Capítulo 2 - La trampa del Illusionist No Face

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(T/n) sintió de pronto como el ambiente se tornó tenso y frío. La brillante luz se había desvanecido sólo para dejar oscuridad en su lugar. La joven pudo darse cuenta de que ya no se encontraba ni su cuarto ni en su casa y, lo que era aún peor, no en su país. Moviendo su mirada frente a ella vio que se encontraban inmóviles tres de los jóvenes que antes habían llegado a su habitación, al igual que un hombre mayor, de cabello gris y con un pañuelo negro en su cabeza. Éste último usaba una especie de peto verde, con un cinturón azul y una camisa de manga larga debajo. Físicamente tenía cierto parecido al chico de pelo tricolor.

—Nadie se puede entrometer ahora—. (T/n) dirigió su vista al lugar de dónde provenía la voz. —Comencemos, Yugi-boy.

"¡Esto no puede estar pasando!" pensó al momento que se percató de quién se trataba. Un televisor al fondo del cuarto reproducía un vídeo en VHS. En la pantalla se encontraba un hombre de cabello blanco. "¡Pegasus!"

—¿Esto es un Juego de la Oscuridad? —exclamó el chico de pelo tricolor, antes de que un brillo enfrente de él iluminara de nuevo la habitación. Cuando la luz se fué, (T/n) pudo notar que se había vuelto un poco más alto y alcanzó a ver unos rayos de cabello amarillo que sobresalían de las puntas negras y rojizas. El muchacho le estaba dando la espalda. —En ese caso, yo seré tu oponente —terminó de decir en una voz más grave.

"Yami" pensó (T/n) al tiempo que sintió cómo sus latidos se aceleraban. Era cierto que siempre había sentido cierta cercanía por los cuatro personajes jóvenes que estaban frente a ella, pero con "el Otro Yugi" esa cercanía se sentía aún más fuerte y le tenía un aprecio aún mayor; en pocas palabras, él había sido, y seguía siendo hasta ahora, su "crush" desde que tenía memoria. Pudo imaginar sus ojos afilados color violeta con toques rojizos; siempre habían sido lo que a (T/n) más le llamaba la atención en la cuestión física, los consideraba intrigantes pero, sobre todo, preciosos.

—¡El duelo comienza ahora! —. La voz de Pegasus, con un tono de malicia, trajo a (T/n) de nuevo a la realidad, si es que de verdad lo era. —Tomaré el primer turno —dijo mientras ponía una carta boca abajo, para luego cederle a Yugi (¿o debería decir "Otro Yugi"?) el suyo.

Con esto, el reloj en la pantalla de indicadores del reproductor comenzó su cuenta regresiva. 

Pegasus había mandado un paquete con un guante, dos estrellas y una cinta. En ésta última explicaba que estaba al tanto de la derrota de Kaiba ante Yugi (que sucedió en el primer capítulo), por lo que retó a Yugi a un duelo a través del cassette con el fin de probar sus habilidades en el juego. Luego de un tiempo límite de 15 minutos, el jugador con la mayor cantidad de puntos de vida restantes ganaría el duelo. Si Yugi perdía, tendría que participar en el próximo torneo que Pegasus estaba organizando, el cual tenía por objetivo determinar al Rey de los Duelistas.

Durante el duelo, Pegasus utilizó los poderes de su Artículo del Milenio, dándole la habilidad de leer la mente de su oponente y, por tanto, sus próximas jugadas. A (T/n) siempre le había parecido injusto, sobre todo por lo que Pegasus haría después. Tal vez podría evitarlo de algún modo, así que decidió tratar de advertirle al Otro Yugi sobre ésto, aún con todo su nerviosismo por hablarle. Sin embargo, no pudo mover sus labios ni cualquier otro músculo. La joven sintió una gran impotencia, literalmente sólo podría quedarse a observar mientras todo ocurría.

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(T/n) podía sentir la frustración del Otro Yugi. 

A la mitad del duelo, él había encontrado la forma de sobrellevar el juego. Suponiendo que Pegasus podía controlarlo al momento de elegir sus cartas en su mano, optó por jugar la carta que tomara de su Deck en cada turno sin siquiera verla. A pesar de que esto funcionó bien, los números del contador llegaron a cero justo antes de que el ataque de Demon's Summon pudiera acabar con el Illusionist No Face de su enemigo y terminar con sus puntos de vida. Tan sólo un par de segundos más faltaron para poder declararse victorioso.

—Game Over —exclamó Pegasus al terminar la partida. —¡Oh, estuvo cerca! ¡Si la batalla se hubiera completado habría perdido! —. Los dos jóvenes sólo pudieron resignarse al resultado.

—Yugi-boy, posees mejores habilidades de las que anticipé —continuó. —Tengo el fuerte presentimiento de que pelearemos de nuevo en el Duelist Kingdom.

—¿Y qué si no quiero? —le respondió el chico con enojo.

—No puedes escapar de mí —dijo el hombre de la pantalla luego de un siseo y un movimiento negativo de su dedo. Entonces, levantó el cabello que tenía cubriendo la mitad de su rostro para revelar un objeto brillante debajo, a lo que el Otro Yugi respondió con una expresión de sorpresa. —La fuente de mi poder es el poder de la oscuridad del Ojo del Milenio.

—¿Ojo del Milenio? —pronunció incrédulo el muchacho de cabellos tricolores.

—Volvamos a vernos en el Reino si quieres recuperar lo que más quieres.

Una luz amarilla proveniente de su ojo recorrió la habitación hasta llegar al anciano que se encontraba detrás. Al entrar en contacto con su cuerpo, separó su alma y la llevó hacia dentro del televisor. Cuando logró abrir los ojos nuevamente luego de que el rayo lo cegara por un momento, Yugi pudo ver horrorizado la imagen de su abuelo gritando su nombre.

La habitación poco a poco retomó su color y ambiente normales, al tiempo que todos recobraban consciencia de sus alrededores, a excepción del hombre que ahora yacía en el piso y la joven detrás de ellos, sólo para encontrarse con su amigo repitiendo desesperadamente la palabra "abuelo" una y otra vez tomado de los bordes del aparato electrónico.

—¡Yugi!, ¡¿qué sucede?! —exclamó preocupada la chica de blusa rosa al tiempo que ella y sus otros dos compañeros se acercaban.

—Su abuelo se ha ido... —se escuchó una leve voz detrás que hizo que todos voltearan. La persona de la cual provenía el sonido se encontraba viendo el cuerpo del señor Muto con una expresión de tristeza. Realmente no se había percatado de que aquellas palabras que escaparon de sus labios habían llegado a oídos de los demás y, sobre todo, que ellos habían podido comprenderlas esta vez. Con todo lo que ocurría ni siquiera se había puesto a pensar en que ella también pudo entender todo durante el duelo.

Los estudiantes sólo la observaron con rostros de confusión y asombro causados por ese hecho, sin contar que no sabían cómo había llegado ahí. Al mismo tiempo mostraban preocupación al ver la condición del hombre desmayado.

—¿Pudiste verlo? —con una voz de desconsuelo, el joven de uniforme azul por fin rompió el silencio, sin darle realmente importancia a su ahora reconocible comunicación. (T/n) simplemente asintió.

—¿Ver qué? —preguntó su amigo rubio, al tiempo que pasaba su mirada de lado a lado del cuarto— ¿Qué sucedió con el abuelo?

— P-Pegasus se llevó el alma de mi abuelo —respondió esta vez entre sollozos.

—¡¿Que hizo qué?! —. Ninguno de los presentes daba crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar.

— Y-Yugi, c-creo que l-lo mejor será llevar a tu a-abuelo a un hospital por ahora —dijo tímidamente (T/n), ahora viendo hacia un lado mientras unía y separaba sus dedos índices.

El muchacho con ojos aún llorosos, afirmó con la cabeza mientras se levantaba para dirigirse a donde su abuelo.

—¡E-Espera! ¿Quién eres tú? ¿Cómo llegaste aquí? —dijo la castaña mientras seguía los movimientos de su amigo, viendo a la chica de ojos (color de ojos).

—Eh... E-Eso no importa en este momento. S-Se los diré l-luego — respondió mientras ayudaba a Yugi a subir el cuerpo de su abuelo al sillón más grande del lugar, mientras esperaban por la ambulancia que Jonouchi ya pedía por teléfono.

La octava llave - Duelist KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora