Capítulo 14

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Miren qué caricatura más hermosa, desería que Molly le hiciese un suéter a Draco. 

¡Capítulo largo!

Las vacaciones de Navidad pasaron volando. Casi no tuve tiempo de compartir con Sirius y con Remus, ya que todos parecían encontrarse devastadoramente preocupados con la realidad actual que estaba viviendo el Mundo Mágico.

Aunque me llevaba varios obsequios muy preciados que habían sido regalos de las personas más cercanas a mí. Un nuevo suéter tejido por Molly, un par de tacones y dos vestidos que me regaló Fleur, una nueva cámara mágica que me obsequiaron Sirius y Remus, en conjunto; un anillo de plata que me había enviado Kreacher. Y, uno de los obsequios que más me había gustado, una tonelada de caramelos de menta, cortesía de Fred y George (sin contar los cupones gratis para su tienda). Theodore y Blaise se habían juntado para comprarme una cadena de oro blanco que llevaba una pequeña snitch dorado como dije.

Harry y Hermione también se habían coordinado a la hora de hacerme el regalo, ya que ambos me habían regalado una colección de libros referentes a historias o leyendas muggles. Pero el regalo que más me había gustado fue una simple carta, acompañada por una rosa blanca y una barra de chocolate, escrita por el mismísimo Draco Malfoy.

Querida Artemisa:

Siéndote totalmente sincero, no estoy muy seguro de cómo escribir una carta en la cual pueda expresar todos mis sentimientos pero, llenándome de un coraje que no sabía que poseía, me he inspirado a tal punto de crear esta carta. Me parece mucho más sencillo escribir mis ideas y mis pensamientos que decirlos en voz alta, siento que tengo mayor autocontrol al momento de expresar mis más grandes secretos.

No puedo comprender cómo es posible que me perdonases después de todas las terribles acciones que me he visto, de alguna u otra forma, obligado a cometer. ¿Cómo es posible que me dieses una oportunidad más? ¿Por qué eres tan buena persona conmigo después de todas las cosas terribles que hice? ¡Me haces sentir como un completo inútil, Arts!

Cuando estoy contigo siento que puedo ser el verdadero Draco Malfoy, no el falso y altanero hijo de Lucius Malfoy. No sabes cuánto agradezco el haberte conocido, cuánto agradezco el poder ser parte de tu vida. Estoy tan agradecido contigo, Arts. Eres una de las personas más importantes de mi vida.

Siempre he considerado que el amor hace débil a las personas o eso es lo que mi padre me explicó cuando era un tonto bebé sin fundamentos lógicos ni emocionales. Pero, después que te conocí, en mi mundo, mi foro interno, hubo una verdadera revolución. Mi mundo era pragmático, ordenado y casi perfecto y, de repente, llegaste tú. Con tus ideas locas, tus risas tan repentinas, tu maldita temeridad, tus esfuerzos por ser aún más interesante y todo lo que había antes de ti, cada minúscula cosas, empezó a parecerme malditamente aburrido.

Fue entonces que, como un tonto idiota, caí profundo. Y me enamoré de ti.

Atentamente,

Draco Malfoy (Tu huroncito)

**

Al llegar a Hogwarts, mediante comunicación directa con polvo flu, lo primero que hice fue buscar a Draco Malfoy. Me habían comentado que se había quedado en Hogwarts en las vacaciones de Navidad porque en su casa había visitas muy importantes y él no quería interrumpir las negociaciones que se daban a lugar (Palabras textuales de Theo).

Me encontraba corriendo por los pasillos de Hogwarts, buscando aquel cabello rubio platinado. Scorpius se había ido hacia la cabaña de Hagrid, ya que éste me había enviado una carta, poco después de Año Nuevo, en la cual invitaba a Scorpius a pasar un rato por su casa para que ambos pudiesen compartir una comida.

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora