Capítulo 1

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LA MÚSICA SOLO ES DE FONDO

UN BUEN TIEMPO ATRÁS

Las carreteras vuelven a estar desiertas en este mundo. La plaga ha contagiado a todo el mundo y ha matado a millones de personas, entre ellas, personas que quería y amaba. Los edificios están derruidos, inestables para el pie humano. Con solo una pisada en el suelo se puede morir en cuestión de segundos.

Cada paso que doy es una bendición, pero las bendiciones son una tontería ya con el día a día que vivo. Camino solo por la carretera, pisando hojas que ningún coche aparta con su marcha. Hojas caídas y podridas que crujen ante mi roce.

Mi mirada perdida observa el cartel en el que me cuenta el nombre de este pequeño lugar. Austin, Nevada. Un lugar que parecía ser muy tranquilo. Población 192, ese número va a bajar en cuestión de mi minutos, ya no se le puede llamar población a los que habitan este lugar.

No llevo mucha cosa encima. Ropa que abriga para este otoño, una pistola reglamentaria de la estación de policía del pueblo anterior, un cuchillo de caza y una mochila con mis provisiones y demás. No es mucha cosa, pero lo utilizo bien.

Camino por la carretera que rodean los establecimientos y las casas. Ventanas rotas, cristales por el suelo, cadáveres que se levantarán al oler mi esencia... ¿Qué voy a encontrar aquí? Parece que ya lo han saqueado todo. Bueno, tampoco es que me importe la comida que haya, solo me importa vivir y acabar con cuantos me encuentre por el camino.

Decido entrar en el bar, en el que seguro aún queda algo de alcohol para mi mente. Tengo veinte años, así que me lo puedo permitir. Paso por la puerta en silencio para no despertar a los caminantes que habitan este lugar. Un lugar muy acogedor, con mesas de póker en el que las cartas aún siguen boca abajo. Parece que les pillaron en medio de una partida, y parece que iba ganando el viejo con escalera de color. Viejo con suerte.

Me deslizo hasta la barra sin provocar algún ruido. Llego y paso hasta el otro lado. ¡Que bien! Tienen whisky, lo necesitaba. Agarro un vaso y le echo un poquito, no tanto, no quiero salir de aquí borracho con "buena" compañía. El líquido pasa por mi garganta y crea un ardor un tanto que soporto, no sé por qué les gusta esto a todos, es asqueroso. Lo dejo en la estantería en el que me la encontré y paso a la cocina de este lugar.

Inspecciono cada uno de los rincones y observo una despensa cerrada. Puede que tenga la lotería en este pueblo pequeño. Me acerco lentamente a la puerta de la despensa, pero rozo el mango de mi cuchillo al ver una figura descompuesta, no mejor dicho.

Un caminante en el suelo me observa, con sus brazos putrefactos intenta agarrarme, pero no puede, sus piernas están en los huesos, literalmente.

-Pobre -pienso-, cocinando algo y te han pillado en media faena. Me he quedado sin pena para ti, amigo. Así que te haré un favor.

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