Capítulo 15

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Siempre me he preguntado cómo era posible que los chismes se corriesen tan rápido. Quiero decir, ¿será cierto que las paredes pueden escuchar? ¡Merlín!

Me encontraba caminando por los pasillos de Hogwarts con Scorpius, Theo y Blaise. Las personas me veían con curiosidad y cuchicheaban, como si yo no los pudiese escuchar.

– ¿Supiste que Draco Malfoy y Artemisa Slytherin volvieron como pareja?

– ¿Qué? Pensé que estaban peleados...

– Se rumoreaba que ella le había perdonado pero no creí que volviesen como pareja...

– ¡Qué envidia! Draco Malfoy es un bombón.

Solté una risita mientras caminábamos más rápido. Theo pasó un brazo por mis hombros, evitando tocar a Scorpius.

– Entonces, pequeña Slytherin, ¿cómo hiciste para que Malfoy volviese a caer a tus pies? – Blaise subió y bajó varias veces las cejas, riéndose. – Por tu culpa no podré hacer más chistes sobre tu helada relación amoroso...

– Basta, Blaise. – Le golpeé en el hombro, riendo entre dientes. – Muévete, llegaremos tarde a Pociones. Sabes que Sluggy nos adora pero detesta que lleguemos tarde.

Caminamos más deprisa, ignorando las voces de las chicas que murmuraban sobre mi relación con Draco. Qué humillante es no tener privacidad.

Llegamos al salón y nos acercamos a la mesa donde se encontraba Draco. Él me miró, sonrió con cansancio y se nos adelantó, caminando hacia nosotros. Me dio un beso en la frente.

– ¿Cómo estás? – Me preguntó, ignorando a Theo y a Blaise.

– Supongo que bien, ¿cómo estás tú?

– Agotado. – Me tomó de la mano para poder jugar con mis dedos. – Extrañaba tener estos momentos contigo, dulzura.

Solté una risa burlona.

– ¿Dulzura? ¿Qué me ves? ¿Cara de caramelo? – Blaise se rió.

– Eres tan poco romántica...

Fuimos hasta la mesa cuando Slughorn entró al salón.

— ¡Cállense, por favor, cállense! ¡Deprisa, esta tarde tenemos mucho trabajo! Tercera Ley de Golpalott... ¿Quién la sabe? ¡La señorita Granger, cómo no!

—La Tercera Ley de Golpalott establece que el antídoto para un veneno confeccionado con diversos componentes es igual a algo más que la suma de los antídotos de cada uno de sus diversos componentes —recitó Hermione de carrerilla.

— ¡Exacto! —exclamó Slughorn, eufórico—. ¡Diez puntos para Gryffindor! Pues bien, si damos por válida esa ley...

Draco seguía jugando con mi mano, lo cual hacia que mi concentración fuese menor a la de la mayoría de las personas del aula.

—...lo cual significa, como es evidente, que suponiendo que hayamos conseguido identificar correctamente los ingredientes de la poción mediante el revelahechizos de Scarpin, nuestro principal objetivo no es seleccionar los antídotos de cada uno de esos ingredientes (tarea relativamente sencilla), sino encontrar un componente adicional que, mediante un proceso casi alquímico, transforme esos elementos dispares, así pues —terminó Slughorn—, quiero que cada uno de ustedes se levante y coja una de estas ampollas de mi mesa. Tienen que preparar un antídoto del veneno que contienen antes de que termine la clase. ¡Buena suerte, y no olviden ponerse los guantes protectores!

Hice que Draco soltase mi mano mientras iba en búsqueda de una de las ampolletas.

– Señorita Slytherin, para usted tengo otro trabajo. – El profesor se me acercó, sonriente. – Estoy seguro de que es muy capaz al momento de preparar un antídoto y, por esa razón, he decidido que usted realizará algo aún más fascinante.

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora