"Lecciones; parte uno"

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Cuando llego a su departamento pensó que había hecho, se había metido a la boca del lobo.


Además, el chico le había pedido componer. ¿Como diablos iba a hacer eso? Él no sabía absolutamente nada de musica.


Tirado en la cama –con una pijama ahora– pensó en Yukio, buscando una melodía en sus recuerdos.


Oh, diablos. ¿Cuando aparecieron las lágrimas?


Desistió de la idea de sacar una canción de esos recuerdos.


Su celular vibro a un lado de sus cabeza, se giro para tomarlo y luego encenderlo, entrecerro sus ojos ante la luz tan intensa. Eran las seis de la mañana.


Él no recordaba haberse desvelado tanto nunca en su vida, el mensaje era de un número desconocido, sin embargo supo que era Bon ya que decía que lo vería en una hora.


Una hora. ¡¿Qué diablos?!


Se levanto a toda prisa y corrió a la ducha, cuando salio se coloco unos pantalones y una sudadera roja; cepillo sus dientes y salio corriendo. Cruzo la calle y se sorprendió cuando noto que la puerta estaba abierta. Entro y camino lentamente, sintiendo abrumador el silencio que rodeaba el gran salón.


Siguió caminando hasta la puerta detrás del estante de botellas, presiono sus dedos contra la madera y casi grita cuando esta se abrió antes de que él la llegara a abrir por completo.

Su corazón se acelero tanto que pensó que se le saldría, frente a él estaba el mejor guitarrista del mundo.


—Hola— saludo, su cabello estaba desordenado, sus labios parecían mas rojos que ayer, y Rin no pudo evitar bajar sus ojos a su cuello, notando lo marcado que estaba. Lucia cansado, y aun así, el chico le dedico una sonrisa demasiado brillante para esta hora de la mañana.

—H-hola, mi nombre es Rin, es un placer.

—Mi nombre es Eren, vamos a mi habitación.— Rin se quedo en blanco, ¿el chico le estaba pidiendo eso?

—¿T-t-t-tu habitación?— tartamudeo estúpidamente.

—Sí, ahí esta mi guitarra.

—Ahh, claro. Tu guitarra.— dijo rojo hasta las orejas, Eren sonrió de lado, y Rin pensó que esa sonrisa debería ser ilegal.


Camino detrás del chico hasta otra habitación, en ella había un sillón de cuero blanco, una mesa con varias hojas regadas, había un tocador que tenia un estuche negro de guitarra. Las paredes también tenían frases, pero estas eran completamente diferentes. Hubo una que llamo su atención, una sobre su cama. Le dio una curiosidad de muerte, pero se limito a seguir a Eren hasta que este le indico sentarse y él obedeció.


Eren camino hasta el estuche y saco de ahí una guitarra acústica.


—Uh, yo creí que me enseñarías la eléctrica...

—Bueno, Rin. Para aprender eso debes tocar una acústica primero.

—Ah. Lo siento.— se decidió a mantener la boca cerrada.

Eren se sentó a su lado, acomodándose la guitarra, movió su cabeza apartando un mechón de sus ojos.


—Bueno, yo aprendí por mi mismo. Así que no se que esperas de mi— sonrió encogiéndose de hombros— te enseñare a mi método, pon atención a mis manos. Tocare algo para ti.

Mi Peor Perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora