Nuestra jugada perfecta

18. Tú, mi verdad

-Les, Julianne Evans te espera en la sala fisioterapia.- anunció Janet, su compañera de trabajo.

-Ya voy.- dijo Leslie luego de decirle algunas indicaciones a la joven que estaba con ella. La jovencita de unos dieciséis años había tenido un accidente de auto al escapárseles a sus padres.

-Hola, soy Leslie Wrig...- dijo y se calló inmediatamente -¿Que haces aquí?- dijo al ver a Scott sentado en la camilla.

-Necesito hablar contigo- dijo lo más seguro posible pero la verdad era que se moría de los nervios.

No quería que volviera a dejarle con la palabra en la boca. Necesitaba explicarle lo que había pasado hace mucho tiempo. Necesitaba decirle que Morgan fue la culpable de todo. Además de que moría por abrazarla, besarla y no volver a soltarla. Su manos le sudaban y su corazón latía a toda prisa.

Quería saber que había sido de su vida. Si tenía novio, que ha decir verdad rogaba que no lo tuviera, su planes, si tenía hijos o si estaba casada.

-¿De...?- preguntó Leslie tensa por la presencia de Scott

-De lo sucedido. Del porque nos separamos- dijo y se bajó de la camilla caminando hacia Leslie -De ti, de mi, de nosotros-

-¿Que tienes que decir? ¿Que por arte de magia Morgan apareció en la biblioteca y te besó? No me creas estúpida.- dijo mirándole mal y al ver que este se acercaba se fue a la camilla.

-Pues sí. Morgan apareció de la nada y me besó. ¡Yo no sabía que ella se encontraba en California!- gritó exasperado al ver que ella huía cada vez que se acercaba.

-Claro y mi madre me quiere- dijo despectiva y Scott frunció el ceño.

-¡Te estoy diciendo la verdad!- volvió a gritar y Leslie lo miró mal. No era el lugar más apropiado para estar gritando.

-Tú, de verdad no tienes nada- dijo Leslie entre dientes -Y deja de gritar que esto no es una cancha de baloncesto- gruñó

Scott le miró y al verla buscando en el escritorio, quien sabe que, la acorraló sin previo aviso. Ya estaba cansado de que lo evitara tanto tiempo. La giró entre sus brazos encarándole por primera vez. El grito que soltó ella lo hizo sonreír pues sabía que estaba nerviosa.

-Tú eres mi verdad...- susurró muy cerca de sus labios -Tú eres lo más verdadero que tengo en mi vida-

Leslie tenía la respiración entrecortada y su corazón latía como si hubiese corrido millas y millas sin ningún descanso. Tenerlo tan cerca cono estaba, estaba revolviendo sus sentidos, revolviendo viejos sentimientos. Trató de alejarse pero en un movimiento rápido Scott la había trepado al escritorio.

-A-Aléjate...- dijo cuando Scott sonrió.

-¿En serio piensas que me alejaré ahora que te tengo?- dijo y Leslie le detuvo con la mano.

-¿En serio piensas que te quiero cerca de mí? Después de lo que me hiciste.- dijo Leslie con desprecio -Estás loco-

Scott suspiró con frustración. Necesitaba que ella entrara en razón. Sabía que ella era igual que él y que sería difícil que ella volviera a creer en él. Acercó lentamente una mano a la mejilla de ella pero ella se la apartó de un golpe

-No me toques- dijo enojada.

-Por favor...- suplicó Scott y Leslie no dijo ni hizo nada para detenerlo.

Leslie inconscientemente cerró sus ojos al sentir las caricias que Scott le hacía. No podía negar que ambos extrañaban sentir el toque del otro. Scott se acercó a ella casi para besarle juntando sus frentes y no dudo en susurrarle las dos palabras más importantes en su vida. Las dos palabras que desde hacía cuatro años atrás no las decía.