La Historia de Albus |2|

3.2K 295 64
                                    

Solía creer que las personas podían cambiar su forma de ser.

Bueno...

Tal vez eso no era del todo cierto.

Después de que todo el colegio se enterase de la "discusión" que tuvieron Artemisa Slytherin y Draco Malfoy, la noticia de nuestra ruptura voló más rápido que la pólvora.

Sin exagerar. En serio.

Cuando me refiero a todas las personas, hablo de cada una de las personas que tienen aunque sea una relación con Hogwarts, lo que da pie a que, el día siguiente de nuestro doloroso rompimiento, me llegase una carta de Sirius Black y de Remus Lupin. ¡No lo podía creer! ¿¡Acaso no puede existir la privacidad!?

Por Merlín, Artemisa, hablas como si fueras una persona famosa. No te queda ese papel.

En fin...lo único que me queda decir es que la vida no siempre es maravillosa.

**

Recosté mi cabeza en el escritorio de Albus, suspirando con pesadez. Él se mantenía en silencio, observando a través de la ventana mientras que yo llevaba cinco minutos sentada en aquella no tan cómoda butaca.

– Me he enterado de lo que sucedió. – Dijo por fin, girándose para observarme. – Lamento mucho que hayan roto, eran una pareja con bastante química. Si te soy sincero, eran mi pareja favorita hasta los momentos.

– Digamos que la química no era suficiente para mantenernos juntos. – Cerré los ojos, sintiendo aquel vacío tan profundo que había aparecido en mi pecho después de que Draco dijese lo que dijo. – ¿Quién te contó?

– Severus – se acomodó en su asiento, quitándose las gafas que descansaban sobre la punta de su nariz.

¡Qué chismoso!

– Bueno, Artemisa, dejemos aún lado el presente y remontémonos en el ferrocarril del pasado. – Albus me sonrió, volvió a ponerse los lentes de redonda montura. – La última vez te conté lo que había sucedido con mi familia. Con mí querida hermana. Pero todo mejoró un poco cuando, por fin, llegué a la edad de once años. Comencé a asistir a Hogwarts en otoño de 1892 y fui seleccionado para la casa de Gryffindor. Mi primer año fue bastante abrumador, ya que fui recibido bajo el peso de que mi padre había herido a esos tres muggles que habían dejado a mi hermana enferma. Me hice amigo de Elphias Doge el primer día en el colegio ya que él estaba sufriendo de viruela de dragón y nadie se le acercaba. Siempre consideré que la belleza exterior era un punto a favor de la vista pero lo que, en verdad, importa es la belleza interior que poseemos como seres humanos. Sin embargo, en el transcurso de los años, las personas se empezaron a abrir conmigo y pude comenzar a tener verdaderos amigos. Obtuve varios reconocimientos con los cuales me gané el respeto de las personas, la admiración de los medios y la envidia de los que no podían alcanzarlo. Fui tanto prefecto, en quinto año, como Premio Anual en mi séptimo año. – Soltó un suspiro. – Recuerdo que una vez quemé las cortinas de mi dormitorio. Fue un accidente, por supuesto. Pero, aquí, entre nosotros, jamás me gustaron esas viejas telas.

Solté una risita mientras me acomodaba en mi asiento, escuchando con atención a Albus.

– Después me gradué. Desde que comenzamos séptimo curso, Elphias y yo nos habíamos planteado el hacer el tradicional "Gran Viaje" alrededor del mundo. Estábamos muy emocionados, todo iba excelente, sin embargo, una tragedia se produjo en la víspera del viaje. Mi madre, Kendra, había fallecido por una explosión causada por mi hermana, Ariana. Y eso significó tener que posponer el viaje y el que yo tuviese que convertirme en el jefe de mi pequeña y rota familia.

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora