Capítulo 18

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*Capítulo largo*

Estaba sentada en el suelo del vestíbulo, esperando a que Filch terminase su ronda de supervisión en esa zona del castillo. Scorpius estaba impaciente, sus ojos no se apartaban de la gran puerta de madera que conducía al exterior de Hogwarts.

Filch nos miró con repulsión antes de abandonar el vestíbulo. Me levanté del suelo, alisando mi vestido negro (especial para la ocasión) y quitándole el polvo. Filch había olvidado cerrar la puerta principal, en realidad, la había dejado medio abierta, permitiendo que el frío viento se deslizara hacia el interior del castillo.

– ¿Artemisa? – Di un brinquito al escuchar la voz de Harry Potter. – ¿Qué estás haciendo?

– ¡Harry! – Bramé soltando el aire que había estado encerrado en mis pulmones. – Voy a visitar a Hagrid...

– ¿Ah, sí? Yo también voy a verlo. – Me sonrió con entusiasmo. No sé si sería mi imaginación pero, Harry parecía mucho más alegre y tranquilo esta noche. – ¿Vamos?

– Sí, sí.

Salimos del castillo viendo aquel hermoso cielo nocturno. Harry sonreía de oreja a oreja mientras tomaba mi codo y me arrastraba escalones abajo, para poder salir al jardín en aquella penumbra.

– Sígueme, Arts, me gustaría pasar por el huerto antes de ir a la cabaña de Hagrid.

– ¿Al huerto? ¿Eso no nos desviaría del camino? – Pregunté con confusión mientras era arrastrada por Harry.

– Tengo una corazonada – musitó, guiñándome un ojo verde. – Confía en mí.

– Está bien, Harry. Confío en ti.

Así pues, nos dirigimos hacia el huerto, donde pudimos divisar al Sluggy y a la profesora Sprout. Miré con alarma a Harry, pero él estaba feliz y tranquilo, escuchando la conversación que compartían los profesores.

—...Te agradezco que te hayas tomado tantas molestias, Pomona —decía Slughorn con cortesía—. Casi todas las autoridades están de acuerdo en que son más eficaces si se recogen a la hora del crepúsculo.

– Sí, yo también lo creo –coincidió la profesora Sprout con tono cariñoso –. ¿Tendrás bastante con esto?

– Sí, sí. De sobre –dijo Sluggy, cargando un montón de plantas. – Aquí hay algunas hojas para uno de mis alumnos de tercero, y otras de repuesto por alguien las cuece demasiado...¡Buenas noches y muchas gracias!

La profesora echó a andar en la oscuridad, cada vez más intensa, en dirección a sus invernaderos, y Sluggy dirigió sus pasos hacia el sitio donde estábamos Harry y yo.

– Buenas noches, profesor. – Exclamó Harry, sorprendiéndonos tanto a Sluggy como a mí.

– ¡Por las barbas de Merlín, Harry, Artemisa, me han dado un susto de muerte! –Exclamó Sluggy parándose en seco y observándonos con recelo. – ¿Cómo han salido del castillo?

—Filch olvidó cerrar las puertas con llave —reveló Harry con jovialidad, lo miré perpleja.

¿Qué se estaba proponiendo este muchacho?

—Tendré que informar de eso. Creo que ese conserje está más preocupado por la limpieza que por la seguridad... Pero ¿qué hacen aquí? – preguntó con la frente arrugada.

—Verá, señor, se trata de Hagrid —contestó Harry, abrí los ojos de par en par, ¿qué estás haciendo, Harry Potter? —. Está muy apenado... No se lo contará a nadie, ¿verdad, profesor? No quiero causarle problemas a Hagrid...

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora