Mi Peor Perdición.

"Mejor a nada"

[Pasado]

Eren.

Movió sus dedos sobre las cuerdas, sacando un sonido sin ningún ritmo. Levi lo miro molesto.

—Vamos Eren, has algo mejor.

Eren busco en su cabeza, sintiendo la presión del chico sentado frente a él.

Movió sus dedos una vez mas y comenzó a tararear una nueva canción;

—Soy el hijo del diablo, traído desde el infierno-

—Suficiente, no puedo escuchar mas.

—Levi— murmuro sintiendo sus ojos picar.

—Callate, Mika hace las cosas mejores que tu.

—Puedo hacer una buena canción — dijo levantándose y acercándose a él. Levi se alejo— solo te pido... Solo te pido a ti, Levi. Eres mi inspiración mas grande... Solo dejame-

Levi salio de la habitación dando un portazo. Eren se quedo ahí un momento, luego salio tras él, buscándolo en su recamara, sin embargo solo lo encontró montado sobre Mika, metiéndole la lengua hasta la garganta, y Mikaela simplemente sostenía su cintura y se empujaba contra su cuerpo.

Solo recuerda las lágrimas escurriendo en sus ojos. Recuerda el viento golpeándole la cara, recuerda acelerar la moto hasta su máxima potencia.

Recuerda cuando llego al estudio de tatuajes y se saco la playera.

—¿Qué quieres que te haga un tatuaje en las costillas en tu primera vez? ¿Seguro que aguantaras?

—Por supuesto.— dijo con amargura— Encuentra lo que ames, y deja que te mate. Tatúame eso.

Recuerda haber pasado dos largas horas, disfrutando del dolor. Sintiendo que podía olvidar un poco el de su corazón.

Se hizo costumbre.

Cubrir el dolor sentimental con el físico.

Él amaba Levi, incluso desde antes que vinieran a España, sin embargo ese enano nunca lo noto. Mucho menos lo valoro, Eren estuvo con él cada vez que se metía en problemas, sacándolo siempre de ellos y cuidando de él.

Pero Levi, Levi nunca estuvo para él.

Cuando estuvo harto, él bajito simplemente rompió su corazón de la peor manera posible.

—¡Ese hijo de puta solo te usa!— grito después de ver los golpes por todo su cuerpo.

—Tu no sabes una mierda, ¡así que mas te vale cerrar la boca!— contesto aumentando los gritos.

—¡NO! ¿No ves lo que te esta haciendo, carajo? Te esta destruyendo.— el nudo en la garganta le dificultaba hablar.

—¡Te importa una mierda, Eren! Deja de meterte en mis putos asuntos, MALDITA SEA.