Capítulo 3

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*Este capítulo es ridiculamente largo pero es muy importante para la historia, como ya deberían saber* 

Dejé que mi cuerpo flotara mientras que Albus y Harry caminaban a lo largo de la calle. Harry parecía encontrarse incómodo por alguna razón, en cambio, Albus parecía estar muy cómodo con la situación.

—Tengan las varitas preparadas —nos advirtió con tranquilidad.

—Creía que tenía prohibido hacer magia fuera del colegio, señor. – Murmuró Harry con confusión.

—Si te atacan, te autorizo a usar cualquier contra-embrujo o contra-maldición que se te ocurra. Sin embargo, no creo que esta noche deba preocuparte esa eventualidad.

— ¿Por qué no, señor?

—Porque están conmigo. Con eso bastará, Harry. —Al llegar al final de Privet Drive se detuvo en seco, por ende, empecé a flotar con más suavidad y lentitud—. Todavía no has aprobado el examen de Aparición, ¿verdad? —preguntó a Harry, mirándolo con ojos entrecerrados.

—No. Creía que para presentarse a ese examen había que tener diecisiete años...

—Así es, excepto por Artemisa. De modo que tendrás que sujetarte con fuerza a mi brazo. Al izquierdo, si no te importa. Como ya has visto, mi brazo derecho está un poco frágil. —Harry se agarró al antebrazo que le ofrecía—. Muy bien. Allá vamos. Artemisa, querida, será mejor que no pierdas la vista, ¿vale?

Asentí, cerrando los ojos y acercándome a Albus. Puse un dedo en su cabeza, aferrándome con fuerza del sombrero que llevaba. El gancho que se siente en la aparición hizo que me sintiera fatigosamente torpe por un instante. Me solté de Albus cuando la sensación desapareció, quedé flotando a medio metro del suelo mientras que respiraba dificultosamente.

Le eché una ojeada a mi entorno, estábamos en una plaza de pueblo desierta, en cuyo centro había un viejo monumento a los caídos y unos cuantos bancos.

— ¿Te encuentras bien? —Le preguntó Albus a Harry, mirándolo con interés—. Lleva tiempo acostumbrarse a esta sensación.

—Estoy bien —contestó el chico frotándose las orejas—. Pero creo que prefiero las escobas.

Solté una risita débil mientras me deslizaba por el aire. Albus sonrió, se abrigó un poco más con su capa de viaje.

—Por aquí. —Echó a andar con brío por delante de una posada vacía y de varias casas. Según el reloj de una iglesia cercana, era casi medianoche—. Y dime, Harry, ¿te ha dolido últimamente... la cicatriz?

El chico se llevó una mano a la frente y se frotó la marca con forma de rayo. Lo miré con interés.

—No —contestó—, y no lo entiendo. Creí que me ardería siempre, ya que Voldemort está recobrando su poder.

Albus puso cara de satisfacción.

—Yo, en cambio, creí todo lo contrario. Lord Voldemort ha comprendido por fin lo peligroso que puede resultar que accedas a sus pensamientos y sus sentimientos. Al parecer, ahora está empleando la Oclumancia contra ti.

—Pues por mí, mejor —repuso Harry.

<< Oye, Harry >> Canturreé en su mente haciendo que se sobresaltara.

<< Sigo sin acostumbrarme a esto, ¿sabes? >>

<< Te acostumbrarás, créeme. >> Sonreí internamente. << Además, quería que supieras que Sirius te extraña mucho y que ya no puede esperar para verte >>

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora