Capítulo 9

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– Arts...

Me desperté de improvisto, abriendo los ojos lentamente. Había tenido uno de los peores sueños, más que un sueño una pesadilla, en la cual me encontraba siendo arrastrada por los pasillos de Hogwarts, alejándome cada vez más de mis amigos y de mi nueva familia. Pero nadie parecía poder escuchar mis gritos de pavor.

Lentamente fui percatándome del lugar donde me encontraba, en uno de los sillones de la sala común de Slytherin. Mi cabeza se encontraba apoyada en las piernas de Draco, quien acariciaba mi cabeza con ternura.

– Arts –repitió él, susurrando. – Necesito que me acompañes a un lugar.

– ¿En verdad tiene que ser en este momento? – Pregunté mientras me frotaba los ojos.

Draco enarcó las cejas.

– Por favor, Arts, será rápido. – Me intentó convencer.

Le miré profundamente, analizando su aspecto. En sus ojos brillaba algo que jamás había notado, una mezcla entre emoción y duda. Suspiré mientras me ponía pie haciendo el menor ruido posible, ya que debían ser, aproximadamente, las doce de la noche.

– Muy bien.

Draco se levantó de un salto, me cogió de la mano y juntos fuimos hacia la salida de la sala común.

– Espera un segundo, Draco. – Le detuve antes de cruzar el umbral, él frenó y me miró con suspicacia. – ¡Scorpius! – Llamé a mi mejor amigo, siseando. A los pocos segundos, Scorpius empezó a bajar las escaleras, arrastrándose hacia nosotros. Se subió por mis piernas hasta colocarse en mis hombros. – Vamos.

Andamos en silencio, con la luz de nuestras varitas iluminando el camino. Draco parecía encontrarse ansioso, no paraba de mirar a un lado y hacia otro, como temiendo que alguien nos pudiese descubrir. Antes de que pudiese pensar un lugar al cual Draco quisiese ir, llegamos al séptimo piso. Nos paramos frente de un tapiz de Bárnabas el Chiflado, quien dormía profundamente.

– ¿Draco? – Pregunté en un susurro. – ¿Qué hacemos...?

Frente a nosotros, apareció una puerta.

Estábamos en la Sala de Menesteres. El mismo lugar donde me había reunido el año pasado para hacer las prácticas del Ejército de Dumbledore. Draco empujó la puerta, nos hallábamos en una sala enorme, del tamaño de una catedral, por cuyas altas ventanas entraban rayos de luz que iluminaban una especie de ciudad de altísimos muros construidos con lo que probablemente eran objetos escondidos por varias generaciones de habitantes de Hogwarts.

– Ayúdame a buscar un armario, Arts. – Dijo Draco, mirando a su alrededor y soltando mi mano.

– ¿Un armario? – Pregunté con confusión, echando un vistazo a los objetos que habían en esa sala tan grande. – ¿Para qué quieres un armario, Draco?

Draco me miró con nerviosismo.

– Eh...luego te cuento, ¿sí? – Suspiró con pesadez. – Es una sorpresa.

Me giré para verle la cara pero él ya había comenzado a andar en dirección opuesta, metiéndose entre los objetos acumulados.

– Ve hacia el otro lado, tal vez tengamos suerte y lo consigamos con rapidez. – Me apremió mientras echaba una ojeada hacia atrás.

<< Tu novio es bastante peculiar >> Evangeline hizo acto de presencia en mi cabeza. << ¿Para qué querrá un armario? >>

<< No tengo ni la menor idea, Evangeline. Y eso me está preocupando >>

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora