tiene para decir y un futuro tan vacío como su pasado.

Solía soñar un montón de cosas en colores vívidos, notas musicales e ideas, pero ahora sueña en una escala monocroma, como cenizas de cigarro en su imaginación.

JiYong irá a casa esta noche, con la misma frazada que ha tenido por años y años, recién sacada del armario donde estaba guardada y dejará a Tom y a Laura acostados cada lado de él y JiYong estará solo.

Le gustaría culpar a la fama y, quizá, a todos en el mundo por malinterpretarlo; o, tal vez, debería culpar a la industria musical, o a todo lo demás que ha conformado su camino a través de la vida.

Pero la verdad es que JiYong no tiene a nadie a quien culpar más que a sí mismo. Porque él es un monstruo y puede intentar e intentar ocultarlo detrás de sonrisas y bromas, pero, eventualmente, alguien ve que dentro de él no hay más que dientes, garras y desdichadas miserias y, entonces, lo abandona.

No fue la maldición de una bruja, sólo la ambición, la arrogancia y el egoísmo de JiYong combinados para convertirlo en una bestia.

Hubo un tiempo en el que JiYong casi se sintió feliz, pero lo arruinó de la misma forma en que arruina todo lo que toca. Porque JiYong prueba y prueba a la gente, pero sus pruebas siempre son injustas.

Push&Pull [Traducción] NyongToryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora