-¿Vendrás mañana?- preguntó Leslie a Scott.
Ya había pasado dos semanas desde aquella llamada que terminó mejor de lo que esperaba. Era 23 de diciembre y Leslie y Scott nunca habían pasado unas navidades separados. Los dos estaban más que triste al saber que esta sería la primera Noche Buena y Navidad que pasarían alejados y más siendo la primera que la pasaban siendo novios. Pero ese, entre otros, era el precio que tenían que pagar por su relación.
-No lo creo nena, quieren ver mi rendimiento.- dijo Scott triste. De verdad necesitaba estar con Leslie y sabía que ella se sentía igual.
-Está bien.- dijo Leslie bajando la mirada.
Por fin la aerolínea se había contactado con él para devolverle su celular. La aerolínea se había disculpado de mil y una manera, dándole un viaje ida y vuelta para donde él escogiera y un descuento en su próxima compra de boletos. Tan pronto tuvo su celular en sus manos llamó por FaceTime a Leslie despertándola a media noche. No podía esperar por verla y sentirla un poco más cerca aunque tuvieran tres horas de diferencia y siete horas de vuelo. Leslie tenía la camisa que él le había regalado de su equipo favorito, Los Nets de Nueva York y aún adormilada contestó haciendo maldecir a Scott.
-Nena no me bajes la mirada por favor...- susurró Scott y Leslie lo volvió a mirar -no está en mis manos. Créeme que lo que menos quiero en este momento es pasar nuestra época favorita lejos de ti pero son órdenes.-
-Lo sé y lo entiendo. Además no es como si no me esperaba esto. Consecuencias de tenerte a distancia pero como quiera odio esto.- dijo con el rostro triste y la frustración reinando en el.
-Yo también lo odio nena.- dijo Scott mientras se pasaba una mano por la cabeza frustrado.
-No sabes cómo necesito tenerte junto a mí. No poder abrazarte, acariciarte pero sobre todo no poder besarte es lo que más me molesta.- dijo Leslie haciendo un gran esfuerzo por no llorar pero lo que no pudo evitar fue el tono triste de su voz.
Scott maldijo entre dientes al ver a su novia tan triste. Odiaba ser el causante de su tristeza -Tengo unas ganas terribles de tomar el primer avión e ir directo hasta ti. En realidad no pensé que te extrañaría tanto- susurró él mientras se acomodaba en el sofá de su habitación.
-No pasará pero lo deseo tanto...- se quedó observando perdidamente a los ojos de él.
-Yo también...- dijo Scott triste -Ya, no quiero que estés triste. Detesto verte así. Cambiemos de tema- dijo y Leslie asintió -¿Como te fue en el final de matemática?- preguntó él.
-Más o menos, sabes que no soy la más inteligente en cuestión a esa clase- dijo Leslie.
Leslie tomó una bocanada de aire al pensar en lo que había pasado justo minutos antes de entrar al salón. De hecho ella atribuía su poco rendimiento a eso. Iba de camino al salón de Matemáticas y de la nada fue tomada fuertemente del brazo y la encerraron en una covacha. Leslie odiaba los espacios pequeños y solo esperaba un episodio de pánico porqué era inevitable. La covacha estaba completamente oscura y olía realmente mal; y eso estaba haciendo que a Leslie se le revolviera el estómago, eso y el pánico que estaba comenzando a sentir.
Sus manos fueron aprisionadas por unas mucho más grandes que las de ella. Pensaba que era una broma pero cuando escuchó la voz de Sean se asustó grandemente. Sean la pegó, con su cuerpo, a una pared haciendo que soltara un pequeño gemido de dolor,
-¡Déjame ir!- gritó mientras trataba de soltarse del agarre.
-Dijiste que irías conmigo a una cita- susurró Sean cerca de su rostro.
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Nuestra jugada perfecta
RomansaY así ellos se encuentran, enamorados el uno del otro y con el miedo en sus corazones de que sean rechazados. Pero como bien dice el dicho; el que no arriesga no gana. Quien de los dos tendría el valor de confesarle sus sentimientos al otro...antes...