-T-tengo miedo- susurró Leslie aferrada a Scott. La voz había salido casi inaudible y el corazón de Scott se achicó por el dolor que sintió al escucharla.
-¿De que?- preguntó y aún abrazándola besó el cuello de su novia.
-De que no vuelvas. De que te vaya tan bien, tanto que te olvides de que existo y de que me dejes sola- Leslie apretó más a Scott y sus manos se aferraron a la mochila que llevaba en la espalda.
Scott se separó de ella y le tomó las mejillas. Como era capaz de pensar en algo como eso. Era el amor de su vida y aunque tuviera mil mujeres en frente, con cuerpos perfectos, siempre escogería a su Les porque era a la cual amaba profundamente -Mírame...- Leslie le vio con lo ojitos tristes y dejó un beso prolongado en la frente. Ella luchó contra las lágrimas que querían salir pero no tuvo mucha suerte -Así sea el jugador estrella de los Nets o de cualquier equipo de baloncesto reconocido no me olvidaré de ti y mucho menos permitiré que otra mujer entre en mi mente y mucho menos en mi corazón- dijo observándola fijamente.
-Tu corazón tiene mi nombre tatuado- dijo y entrelazó sus manos por el espacio entre la mochila y la espalda de él.
Scott enterró su rostro en el cuello de su novia y dejó un besito en el -Ahora...te suplico que no te enamores de alguien más y espérame que solo serán algunos meses- susurró aún enterrado en el cuello de ella.
-Mi corazón, también, tiene tu nombre muy grabado en él- susurró ella y cuando iba a besarlo las bocinas que anunciaba el aborde de un vuelo le interrumpió y ella gruñó y volvió a aferrarse a él.
-Vuelo 259 con destino a Los Ángeles favor de abordar-
-Nena...- comenzó hablar Scott y ella negó encima de su pecho -nena ya es hora- susurró cerca de su oreja y sintió como Leslie lo apretaba más fuerte. Casi le cortaba la respiración de lo tan fuerte que lo estaba apretando.
-Nooo- se quejó ella al borde de las lágrimas -n-no te vayas- la voz le tembló -no me dejes- y un sollozo se le escapó de sus labios.
Scott no dijo nada porqué el nudo en la garganta, que a cada palabra de ella se agrandaba, se lo impedía. Las palabras ya sobraban pero no podía estar bien si la dejaba así sin ninguna palabra que la hiciera sentir mejor de ánimo -N-no quiero irme, bebé pero vendré en cuanto pueda- susurró con la voz entrecortada. A él también le dolía separarse de ella. Las manos de él se ciñeron a la cintura de ella haciéndola gemir un poco por el dolor. Lo único que no necesitaba era a su novia desmoronándose emocionalmente frente a él y por su despedida. No soportaba verla así tan triste y llorando, y si estaba llorando él sabía que era más difícil de lo que imaginaba.
-T-te amo- susurró entrecortada Leslie. Sorbió por la nariz y se separó un poco de él.
Su rostro era un desastre porque lo tenía empapado en lágrimas, los ojos hinchados y el labio inferior rojo por la mordida que se había hecho para no soltar un sollozo. Aunque a decir verdad no ayudó mucho eso, uno que otro sollozo se había escapado.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra jugada perfecta
RomantikY así ellos se encuentran, enamorados el uno del otro y con el miedo en sus corazones de que sean rechazados. Pero como bien dice el dicho; el que no arriesga no gana. Quien de los dos tendría el valor de confesarle sus sentimientos al otro...antes...