"Gotas de agua"

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Yukio.

[Sigue siendo narrado en tercera persona pero desde su perspectiva.]

La culpa lo estaba matando. Se sentía la peor persona del mundo, y lo era.

Lo había prometido, lo prometió a su madre. A sus padres, y a Rin cada maldita noche después de hacerle el amor.

Era un imbécil.

Rodó por la cama, se sentía extraña, no tenia su olor mezclado con el de Rin. Algo faltaba, y ese algo estaba haciendo que su corazón se comprimiera al punto de robarle el aire y obligarlo a doblarse y sollozar de manera impotente.

¿Que había hecho?

Shiemi había hablado con él. Y esa platica cambio su vida, todo era cierto. Yukio se había acostado con ella.

No lo creía en un principio, pero después de varias pláticas con Mephisto y algunos de sus compañeros de trabajo, y la misma Shiemi. Lo confirmo, y ahora su mayor miedo era que ella pudiera llegar a estar embarazada. Cosa que le helaba la sangre, él quería un niño. Claro que si, pero no de ella.

Los suaves golpes a la puerta lo hicieron pasar el dorso de su mano por su mejilla para limpiar las lágrimas.

Shiemi entro con una bandeja de comida.

Antes de que ella llegara a hablar Yukio dijo en un murmuro.

—No tengo hambre, vete.— Shiemi suspiro y se adentro en la habitación hasta llegar al escritorio frente a la cama y colocar la comida.

—Yukio, tienes que comer. Llevas-

—Vete.

—Pero-

—¿No entiendes? Vete, maldición.— estaba controlando las ganas de sacarla a patadas de la pequeña y oscura habitación y que ella sólo se limitara a hablar con su voz chillona no ayudaba.

Finalmente, Shiemi se fue.

.

.

.

[Dos semanas después]

[Continua desde la perspectiva de Yukio]

Cerro el libro y dejo que todos trabajaran en silencio, él siempre adoro su trabajo, pero ahora era la peor tortura que podía imaginar.

Todos los malditos días veía a su hermano, y cada día se veía mas demacrado que el anterior, los huecos negros en sus ojos se hacían mas profundos y constantemente tenia que subir un par de décimas discretamente para que salvara una materia.

Un cuaderno fue colocado sutilmente y casi con miedo en el escritorio, alzo la cabeza de su hoyo de miseria solo para encontrarse con un par de ojos que se veían inyectados en sangre, y eso le partió el corazón.

—Termine, ¿Puedo irme?— Rin hablo de manera lenta, intentando no trabarse o tartamudear frente a Yukio. No quería verse mas débil de lo que ya era, quería cerrarse por completo, y que así, en algún momento; dejara de doler tanto.

Y Yukio hacia lo mismo, se negaba a dar una explicación por miedo a no soportar y terminar mas roto, y mas importante, no quería volver a lastimar a Rin.

Mi Peor Perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora