Capítulo 4

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¿Está bueno el estofado? pregunta mi madre, con una sonrisa de lado a lado, yo solo asiento con la cabeza mientras sigo comiendo—. Me alegra que te guste, cariño. Bueno —deja lo que tenía en las manos—, voy a ver si tu padre ha llegado, ¿vale? Tu sigue comiendo se acerca y me acaricia el cabello blanco grisáceo que siempre he tenido.

Se va, me deja sólo en la cocina, comiendo, sin ninguna compañía. Muchas de las veces es así. Mi padre nunca está para la hora de comer por su "trabajo", y mi madre siempre va a algún lugar que sigo sin conocer para hacer algo que no es saber si está mi padre. Aún desconozco lo que hace esta mujer, ¿qué es lo que hace en realidad?

Al momento, oigo voces provenientes del salón, algo no va bien. Es mi madre, pero está con alguien. ¿Quién será a estas horas? Como mi madre me ha enseñado, no es bueno levantarse de la mesa con el plato medio lleno y apenas he comido algo, así que no voy a hacer nada malo y seguiré comiendo.

Un par de pasos se acercan a la cocina, no me importa, no he hecho nada malo, así que no me castigarán. Una mano se posa en mi cabeza y se pasea por mi cabello como si no hubiera un mañana. Se agacha, es otra vez él, Reginald.

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